QUIERO SER...

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CAPITULO 8




CASA BALANCE, CIUDAD PETALBURGO - HOENN




— Mi nombre es... — Susurraba la joven peli azul con su mirada al suelo.


Todos los presentes en la sala estaban a la espera de una respuesta de la joven chica, pero a la familia Balance se le hizo raro que tardara tanto en responder. Tal vez simplemente era tímida o quizás era que no confiaba en extraños, May se puso de pie y volvió a acercarse a Salvia. Colocó su mano derecha en el hombro de la princesa, quería transmitirle confianza a través de su sonrisa.


— Adelante, nos gustaría mucho saber. — Dijo May viendo a los ojos de Salvia.


Salvia quedo en silencio durante unos segundos con la mirada perdida, como si estuviera pensando en algo. Miro a May y después a Ash, para después regalarle una sonrisa al entrenador mientras asentía. Ella ya tenía una respuesta.


— Me llamo Hikari, un gusto conocerlos. — Respondió con tono dulce a toda la familia.


Un poco más tarde en la noche, Salvia y Ash iban hacia sus respectivas habitaciones para dormir. Ash se quedaría en la habitación de Max, ya que el chico de anteojos cedió su habitación a su amigo y se "Mudo" temporalmente a la habitación de su hermana. Por otra parte, Salvia se quedaría en la habitación para invitados. La chica ya tenía su pijama puesta y el entrenador solo tenía un pantalón cómodo y una playera negra.


— Buenas noches, Ash. — Dijo Salvia abriendo la puerta de su habitación.

— Espera, Salvia... — Susurró Ash deteniendo a la chica.

— ¿Qué sucede? — Preguntó la chica sin soltar el pomo de la puerta.

— ¿Cómo se te ocurrió ese nombre? Ya sabes, Hikari...— Volvió a preguntar el entrenador curioso.


Salvia mostro una expresión que mostraba el dolor interno que la chica sintió cuando escuchó a su amigo preguntar. La chica peli azul se dio la vuelta para comenzar a entrar a su habitación, pero entes de cerrar su puerta, se detuvo.


— Era el nombre de mi madre...— Susurró Salvia.


Ash quedó mudo y sintió algo de culpa, ya que no fue una pregunta inteligente de su parte. Pero en su defensa, él no lo sabía. Aun así, se sentía fatal por tocar un tema tan delicado.


— Salvia, no sabía...— Susurraba el entrenador mirado a su amiga.


En un rápido movimiento, Salvia pasó su brazo por encima de sus ojos y volteo para mirar a su único y mejor amigo.


— Está bien, en serio. — Dijo cerrando lentamente la puerta de su habitación. — Descansa...— Dijo la chica terminando de cerrar.


El entrenador miró a la puerta de la habitación de su amiga unos momentos, después suspiró y se retiró a su habitación temporal. Una vez adentro, antes de cerrar la puerta miró hacia la habitación de Salvia una última vez. Finalmente, cerró la puerta y se fue a la cama. Pero, por otro lado, Salvia yacía sentada en una silla frente a una ventana que daba hacia el jardín. Miraba la luna y las estrellas, mientras su Pokémon ardilla la acompañaba recostado en sus piernas.


— Tal vez estuvo mal, pero creo que no tenía más opción. Después de todo... — Susurró Salvia entre risas forzadas. — Yo no sé mentir...


Al terminar de decir la última frase, sus manos cubrieron su rostro mientras sus lágrimas comenzaron a brotar sin cesar. Mientras que Pachirisu solo veía con tristeza a la joven chica.


A LA MAÑANA SIGUIENTE



— Entonces, estas planeando viajar de nuevo por Hoenn... — Decía May sentada bajo la sombra de un árbol.

— Pues algo así, pero quien realmente necesita este viaje...— Ash mira a su amiga Salvia. — Es ella.


Ash y May observaban un entrenamiento en el patio trasero de la casa, era el padre de May y la joven chica de cabello azul. Por supuesto, no se podía esperar demasiado de la joven novata, pero si había que reconocerle algo era que la chica tenía espíritu.


— ¡De nuevo Pachirisu! ¡Usa chispazo! — Exclamó Salvia con seguridad.


El Pokémon ardilla realizo su ataque contra el Pokémon de Norman, un Sceptile. Sin embargo, la velocidad y reflejos del tipo planta eran superiores. Esquivo el ataque sin que Norman tuviera que ordenarle nada. Desafortunadamente para el Pokémon ardilla, éste cayó derrotado en un solo movimiento de Sceptile. No lo noquearon, solo lo derribaron, no tenían que ser crueles con el Pokémon ni con la chica.


— Para ser tu primer combate, estuvo bastante bien. Tienes decisión. — Comentó Norman guardando su Pokémon en su pokeball.

— Pero perdí...— Susurró Salvia con la mirada baja.

— Ya vendrán tus victorias, recuerda que un buen ganador es aquel que acepta su derrota sin oposición. — Contestó Norman pasando junto a la chica. — Pero lo hiciste muy bien.


El líder de gimnasio entro a la casa mientras que May y Ash se acercaron a la chica, ambos muy sonrientes pues le había gustado el desempeño de la chica durante el entrenamiento.


— Muy bien, Hikari. — Dijo Ash levantando el pulgar.

— Si, fue estupendo. — Continuó May.

— Muchas gracias, chicos, debo admitir que me sentí muy nerviosa. Aunque solo fue un entrenamiento. — Contestó la apenada chica, cargando a Pachirisu en sus brazos.

— Debiste ver a May, le tenía miedo a los Pokémon...


¡¡¡WHAM!!!



Ash se encuentra en el suelo con un chichón en su cabeza, y May con el puño apuntando hacia abajo.


— No hables de más... — Susurró May con una sonrisa torcida.

— ¿Era necesario golpearlo? — Preguntó Salvia un poco preocupada.

— Él se lo busca, créeme. — Contestó May riendo un poco.


Salvia no pudo evitar reír un poco también, a disgusto de nuestro entrenador claro. El día paso un poco rápido, para cuando se dieron cuenta pronto seria hora de la cena. En la sala, May y Ash jugaban cartas, mientras que Max y "Hikari" jugaban en la consola de video juegos del chico.


— ¡Es increíble que tengas toda la colección en un solo disco! — Dijo Salvia con brillo en sus ojos.

— Hace apenas una semana salió a la venta. — Contestó Max mirando la pantalla.


— Y yo no pensé que a Hikari le gustaran ese tipo de cosas, es igual a mi hermano. — Comentó May mientras colocaba una carta en la mesa.


Ash se mantenía en silencio, mirando fijamente sus cartas. No podía dejar de pensar lo que Salvia le contesto la noche anterior, era lago que lo atormentaba. Él sabía perfectamente que se siente perder a uno de tus padres... pero perder a los dos...


— Ash... — May agita su mano frente al chico. — Oye, ¿Todo bien?

— ¿Eh? Ah sí, sí... — Respondió con torpeza colocando una carta al azar de su mazo.

— ¿En serio? Parece como si estuvieces en otro plantea. — Respondió la chica de pañoleta roja.

— Ya me conoces, May... Soy muy distraído. — Dijo Ash fingiendo una risa sencilla.

— Así es, te conozco...— Contestó May bajando todas las cartas de su mazo. — Mas de lo que piensas... — Giña el ojo mientras se levanta del sofá y sube a la planta de arriba de la casa.

El chico observo como su amiga se iba, después miro las cartas que dejo y se dio cuenta de que gano en solo dos movimientos. Fue cuando se dio cuenta de que no sabía fingir y tampoco mentir, menos a una chica tan inteligente como su amiga castaña.


— No podre ocultárselo mucho tiempo. — Dijo el entrenador a su amigo Pikachu.


El Pokémon asintió con la cabeza, se recostó en el sofá y se dispuso a dormir una buena siesta.


Durante el atardecer Ash y Salvia se dedicaron a acomodar algunas cosas para su viaje en la región, partirían temprano en la mañana. Finalmente, la noche llegó, May y Salvia se encontraban afuera de la casa sentadas en los escalones de la entrada trasera que daba al patio mientras miraban las a estrellas y a la luna llena.


— Cunado inicias tu primer viaje, sientes que el mundo se vuelve gigantesco. Recuerdo que tenía miedo de tantas cosas, hasta de los Pokémon. — Río May relatando una historia. — Pero ¿Te digo algo? El iniciar tu primer viaje es algo que nunca olvidaras y que tampoco volverás a sentir de la misma manera. — Decía la nostálgica chica.

— ¿En serio? Siendo sincera... Yo todavía estoy un poco asustada. — Contestó Salvia. — Realmente nunca pensé que podría llegar a tener esta oportunidad, de viajar por otras regiones...— Decía mientras tomaba una ramita del suelo.

— Es normal sentir miedo, pero créeme... Es lo mejor del mundo. — Continuó May sonriéndole a la chica.


A Salvia le daban mucha confianza las palabras de su nueva ¿Amiga? Todo lo que escuchaba de May solo la emocionaba y convencía más de realizar su primer viaje, el solo imaginar cuantas cosas nuevas viviría... Demonios, la mañana estaba tardando mucho en llegar.


Cuando Salvia volteo hacia la castaña, se encontró con una mirada que lo único que transmitía era nostalgia. May permanecía con la vista hacia las estrellas, sonriendo. El recordar su mejor viaje que tuvo, que fue con Ash y Brock fue una bomba de emociones. Inconscientemente, demostraba que anhelaba una sensación igual. Para Salvia, que es una chica y además una muy observadora y sensible lo capto en el acto, ella misma sabe lo que es sentir tanta nostalgia.


— Oye... ¿Por qué no... vienes con nosotros? — Preguntó tímidamente la chica peli azul.


May escucho la pregunta de su nueva amiga, y de repente una enorme sonrisa se dibujó en su rostro. ¿Por qué no? Ella acababa de llegar a Hoenn hace solo un par de semanas luego de un viaje en Unova, aun así, no estaba cansada y estaba más que dispuesta a aceptar a ir con ella y su viejo amigo.

— Por supuesto que sí, pero no quisiera ser... — Decía May haciendo una pequeña mueca.

— Por mí, encantada y por Ash... creo que no se opondrá. Además, me gustaría que una coordinadora me aconseje durante mi formación como novata en los concursos. — Respondió Salvia poniéndose de pie.

— En ese caso...— May se colocó de pie también. — Considérame tu nueva compañera. — Dijo la chica giñando el ojo izquierdo, haciendo el signo de "amor y paz"


Ambas chicas rieron y sonrieron una a la otra, tiempo después ya se encontraban dándole la noticia a la familia Balance y por su puesto al entrenador Ketchum. Y durante toda la noche, ambas chicas se la pasaron acomodando y preparando cosas para el día de mañana. Por otro lado, Ash, estaba en la cama de su habitación. En sus manos estaba el mismo aparato que le entregaron el día que llego a Sinnoh. Repitió el mismo procedimiento de la última vez, nuevamente el aparato proyecto el mismo mapa tipo holograma.


— Por más que te veo... — Coloca el aparato en la cama. — No logro entenderte. — Retrocede un par de pasos para ver mejor el holograma.


El holograma marcaba dos puntos en distintas partes de una región, pero no se podía distinguir cual. No había referencias, ni nombres ni si quiera indicaciones solo un mapa topográfico que mostraba el punto "A" y el "B" y esto no ayudaba a entenderlo, tal vez las notas de voz tendrían algo que ver al igual que las coordenadas.


— ¿A quién engaño? Solo veo dos puntitos — Dijo el entrenador tumbándose en la cama. — Necesito a alguien que sepa de estas cosas, el problema es que no pudo mostrárselo a cualquiera. No desde lo que me advirtió el agente...


De repente, alguien tocaba la puerta desde afuera de la habitación. Esto tomo por sorpresa al chico quien se apresuró a tomar el aparato, no sin antes malabarear con él un poco por el nerviosismo.


Ash ¿Puedo pasar?


Ash inmediatamente supo que era Salvia, cuando vio que la chica estaba por entrar tomo una almohada, la puso sobre el aparato y se sentó en ella esperando poder esconderlo de su amiga.


— Ah... Ho-hola Salvia... ¿Qué onda? — Saludo Ash tratando de verse "Natural"

— Hola Ash — Respondió la sonriente chica. —¿Y esa almohada?

— Es que... Me dolía el... trasero...— Dijo torpemente frotándose la frente con su mano derecha.

— Oh ¿Estas bien? — Pregunto de nuevo la dulce chica acercándose a su amigo.

— Estoy bien, solo me... eh... ¿Y qué querías de mí? — Ash trataba de cambiar el tema de una vez.

— Venia para decirte que todo está listo para mañana, May también esta lista. — Se apresuro a responder la chica peli azul. — No puedo creerlo, solo debo esperar hasta mañana. Empezare mi primer viaje, es que simplemente no puedo... — Decía la chica dando pequeños saltitos y apretando los labios para no gritar de la emoción.


Ash sonrió conmovido por la chica, era una alegría que se contagiaba con solo verla. El chico se paró de la cama, se acercó a la chica y la tomo por los hombros tratando de calmarla. Salvia lo miraba con una gran sonrisa en su rostro, además de que sus ojos parecían brillar con la misma intensidad que una gran estrella. Para Ash, fue como echar un vistazo al pasado, cuando el inicio su primer viaje.



— Se que es algo muy emocionante, pero por el momento son las diez de la noche. Anda, ve a dormir. — Dijo Ash acompañando a la chica hasta la puerta de su habitación.

— Esta bien, ya voy. — Respondió Salvia riendo un poco.


Cuando Salvia y Ash salieron de la habitación, la chica camino para cruzar el pasillo hacia su habitación. El entrenador solo la veía sonriendo, lo siguiente nunca se lo espero. Salvia le dio un gran abrazo al chico para después sonreír tiernamente.


— Muchas gracias, Ash, de verdad te lo agradezco mucho. — Camina hasta la puerta de su habitación. — Buenas noches. — Dijo Salvia entrando a su habitación.

— Hasta mañana. — Respondió Ash cerrando la puerta de su habitación.



Para el muchacho era muy agradable ver a su amiga así, tan feliz y sonriente. Al pensar que ahora también May los acompañaría lo hacía sentir muy contento, solo podía imaginarse lo que podrían vivir durante este viaje. Un rápido recuerdo llego a su mente, cierto trio de rufianes que siempre parecían seguirlo a donde fuera. Nunca ganaban, pero regresaban al día siguiente llenos de energía y decididos a triunfar. Si lo pensaba bien, ellos no eran tan malos ni siquiera habían hecho algo realmente malo. En el fondo ellos eran buenos, muy buenos.


— Espero que les esté yendo bien jajaja. — Dijo Ash tapándose con las mantas de la cama.


Finalmente, el entrenador y Pikachu se acomodaron en la cama y se quedaron profundamente dormidos, mañana sería un gran día.



A LA MAÑANA SIGUIENTE...





Son las 8:34 AM y todos estaban reunidos en la entrada de la casa Balance. Los tres chicos ya estaban listos para partir, pues ahora es cuando estaba empezando la temporada de concursos. Definitivamente era la oportunidad perfecta para que Salvia empezara su formación como entrenadora y futura coordinadora, justo como May lo hizo en su momento.


— ¿Estás seguro de que no quieres venir Max? — Preguntó Ash


Pikachu secundo a su entrenador con un "Pika" en tono de ¿Seguro?


— Si, tengo muchas cosas que hacer en casa. Además, tal vez me vaya a la región Kalos. Supe que habrá una conferencia de los más grades profesores Pokémon en el mundo, y yo quiero estar en primera fila. — Respondió el chico de anteojos.

— Bien, entonces nos veremos después. Mamá, papá... — Decía May acercándose a sus padres.


Todos se dieron un abrazo familiar, no tan largo pues no era una despedida. La castaña ajusto su pañoleta roja y se colocó junto a sus amigos, ya con todo listo para parir.


— Muchas gracias por todo. — Dijo Salvia haciendo una reverencia.

— Si, lo mismo digo. Muchas gracias. — Secundó Ash sonriendo.

— No fue nada, disfrutamos su estancia aquí. — Respondió amablemente la señora Balance.

— Mucha suerte, chicos, diviértanse y cuídense mucho. — Dijo Norman.


Y bien, nuestros chicos ahora se encaminan en un nuevo viaje. Con una nueva integrante para al dúo, ahora era un equipo. La nueva aventura de Salvia está empezando y ella lo siente en su interior. Cuando vio hacia lo lejos, el mundo de pronto se hizo tremendamente enorme. La chica se posó sobre la sima de una pequeña colina, extendió los brazos y sintió una suave brisa de aire. Es como si el mundo externo le diera la bienvenida...


— Aquí estoy... No tengo miedo... — Susurró la chica cambiando esa mirada dulce e inocente por una de determinación y confianza.




Continuara...

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