LA GRAN CENA

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Hola lectores, quiero agradecerles por darle la oportunidad a esta historia. Disfruten de este capitulo, saludos.


CAPITULO 3


—¡Muere gusano! — Gritó el sujeto de la navaja abalanzándose contra Ash.

—Maldición, ¡¡Quédate atrás!! — Exclamó Ash colocándose frente a Salvia.

El sujeto armado tira el primer ataque apuntando hacia el estómago de Ash, pero no contó con que Ash desviara el ataque con su mano izquierda, mientras que con la derecha sujeto la muñeca de su atacante.

—¡Suéltala! — Exigió el entrenador forcejeando.

—¡¡Cállate!! — Exclamó el sujeto arrebatando su mano del agarre de Ash.


El entrenador, tomó una pose de pela evidentemente de artes marciales, en ningún momento quitó su vista del atacante armado.


—Escucha no queremos problemas, solo déjanos en paz. — Pidió el chico azabache retrocediendo poco a poco.

—¡Muérete gusano! — Gritó el compañero del sujeto corriendo hacia a Ash con una vara larga en manos.

El chico giro rápidamente para ver a su atacante, se quita del camino haciendo una rodando por el suelo y el segundo sujeto termina por darle un fuerte golpe a su compañero justo en la cara en vez de a Ash.

—Oye creo que atacar a tu propio equipo no es muy buena táctica, ya lo noqueaste. — Dijo Ash al sujeto que lo acababa de atacar.

—¡Ay no! ¡jefe! — exclamo el sujeto apresurándose a ayudar a su camarada caído.

—Vamos, corre... — Susurró Ash a Salvia.

Ambos chicos comenzaron a escabullirse para escapar de ahí, sin embargo, el criminal se dio cuenta.

—¡Esto es culpa tuya, ahora veras! ¡Toma! — Dijo el sujeto preparando su golpe.

Ash intercepta el brazo de su contrincante antes de que bajara la vara, después simplemente conecta un golpe con la palma de su mano en la mandíbula del sujeto derribándolo.

—Maldición...— Resopló el sujeto en el suelo.

—Vamos, ya quédate ahí... — Imploró Ash cansado mientras voltea a ver a Salvia. — Vámonos o se nos hará tarde. — Sugirió el chico comenzando a caminar sin preocupación.

—C-claro. — Contestó Salvia retomando su camino junto con Ash.

—Bien, vamos. —

—Pero ¿Qué pasara con esos delincuentes? — Preguntó Salvia un poco preocupada.

—No te preocupes por ellos, aprendieron la lección. — Contestó Ash sin preocupación alguna.

Ash es muy misterioso ¿Acaso no habrá nada a lo que le tema o le preocupe? — Pensó Salvia viendo al chico.

—Apresúrate, si no Arnold me matara. — Habló Ash apresurando el paso.

—Sí, ya voy. — Respondió la chica apurándose.

Durante el camino, los dos chicos caminaban en silencio. Salvia no despegaba la vista del suelo, mientras que Ash simplemente caminaba viendo hacía en frente con una sonrisa relajada en su rostro. No fue hasta que llegaron de nuevo al palacio siendo recibidos por Arnold, quien tenía una expresión poco amistosa.

—Bonitas horas de llegar Ash. Creí haberte dicho que no hicieras nada tonto. — Hablo Arnold mientras se cruza de brazos.

—Sí, lo siento mucho. — Se disculpó el entrenador rascándose la cabeza.

—Necesito hablar contigo un momento — Suspiro Arnold volteando a ver a la princesa — Princesa vaya a su habitación, ya es tarde y esa ropa no es la adecuada para usted. — Indicó Arnold.

—Sí, buenas noches, Sir Ash. — Dijo Salvia despidiéndose y subiendo a su habitación.

—Buenas noches, princesa. — Respondió Ash.

Una vez que Salvia se retiró de la sala, Arnold se paró del sillón del que estaba sentado y se dirigió a su oficina.

—Acompáñame Ash. —

—Sí. —

Ambos entran a la oficina donde Arnold le pidió a Ash que tomara asiento, el chico simplemente obedeció. Arnold se sentó frente a su escritorio y comenzó a hablar.

—Ash ¿Tienes idea de que hora es? No es correcto que la princesa salga sin permiso, y mucho menos si es fuera del palacio y que vuelva a altas horas de la noche. Podría haber consecuencias. — Habló Arnold con seriedad.

—Escuche señor Arnold, yo sé que no es correcto, pero tampoco creo que sea correcto que la princesa este encerrada aquí cada momento de su vida. — Respondió Ash tratando de calmar a Arnold. — Pero si busca al culpable, ese sería yo. No se enoje con la princesa. — Pidió Ash con voz madura.

Eran de las pocas veces que Ash se mostraba sereno y maduro ante un problema, la mayoría de las veces recurre a la discusión para descubrir quién es el que en verdad tiene la culpa.

Arnold soltó un profundo suspiro.

—Ash, no es que este enojado contigo o con la princesa. Es el hecho de que me preocupa su seguridad, últimamente la región Sinnoh se ha vuelto de cierto modo un lugar peligroso con el equipo Galaxy por ahí fuera. — Explicó Arnold — Sé que tus intenciones no eran malas, pero ten en cuenta que queda poco tiempo para que Salvia asuma una responsabilidad muy grande. No podemos arriesgarnos a que algo le ocurra, no me perdonaría si algo le pasa. — Hablo Arnold con un tono diferente, muy paternal.

—Se ve que usted se preocupa mucho por ella. Pero ¿Se ha puesto a pensar si Salvia en verdad quiere ser princesa? — Pregunto Ash dejando confundido a Arnold.

—¿A qué te refieres? — Devolvió la pregunta.

—Cuando estábamos platicando, pude notar que ella es una chica muy curiosa y de espíritu libre, tal vez estar encerrada por siempre en un palacio no sea la mejor idea. Solo digo que, si usted se tomara un poco de tiempo para hablar con ella se dará cuenta de lo que hablo. — Respondió Ash.

— ¿Dices que es posible que Salvia no quiera ser princesa? — Volvió a preguntar Arnold con un poco de incredibilidad en su voz.

—Tal vez me esté equivocando, pero tal vez no. Técnicamente aun no conozco por completo a la princesa, pero tanto viajar por distintas partes del mundo me ha hecho ganar experiencias en muchos sentidos, el diferenciar las expresiones de las personas es una de ellas. Hable con ella, y si en algo puedo ayudarlo no dude en pedírmelo. — Dijo Ash mientras se para de su asiento y camina hacia la salida.

Arnold se quedó pensativo ante las palabras de Ash, lo más impactante para Arnold fue el hecho de que Ash actuaba exactamente igual a un viejo amigo que tuvo durante su juventud. Miles de recuerdos se vinieron a la cabeza de Arnold, de entre todos ellos resalto uno donde fue la última vez que vio a su mejor amigo.

—Aunque le que digas sea cierto, de cualquier forma, Salvia no podrá negarse a ser la próxima gobernadora de Sinnoh. Sería algo muy difícil, por no decir imposible. — Hablo Arnold con voz seria.

—Pienso diferente, y digo que hay muchas más opciones de las que uno piensa. Pero eso es algo que usted y la princesa deben discutir. Me voy a dormir, tenga buenas noches. — Finalizo Ash saliendo de la oficina de Arnold.

—Ash... eres igual a tu padre. — Susurro Arnold tomando un poco de vino.

ERES MI PRINCESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora