ALTA TENSIÓN

239 17 3
                                    


CAPITULO 3


El palacio se había envuelto en una atmósfera de finura y elegancia mediante avanzaba la noche. Los cocineros habían terminado de servir el aperitivo y ahora estaban a la espera para comenzar a servir el plato fuerte a los invitados. En la parte de enfrente de la mesa se encontraba seguramente la persona más importante de la noche, la joven princesa Salvia quien tenía una vista panorámica de todo lo que ocurría durante la cena.

La chica se veía un poco nerviosa debido a que quería que todo saliera como ella y Arnold lo habían planeado, odiaría si todo se fuera la basura. Aunque ella no era la más nerviosa en esta noche, había alguien mucho más nerviosa que ella.

Esto no me puede estar pasando, que hice yo para merecer esto... — Pensó un muy inquieto entrenador de pelo azabache.

En un parte de la mesa se encontraba Ash sentado tratando de degustar su aperitivo en paz, pero no podía y la razón era que Arnold se sentó unas dos sillas después de él, por lo que si en algún momento se le llegaba a olvidar lo que tanto habían practicado estaría en problemas.

Bien Ash tranquilízate ¿Qué es lo peor que podría pasar? — Siguió Ash con sus pensamientos.

Las miradas de unos cuantos invitados se posaron en el chico quien no había tocado ningún cubierto aun, poniendo muy nervioso al chico. Para los invitados, Ash era una cara nueva, alguien a quien nunca habían visto esa era la razón por la cual lo observaban con curiosidad.

No fue hasta que uno de los señores que estaba sentado al lado del entrenador le comenzó a hablar.

—Discúlpeme joven, nunca lo he visto, ¿Quién eres? — Cuestionó el señor.

Esto tomo por sorpresa a Ash quien comenzó a mover sus manos de forma inquieta mientras que jugaba con sus dedos.

—Hahaha ¿Yo? Si... este... — Ash tragó saliva. — Soy Ashton Ketchum... Alvares... un gusto conocerlo. — Contestó tartamudeando un poco.

—Ketchum ¿He? ¿Dónde había escuchado ese apellido antes?

—N-no sabría decirle jejeje. — Ash se comenzó a poner tenso.

—Mmm, y ¿Me podrías decir a que te dedicas? —

—Y-yo soy, soy... — ¿Cómo era? ¡Ah, sí! — ¡¡Trabajo de aviador!! — Exclamo finalmente el chico.

Luego de esta respuesta todo mundo se quedó mudo y dirigieron su vista al chico azabache quien ya estaba un poco sudoroso. Arnold por su parte se golpeó a si mismo con la palma de su mano en su cara debido a la pena que estaba sufriendo por presenciar esta escena.

—Eh, no espere quiero decir, piloto aviador. Sí, eso. — Corrigió el chico.

El señor estaba confundido y no era de menos, una respuesta como la que le acaban de dar dejaría sin palabras a cualquiera, era gracioso hasta cierto punto.

—Ya veo, ¿Cómo se llama la aerolínea en la que trabajas? —

—Ay, este yo, s-e llama, se llama... Guturi...sha... —

— ¿Guturisha? Nunca había oído hablar de esa aerolínea, además ese chico está actuando muy raro. Algo no anda bien aquí y voy a descubrirlo...Ya sé cómo. — Pensó aquel señor sonriendo maliciosamente. —Pues es un placer conocerte Ashton, mi nombre es Harold Germines, soy el primer ministro de la Región Sinnoh. — Dijo el señor presentándose y ofreciéndole la mano a Ash.

—Sí, un gusto. — Contestó Ash correspondiendo el saludo de manos.

—Para ser un buen piloto es necesario tener un buen físico y por lo que veo debes tener muy buen físico. — Dijo Harold preparando una trampa al azabache.

—Pues gracias, corro mucho en las mañanas. —

— Y ¿Dónde lo haces? Se supone que el horario de trabajo de un piloto es muy estricto. — Preguntó Harold sabiendo que su trampa estaba funcionando.

—Ah, yo...lo hago en el avión. — Contestó Ash nerviosamente.

—¡Jeje! Creo que a ti te gusta bromear. — Comentó el ministro sarcásticamente.

Arnold ya había visto suficiente, se paró de su asiento y se apresuró a ayudar al entrenador de su difícil situación.

—¡Jaja! Así es, Ash, ¿Podrías acompañarme a ver si la luna está llena? — Pidió Arnold mientras trataba de llevarse a Ash.

—Pero aún no hemos cenado. —Dijo el chico extrañado por el comportamiento de Arnold.

—Ahora. — Volvió a pedir Arnold dándole un pellizco al entrenador en su costilla.

—¡Ay! Sí, ya voy. — Dijo el chico adolorido y parándose de su asiento.

—Discúlpenos un momento, disfruten de la cena. — Dijo Arnold yéndose a donde el chico.

—No se preocupe señor Arnold, tome el tiempo que necesite. — Contestó Harold. —Veamos por cuanto tiempo pueden seguir con esta mentira. — Pensó con malicia.

Arnold y Ash caminaron a una zona donde no hubiera tanta gente para poder arreglar el asunto de forma discreta.

—Ash, ¿Qué es lo que te pasa? Estoy casi seguro de que el primer ministro ya sospecha de nuestro plan. — Regañó Arnold al entrenador.

—Lo sé, lo siento, pero es que no sé porque me puse tan nervioso. — Contestó Ash.

Arnold suspiró cansado.

—Está bien, solo trata de calmarte un poco. —

—Haré lo que pueda. —

—Por cierto, Ash. Salvia dará el brindis una vez que todos acaben de cenar, quiero que estés al pendiente de todo lo que pase alrededor, yo tengo que ir a mi oficina por unas cosas. —

—Bien yo me encargo. — Afirmó el azabache.

—Y recuerda que si llegas a ver alguna persona sospechosa... —

—¡Les pateo el trasero! —

—¿Qué? No, lo que harás será mantener cerca a Salvia y llevártela a su habitación, después... —

—¡Les pateo el trasero! —

—...No, lo que harás será ocultarla y luego avisarme. Yo me encargaré del resto. —

—¿En serio? Yo podría patearles el trasero. —

—Claro que sí. — Dijo Arnold con sarcasmo. — Ahora vuelve a tu lugar antes de que la cena termine. Yo iré a mi oficina.

—Está bien. — Contestó el chico.

Ash se dirigió hacia su asiento mientras que Arnold se iba en dirección a su oficina. Cuando Ash llego a su lugar comenzó a comer su aperitivo imitando a las personas que estaban a su alrededor.

Pasados unos minutos, ya todos habían terminado su aperitivo y ahora los camareros se encontraban sirviendo el plato fuerte.

¿Sopa? Bien, creo que no se me ha olvidado el cubierto correcto. —

Ash tomo una de las tantas cucharas que tenía en frente de él, para su suerte fue la correcta.

Luego de que todo mundo terminara sus respectivos alimentitos, llego la hora de que Salvia diera el brindis para poder dar comienzo a un baile de salón. La orquesta ya se encontraba lista para su tocada, solo faltaba que la joven princesa diera el inicio al brindis. La de cabellos azules se puso de pie y comenzó a hablar.

—Muy buenas noches a todos, hoy le quiero proponer un brindis en honor por el nuevo mandato de Sinnoh... — Hablo Salvia en voz alta.

Mientras la joven princesa proseguía con su brindis, Ash se mantenía muy atento a todo mundo en la mesa. Arnold todavía no llegaba, por lo que tendría que estar aún más atento, ante todo.

—Oye chico, ¿A caso te pasa algo? — Preguntó el primer ministro viendo al chico tan observador.

—No. — contesto el entrenador con simpleza sin dirigir la vista al ministro.

—Pues parece como si estuvieses buscando algo. — Comentó Harold acusadoramente.

Ash no prestaba atención al ministro, simplemente se mantenía en silencio mientras sus ojos observaban todo a su alrededor.

—Gracias por su atención ¡Salud! — Finalizo Salvia levantando una copa de vino.

—¡¡Salud!! — Dijeron todos los presentes levantando sus copas.

Esa fue la señal para que una orquesta comenzara a tocar. Salvia se vio satisfecha por el hecho de que todo estaba salido bien. Toda le gente paso del comedor al salón donde se llevaba a cabo el baile, Ash aprovecho esta oportunidad para ir con Salvia.

—Hola princesa. — Saludó el entrenador.

—Oh, hola, Sir Ash. — Devolvió el saludo la princesa con una sonrisa en su rostro.

—Felicidades, el brindis salió muy bien. —

—Gracias, honestamente estaba un poco nerviosa. —

—Bueno ya está hecho, pero tú nunca me mencionaste algo sobre un baile. —

—Creía que Arnold lo había hecho. —

—No, no lo hiso, pero bueno. —

—Y hablando del señor Arnold, ¿Dónde está? — Pregunto Salvia buscando a Arnold con la mirada.

—Él fue a su oficina, pero no me dijo a qué. —

El entrenador sintió una extraña sensación por su cuerpo, la cual le decía que era observado por alguien o algo. Esto hizo que el chico volteara a ver a todas partes y buscar a lo que sea que lo estaba incomodando, sin embargo, no vio nada. Salvia noto los movimientos nerviosos de su amigo y le preguntó.

—Ash ¿Te pasa algo? —

—No, todo bien, tranquila. — Contesto el entrenador.

El chico estaba buscando alguna excusa para no despegarse de Salvia, tal y como se lo indico Arnold, así que tuvo que recurrir a su última opción. Era arriesgada y tal vez morirá en el intento, pero era necesario.

—¿T-te gustaría bailar conmigo? — Preguntó el chico con dificultad.

Cabe decir que Salvia se vio un poco fuera de lugar, pero no le extraño tanto, después de todo Ash es su amigo.

—Claro, Ash. — Contestó la chica con simpleza sin dejar su sonrisa que la caracterizaba.

Ambos chicos pasaron al salón y comenzaron a bailar al son de la tonada de la orquesta. Ash se movía torpemente tratado de seguir el ritmo, Salvia en cambio bailaba con mucha gracia y elegancia, anqué noto como el entrenador se le dificultaba bailar.

—Ash, ¿Estás seguro de que quieres hacer esto? — Preguntó la chica sin dejar de bailar.

—Eh s-si estoy s-seguro. — Contestó el chico con dificultad por estar concentrado en bailar, aunque no lo hacía muy bien que digamos.

Con forme la música sonaba, más gente se unió al baile con sus respectivas parejas, aunque otros simplemente lo hacían para ver los cómicos movimientos de Ash. Salvia le pareció en cierta forma gracioso, pero también simpático, aparte de que se estaba divirtiendo junto con su amigo.

MIENTRAS TANTO CON ARNOLD...

—¿Dónde podrá estar? — Se preguntó así mismo mientras buscaba entre los cajones de su escritorio.

La oficina de Arnold se encontraba totalmente desordenada, sillas tiradas por ahí, libros y hojas de papel regados por el suelo, en fin, un desastre total.

—Vamos, necesito encontrarlo ahora. —

Arnold se topó con una carpeta que no recordaba que es lo que contenía así que la tomo la abrió y vio el contenido de esta. Pero al hacerlo un poderoso sonrojo invadió el rostro de Arnold quien cerro la carpeta rápidamente mientras apretaba los ojos.

—Hay cosas de las que uno no se enorgullece, creo que es hora de ir a la iglesia más seguido — Dijo Arnold para sí mismo guardando la carpeta — Necesitare dos botellas de vino luego de esto, eso y también vodka... mucho vodka.

VOLVIENDO A LA FIESTA...

Salvia y Ash habían terminado de bailar la primera pieza de la orquesta, pero fue más que suficiente para dejar en ridículo al chico quien estaba en una esquina rodeado de un aura de color morado mientras que sus ojos tenían mini cascadas saliendo de sus ojos.

—Juro que me llevare esto a la tumba. — Afirmó el chico.

—Oh, vamos Ash, no lo hiciste tan mal... o eso creó. — Hablo Salvia tratando da animar al chico.

—Si moverse como animal herido es considerado bailar, entonces será mejor que me den un premio ahora.

—Ya Ash, tranquilízate, ¿Qué tal si damos una vuelta por alrededor del palacio para tranquilizarte? — Sugirió Salvia tratando de contener su risa.

—Está bien, al menos no bailo tan mal como Brock. — Rio el chico.

—Desconozco quien sea Brock... pero suena decepcionante. —

—Sí que lo es. Bueno dejemos el tema, vamos. — Dijo Ash quien retomo su postura y junto con Salvia salieron del palacio hacia los jardines.

Durante su caminata, Ash le contaba a Salvia sobre cómo eran las distintas regiones en las que había viajado, siempre mencionado lo positivo, aunque también le contaba sobre sus malas experiencias.

Por su parte Salvia le contaba al entrenador sobre su vida en el palacio, ella pensaba que para alguien como Ash se le haría aburrido escuchar sobre la vida de una princesa, pero Ash siempre estaba atento a las palabras de su amiga, esto alegro a la chica y la animo a continuar con sus relatos.

—¿Enserio Arnold hace eso? —

—Solo cuando está solo. —

—¡Jaja! Eso sí que es raro, seguramente tendría muchas visitas en PokeTube si lo grabaran. — comento el entrenador.

—¿PokeTube? — Preguntó la joven princesa.

—Es una página de internet ¿Qué nunca...? Oh cierto muy directo creo, que demandaran este fanfic por copyright. — Dice el entrenador.

—¿Fanfic? —

—Ya me salí mucho del tema. Como sea creo que es hora de ir adentro ya empezó a hacer frio. —

—Sí, yo también tengo algo de frio. —

Antes de entrar al palacio, Ash sintió de nuevo esa extraña sensación de ser observado desde lejos, por lo que al entrar lo primero que hiso fue llevar a Salvia a su habitación y... Ya sé en qué están pensando y no, no es lo que creen.

—Ash ¿Por qué debo ir a mi habitación? Los invitados aún están aquí. — Replicó la joven sin entender la situación.

—Confía en mí, tenemos que ir. Escúchame, iré por Pikachu a mi habitación mientras, tanto quédate aquí. —

—Está bien Ash, pero quiero una explicación. —

—Y la tendrás... tarde o temprano. —

—¿Qué? —

Antes de otra objeción por parte de la princesa, Ash cerró la puerta y salió velozmente hacia la oficina de Arnold, antes de ir por Pikachu... que inteligente.

Ash abrió la puerta de la oficina y entro rápidamente.

—¡Arnold! ¡Creo que tenemos problemas! yo... —

Antes de que Ash siguiera hablando noto la extraña situación en la que estaba Arnold. Este estaba con un sombrero vaquero en su cabeza, un monóculo en su ojo izquierdo y la parte de debajo de una falda hawaiana.

—Recuerdos. — Dijo Arnold sin ver al azabache.

—Voy a ignorar eso, le decía que creo que tenemos problemas.

—¿¡Que!? — Exclamo Arnold quitándose el sombrero, la falda y el monóculo.

—Lo que oyó, y viene de afuera. —

—Está bien, vamos a investigar. —

—Sí. —

Ash y Arnold salieron a toda prisa en dirección a la salida trasera del palacio para no llamar la atención.

—¿De dónde saco la falda?

—Cállate y sigue corriendo.

MIENTRAS TANTO CON LA PRINCESA...

Salvia estaba sentada en su cama mientras trataba de pensar en que estaba pasando, Ash se veía muy nervioso y eso no era una buena señal para ella, aunque podría ser cualquier cosa.

—Cundo venga le pediré una buena explicación. — Suspiró la chica.

La joven princesa salió a su balcón para poder ver de nuevo el cielo estrellado, esta vez logro sentir también esa extraña sensación de la que hablo Ash, aunque de forma algo tenebrosa.

—Ash, ven pronto. —Dijo la chica para sí misma.

VOLVIENDO CON ASH Y ARNOLD...

Ambos estaban en los jardines buscando alguna actividad que pudiera ser una potencial amenaza, pero no había nada que pudiera significar peligro.

—Yo no veo nada por aquí. — Habló Arnold

—Tal vez solo fue cosa mía. — Contestó el chico.

—Bien todo está tranquilo eso es una buena señal.

—¿Estás seguro de eso? — Habló una siniestra voz de tras de Ash y Arnold

Los dos voltearon a ver quién había dicho eso y se encontraron con un sujeto alto de traje gris botas negras gafas azules peinado de puntas y de estatura alta quien estaba cruzado de brazos con postura confiada.

—¿¡Quien rayos eres tú!? — Cuestionó Arnold.

—Solo soy el sujeto que viene a acabar con sus patéticas vidas, me llamo Trek, por cierto. —

—Bien Trek, sucede que aquí somos dos y tu solo uno así que estas en desventaja amigo jeje. — Dijo Arnold sonriendo confiadamente.

—¿Eso crees? Mira bien. — Respondió el sujeto sacando dos pokeballs de sus bolsillos y de ellas salieron un lucario y un Infernape.

—...Ash dime que tienes algún Pokémon contigo. —

—¿Le sorprendería se le digo que no? —

—...Que patéticamente predecible... —

—Escuchen mis órdenes son claras, tengo una misión que cumplir aquí así que es hora de acabar con ustedes. —

—Ash, ¿Escondiste a Salvia? — Susurró Arnold lo más bajo que pudo.

—Si ella estará a salvo, yo me preocuparía por nosotros ahora. — Contestó Ash del mismo modo que Arnold.

—Bien... pues que pase lo que tenga que pasar. — Dijo Arnold poniéndose en guardia.

—¿Es enserio? ¿No tienen ningún Pokémon? — Preguntó Trek — Esta bien haremos algo, solo por esta vez no usare mis Pokémon para pelear. — Esta vez Trek se pone en guardia.

—Bien suena más justo. — Dijo Ash.

—Claro, es más, atáquenme los dos si lo prefieren. — Trek guarda a sus Pokémon en sus respectivas pokeball.

—Bien ¡Aquí vamos! — Exclamo Arnold

Ash y Arnold se lanzaron al ataque para pelear puño a puño contra Trek, aunque al momento de estar cerca de él los dos fueron golpeados por una patada que literalmente los mando a volar.

—¡¡AHG!! Maldición. — Maldijo Arnold adolorido. — Ash, ¿Viste lo que paso?

—No, fue muy rápido. — contesto Ash limpiándose un poco de sangre que le escurrió de la boca.

—¿Qué pasa? ¿Ya se rindieron? — Habló Trek riendo.

—Intentémoslo una vez más ¡Por detrás! —

Nuevamente Ash y Arnold trataron de interceptar a Trek por su espalda, pero se vieron nuevamente sorprendidos por las habilidades de su contrincante quien les dio un buen golpe en la cara a cada uno.

—No deberíamos decir por donde lo atacaremos. — Sugirió Arnold.

—¡A los lados! — Exclamo Ash lanzándose de nuevo a la acción.

—¡Maldición Ash! —

Trek quien estaba atento a los dos los ataco rápidamente que no tuvieron tiempo de reaccionar y sin más el golpe les dio de lleno.

—Arnold él no es un peleador común y corriente, creo que necesitamos un plan. — Dijo Ash estando muy adolorido.

—Tengo uno que puede funcionar, pero necesito que le distraigas... — Contesto Arnold parándose del suelo.

—Bien eso no suena tan... —

—Por cinco minutos, y considerando que nos mandó al carajo en menos de dos... Na, estoy seguro de que puedes. —

—Es-está bien lo intentare. —

—Bien, ahora vuelvo. —Dijo Arnold corriendo en dirección al palacio.

—¡¡Allá voy!! — Exclamó Ash corriendo hacia Trek


CONTINUARA...

ERES MI PRINCESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora