CAPÍTULO 18

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“Mi destino era junto a ti”

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Mi destino era junto a ti”

—Shhh cállate Stela la vas a despertar.

—¡Pero solo dije que me gustaba su marca!

Abro los ojos un tanto somnolienta con la sorpresa de ver a dos chicas al pie de la cama.

—¿Cory?—pregunto al ver a la mate de Camilo. Mi atención se fija en la chica de cabello café y fleco, recuerdo haberla visto antes pero su nombre me es borroso.

—Am, disculpa tu…

— Soy Stela, la amiga de Alan— aclara con una sonrisa. Asiento con la cabeza poniéndome en una mejor posición.

—¿Y Christopher?— Pregunto un poco incómodo.

—Tenía algunos asuntos que atender, eran urgentes y nos pidió que te cuidáramos. Literalmente nos cortará la cabeza si algo te pasa— Exclamó la tal Stela.

— Oh ya veo— en ese instante una extraña necesidad por hablar con Luciana me llenó. La extrañaba y quería saber si estaba bien.

—Extrañas a alguien— aclaró Cory.

—¿Cómo lo sabes?

—Una habilidad que tengo es el sentir las emociones de los demás.

Me quedé con la boca abierta y un tanto desconcertada. Al final de cuentas Cory y Stela resultaron ser bastante agradables. Desayuné en la cama con su compañía. Me contaron algunas cosas interesantes de este lugar, por ejemplo que hay un gran lago cerca de aquí, claro que en estos momentos está congelado, también me enteré de la existencia de un jardín, un jardín luminiscente, que por las noches regala el mejor escenario de luces y creaturas posible.

Quería recuperarme y salir a explorar. Solo a mí se me ocurre accidentarme en estos momentos. Otra cosa que me contaron es que la mayoría ya sabe que el Alpha encontro a su mate y es la única humana de aquí. El rumor de que Caín el líder del Clan Vampiro también había encontrado a su Tua cantante, impresionó a muchos.

Luego de la plática entretenida me ayudaron a llegar al baño para que pudiese entrar a la ducha, después de sentirme limpia y caliente salí envuelta en una toalla. Dentro de la habitación ya no se encontraban las chicas, si no un muy atractivo Christopher apunto de abrocharse una nueva camisa.

— Volviste— Susurré. Sonrió y se acercó a mí rápidamente, aún no me acostumbraba a su rapidez.

— No debes estar levantada Andrea— Murmuró por lo bajo. Me cargó en brazos hasta dejarme al pie de la cama, tomó una de sus toallas y empezó a secar las gotas de agua que caían de mi frente. La temperatura era baja, y aunque me gustaba el frío, mi cuerpo húmedo no me ayudaba mucho.

MI LUNA (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora