Tercer verso.

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Capítulo 16.

Habían pasado dos semanas desde esa noche donde ambos estuvieron juntos compartiendo la misma cama, pero ya era una costumbre, Law iba todas las noches antes de finalizar su turno al cuarto del pequeño, ambos se metían bajo las sábanas blancas, Luffy ocultaba su cuerpo entre los brazos del doctor quien lo abrazaba con cariño, acariciaba sus cabellos a la vez que le cantaba una que otra canción, lo hacía hasta que el menor cayera al cuidado en los brazos de morfeo.

Sólo hasta que el pequeño estuviera en paz podía irse, eso ya era rutinario.

O era...

--te dieron de alta Luffy.
--así es Lu, es hora de volver a casa, tus amigos están haya esperando.
--¡Ace! Era sorpresa...
--Oh...no, no hay nadie--sonrió torpemente el pecoso al mismo tiempo que el mayor soltaba un largo suspiro.
--prepárate Luffy, debemos irnos.
El pequeño monito no habia dicho nada, era cierto que ya había pasado su tiempo dentro del hospital pero no quería irse, deseaba estar más tiempo junto al doctor, seguir a su lado escuchando música, hablando o durmiendo entre sus brazos mientras su seductora voz lo arrullaba, no estaba listo--¿tan...pronto?
Ace lo miro con duda al mismo tiempo que Sabo arqueaba una ceja--llevas casi dos meses aquí Luffy--respondio el rubio--, es hora de volver a casa.
--oh, si...
--¿Luffy?
--¡no es nada!--movio sus manos--me voy a vestir...¿traen mi ropa?
--claro, esta en la silla, te daremos algo de espacio.

Dicho esto los dos mayores salieron dejándolo solo.
Fue en ese momento cuando un escalofrío lo rodeó por completo, subió por su columna vertebral hasta poder expandirse por todos lados, comenzó a recordar cada vez con mayor intensidad lo vivido en esa despedida, todas aquellas manos asperas tocando su cuerpo sin ningún cuidado, lastimandolo a tal grado de hacerlo sangrar, las lágrimas comenzaron a caer, recorrían ese sendero tan secreto, el de sus mejillas.

Sólo lloró una vez libero todos aquellos sentimientos sin temor a ser juzgado, lo hizo a la persona correcta.

Se levantó rápidamente, tomo sus ropas vistiéndose a una velocidad casi sorprendente, antes que llegará una enfermera para darle una última revisión emprendió una carrera--¿¡Luffy!?

Esa carrera era hacía el consultorio del Dr. Trafalgar Law.

La puerta siempre estaba abierta, él sólo salía de ahí cuando tenía que realizar una operación o bien era obligado atender consultas, pocas veces llamado al área de urgencias, por ello siempre estaba ahí, abrió la puerta de forma abrupta, prácticamente estuvo a nada de romperla, busco con la mirada al hombre de penetrantes ojos grises que estaba ahí, sentado frente a su escritorio sin hacer nada--¿Luffy-ya?--dudo unos segundos el cardiocirujano en el momento que el menor corrió hacía él para abrazarlo--¿ocurre algo?
El menor no dijo nada se limitó en hundir su rostro en el pecho ajeno, quería respirar una última vez el embriagador aroma del doctor antes de hablar, inhaló hasta poder llenar en su totalidad sus pulmones de aquel olor, después exhaló--no quiero irme aún.
--yo tampoco quiero que te vayas--acaricio sus cabellos con melancolía, porque era podría ser la última vez que lo haría, tenía una misión la cuál era encontrar con la ayuda del pequeño al traficante de droga pero, mando todo eso al carajo con el tiempo porque no quería atormentarlo, era lo que menos deseaba, buscaba con desespero calmar su dolor y cuando finalmente lo logro ahora jamás lo vería otra vez--pero debes de regresar a tu casa.
--pero, ahora tú eres mi hogar.
Las mejillas del cirujano se ruborizaron en cuanto sus miradas se cruzaron, desvió la mirada al mismo tiempo que con su mano intentaba inútilmente ocultar aquel rubor--también eres mi zona de confort Luffy-ya.
El menor sonrió--¿volveremos a vernos?
--no lose.
--te daré mi dirección y mi número de teléfono, porque, quiero verte siempre...se que tienes trabajo pero, no podría estar sin ti.
Law sonrió, busco en una de sus gavetas del escritorio del cuál saco una libreta con un lindo lápiz que tenía en la punta la cabeza de un oso polar--adelante.

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--¿irás a visitarme?
--¿tengo obligación de hacerlo?
El moreno infló sus mejillas ante la respuesta del doctor, por lo cuál el mayor sonrió, estaban ya en la entrada, cerca del umbral pero aún estaba cerrada, acarició la mejilla del más bajo sintiendo con total gozo aquella piel tan suave, miro a sus sonrosados labios con detenimiento por lo cuál se inclinó en su dirección, era seductora aquella visión pero tenía suficiente autocontrol--¿Torao?
--me gustaría decir que no, pero lo haré, iré a verte cuando sea mi día libre lo prometo.
Luffy sonrió alegre--¡muchas gracias!
--no debes de darme las gracias.
--¿porque no debería?
--porque visitarte, será frecuente.
--¿tendrás vacaciones entonces?
--no--sonrió.
Luffy iba a preguntar una vez más pero sus labios fueron sellados en el momento exacto cuando Law lo beso.

ƚ ℓ ҽ   ϝ ℓ α ɱ ҽ.   [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora