CAPÍTULO 16.

24.5K 2K 139
                                    


•Mi Luna•

Me encontraba sumamente nerviosa y preocupada, no podía dejar de mover mi pierna una y otra vez, golpeando la planta de mi pie contra el suelo.


—¿Y si regresamos por ella?— Pregunté con el corazón en la garganta.

—Cielo, tu amiga estará bien, Caín es su nueva pareja no le hará daño— Fingí una sonrisa.

Me negaba a creer que el mundo conspirara así en nuestra contra, o a favor dependiendo de todo lo que estaba pasando. Parecía una locura.
Solo espero que ese vampiro no pierda el control con Luciana, ella suele ser demasiado molesta cuando se lo propone. No soporto la idea de pensar en perderla, por más odiosa, castrosa, o simplemente impertinente, es mi mejor amiga y la quiero.

Hago una pequeña mueca, ya no escucho al personal de Christopher intentando recoger todo en la planta baja.

—Solo hemos interrumpido las cenas que nos organiza tu familia, lo lamento— me disculpé, porque era cierto, desde que llegamos todos terminan yéndose.

—Andrea no tienes nada de que disculparte, solo han sido pequeñas interrupciones.
Si claro, pequeñas interrupciones. Christopher siguió firmando algunos papeles que yacían sobre su escritorio. No tenía nada mejor que hacer así que decidí acompañarlo un rato en su despacho.

Aguanté un suspiro de enfado, mis lentes se empañan muy fácilmente aquí, me desprendí de ellos y busqué la solución y paño que usaba para limpiarlos en mi bolso. Una vez limpios volví a ponérmelos. Fruncí el ceño al notar que seguía viendo borroso. ¿Será que me aumentó la miopía? Normalmente podía quitarlos si quería y no me afectaban tanto.

—Andrea—  giré mi rostro hacía Chris, quién me miraba con el ceño fruncido.

—¿Todo bien?— Cuestionó.

—Si, ¿Por qué lo preguntas?

—Tu corazón empezó a latir como si estuvieras en un maratón.

Tragué saliva nerviosa, mierda, de reojo miré mi reloj, marcaba las nueve de la mañana cuando ya era medio día. La batería se terminó, no recordé tomar mis pastillas desde… ¡Mierda!

—Oh si, si, solo que olvidé que tenía que acompañar a Cory— ¿Así se llamaba? Tenía que inventar una excusa que funcionará. No quería causar más problemas. Y justo en este momento empezaba a sentirme mal.

— ¿Cory? ¿Te invitó a algún lado? — De pronto dejó de hacer lo que ocupaba su atención. Cerró la computadora viéndome dudoso.

Me puse de pie haciendo gestos con los brazos.

—Quiere darme un tour por los alrededores. Aprovecharé para platicar Cosas de chicas, preguntar sobre sus costumbres y esas cosas. Necesito un poco de aire —no lo dejé replicar cuando salí corriendo de su oficina.

No puedo creer que lleve dos días sin tomar las estúpidas pastillas, maldita sea. Todo este ajetreo me a tenido sumamente estresada. No creo que Chris me haya creído ni siquiera conozco bien a Cory, aunque es una chica muy amable.

Un pequeño mareo me hace recargarme al pie de la escalera.

Empiezo a respirar con la boca, tengo que bajar las escaleras y subir hacía las que dan con nuestra habitación. Ahora es cuando empiezo a maldecir que este lugar sea tan grande.  A medida que bajo las escaleras estás se me hacen infinitas, y más borrosas que antes. Cierro los ojos tratando de recuperarme.

Solo tengo que llegar abajo, bajo un par de escalones más pero el mareo es demasiado fuerte. Siento como pierdo el equilibrio y mi cabeza se golpea con la esquina de un escalón, mi cuerpo rueda y no puedo hacer nada para detenerlo, todo mi cuerpo duele.

MI LUNA (En Edición) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora