HOENN

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CAPITULO 7



PALACIO REAL SINNOH


— ¿Escaparon? ¿Solo se escaparon, así como así?


Trek yacía tumbado en el suelo con una mejilla hinchada y morada, obviamente le habían propinado un duro golpe y el culpable era un hombre de túnica color negro un una G en el hombro izquierdo. En su cabeza reposaba una gorra de oficial como la de un capitán de barco, guantes de cuero negro y botas militares con casquillo. De piel pálida y cabello rubio, tal vez rondaba los 57 años de edad y de estatura alta. Trono sus dedos mientras miraba con desprecio a su soldado, sintiendo decepción y desprecio.

No muy lejos de ahí, Arnold estaba esposado y amordazado bajo la vigía de dos soldados, al parecer fue el único objetivo importante que lograron capturar.


— Señor Nervan, le pido mis más sinceras disculpas, no conté con que la princesa tuviera una ruta de escape secreta. — Respondió Trek mientras se limpiaba sangre de su labio partido.


— Ruta de escape...— Menciono el capitán moviendo un pedazo de escombro con el pie. — Ellos se escaparon ¡¡¡Con un auto común y corriente de la chochera!!! — Exclamo furioso. — Un mocoso y su rata amarilla escaparon de la fuerza armada mas grande el mundo ¡¡¿Y nadie fue capaz de detenerlo?!!


Los demás soldados permanecieron firmes todo lo que pudieron, los penetrantes ojos azules de su capitán los intimidaba. El capitán respiraba profundamente para después bufar demostrando su furia interna, trataba de calmarse. Justo cuando abría la boca para soltar otro grito, fue interrumpido por uno de sus subordinados con un aparato en sus manos, un radio al parecer.


— Capitán Nervan, señor. — El soldado le da el radio. — Llamada de la estación 24.


Nervan le arrebato el radio de las manos a su soldado y contesto a la llamada. Mientras contestaba afirmando y negando, los soldados no pudieron evitar sentir curiosidad. Nervan corto la comunicación y miro a sus tropas, específicamente a Trek, poniéndolo más nervioso aún.


— Felicidades, señor Trek, parece que la suerte le sonríe. Arriba... — Dijo Nervan mientras le tendía la mano alzándolo del suelo. — Tendrás una nueva oportunidad para enmendar tu error. Escuchen todos, nuestras fuentes están investigando cual es el paradero de la princesa Salvia, nuestro prisionero nos dirá todo lo que necesitamos saber, en cuanto logremos localizar a la princesa enviaremos un equipo Alfa por ella ¿Fácil no? ¿Preguntas? ¿No? Bien entonces, regresemos a la base. — Ordeno Nervan a sus tropas.


Cuando Trek estaba por retirarse, pero fue detenido por la mano de Nervan sobre su hombro.


— En cuanto la encontremos, tú serás el primero a quien encomiende esta misión. Regresa sin la princesa, y yo mismo te ejecutare. — Nervan se retira del palacio junto a sus soldados. — ¡¡Muévanse asquerosos zánganos!!


Trek observo a su capitán retirarse para después seguir a los demás soldados, sintiendo que su pellejo ahora si estaba en peligro. Por ahora lo único que podía hacer es esperar.


HOENN



— Ash... creo que... deberíamos... descansar un momento. —


— Pero ya falta poco, vamos Salvia tú puedes.




Salvia y Ash, caminaban en dirección a un pueblo luego de haber salido del CP en donde se habían hospedado, notablemente habían caminado bastante. Para Ash no fue gran cosa, para Salvia era todo lo contrario, la pobre chica mostraba estar exhausta y adolorida de sus pies. Claro era injusto para la chica, pues nunca en su vida había caminado largas distancias y para el entrenador era su día a día cuando viajaba con sus amigos.


La joven chica no pudo más, camino hasta a un árbol y se sentó a la sombra de este, mientras se masajeaba un poco sus pantorrillas, se quitaba el gorro y la bufanda del cuello. El pelinegro noto que su amiga de verdad estaba muy cansada, así que fue donde ella y se sentó a su lado sonriendo nervioso.


— Lo siento Salvia, debí escucharte. — Hablo el entrenador apenado.


— Descuida, solo necesito descansar. — Contesto Salvia sonriendo.


Ambos quedaron en silencio mientras miraban la tranquilidad del bosque, era una época calurosa y el sol brillaba a todo lo que daba. No muy lejos de ahí estaba el siguiente pueblo, de hecho, era posible verlo desde donde estaban, para la chica fue un alivio ver que no estaba tan lejos. Mientras tanto Pikachu y Pachirisu dormían plácidamente, uno sobre las piernas de Ash, y el otro en los brazos de Salvia.


— Ash, ¿No crees que es peligroso que sigas llamándome Salvia? ¿Qué tal si me están buscando? — Menciono la chica en un tono preocupado.


— Mmm, tal vez tienes razón, no deberíamos bajar la guardia tan fácil, pero ¿Cómo te llamare entonces?


— Es algo en lo que tenemos que pensar, sobre todo recordarlo. — Contesto Salvia pensativa.


Ambos chicos decidieron pensar en eso durante el camino, pues era hora de seguir adelante si querían llegar al siguiente CP antes de que anocheciera. Aunque pareciera que no era tan tarde, Ash y Salvia llegaron aproximadamente a las 5:00 PM. El entrenador sabía que no llegarían a su destino ese mismo día, estaban muy cansados, y Salvia necesitaba desestresarse un poco. Así que decidieron quedarse ahí para reposar.

Ash no lo dudo y fue directamente a comer algo mientras que Salvia se quedo en su habitación, mientras acomodaba algunas cosas en su mochila amarilla. A pesar de ya no estar rodeada de lujos y habitaciones grandes, para ella era genial. Realmente no extrañaba tanto su habitación en el palacio real, era tan grande que a veces le recordaba lo sola que estaba. La bella chica se sentó en su cama y prendió el televisor. Al parecer no había nada que le llamara la atención, hasta que logro ver un extraño aparato en un mueble lleno de películas y otras cosas.

Se trataba de una consola de video juegos, XBOX, logro ver el nombre de dicha consola en la parte superior de la consola. Salvia nunca había jugado con una de estas, su curiosidad la llevo a conectarla y encenderla. Tomo el mando de la consola y observo distintos juegos para escoger. Aunque realmente no sabía cuál probar, así que escogió uno de baile. Realmente disfruto seguir una coreografía marcada en la pantalla, ella era muy buena bailarina, el ritmo estaba en sus genes al parecer. Finalmente termino agotada por tanto movimiento y decidió probar algún otro juego.


— Quiero jugar otro... — Observa el anaquel de juegos. — Veamos, Princesas al rescate, Aventura en el reino arcoíris 2, la joya mágica de Alicia, Ponis lindos 2... Ahg — Salvia hace una mueca la ver esos títulos tan... Femeninos.


No se confundan, Salvia era muy dulce y tierna como cualquier otra chica de su edad, sin embargo, a ella nuca le gustaron las cosas demasiado femeninas. Que un cuarto rosa, que muñecas, que ponis y hadas. Le daba pereza de tan solo pensar en eso y era el colmo por que ella era una princesa.


— No veo ninguno interesante... creo que mejor lo apago... — Decía Salvia dejando los juegos en el estante.

En ese momento, uno de los juegos callo del estante al suelo, a los pies de la chica. Ella lo tomo y antes de ponerlo en su lugar, le hecho un vistazo.


— Halo... — Pronuncio la chica mientras leía la sinopsis del juego en la parte trasera de la caja.


MIENTRAS TANTO


—Me alegra que puedas recibirnos en tu hogar, ¿En serio no hay problemas con que lleve a alguien más? — Hablaba el chico azabache frente a una pantalla.


Estaba teniendo una video llamada con su vieja y muy querida amiga May Balance, claro que aquí todos la conocemos, era una jovencita ahora y bastante bella. Para Ash fue agradable volver a ver a su amiga luego de tanto tiempo, hasta el noto el cambio en ella.


— No hay problema, mis padres y Max estarán encantados de recibirte aquí, aunque siento que eres muy oportunista. No nos visitas y ahora de repente nos necesitas y ahora si vienes ¿Verdad? — Dijo la astuta chica mientras fingía estar ofendida.


— Ay, May. Te juro que había tratado, pero es que...


— Hahahaha ah tranquilo, ya lo sé todo. Eres tu el que ah tenido que ir a visitar a cada uno de nuestros amigos. Pero nadie va a visitarte, has estado ocupado. — Decía May con su tono de burla presente.


— Jejeje si, creo que eh estado fuera bastante tiempo. Muchas gracias por esto May, en serio no se como agradecerte. — Contesto Ash con una enorme sonrisa en su rostro.


— Para eso son los amigos Ash, entonces ¿Te veremos aquí mañana?


— Si, es lo más seguro. Aún tengo que hacer algunas cosas, pero creo que a más tardar mañana por la noche ya estaremos ahí. — Contesto el pelinegro sonriente.


— Muy bien, entonces te veremos mañana. Tengan cuidado, últimamente han pasado cosas extrañas por toda la región. Llama si tienes algún problema ¿Ok? Bien hasta entonces. — Finalizo May cortando la llamada.


El chico soltó un leve suspiro y luego miro a un reloj de pared, este marcaba las 9:01 de la noche, ya era hora de ir a su habitación para descansar. Inmediatamente luego de ese pensamiento, se golpeo la frente con la palma de su mano al recordar que había traído comida para Salvia y ahora estaba completamente fría. La calentó en un horno de microondas de la cafetería del CP, dio gracias al cielo porque tenían uno. Subió a las habitaciones de hospedaje y toco la puerta de la habitación de su amiga.

Ella no respondió ni tampoco salió para ver quien era, y eso se le hizo muy raro al muchacho. Volvió a tocar por cuarta vez y nada, ya empezaba a inquietarse. Así que se arriesgó a abrir la puerta el mismo. Cuando entro, vio a la chica sentada en la cama sin sus botas rosas ni su gorro blanco, estaba con un control de video juego en sus manos y miraba al televisor como si estuviera hipnotizada.

Ash camino un poco mas adentro de la habitación y vio lo que la tenia tan entretenida, era un video juego. Se podía ver cómo es que el personaje de Salvia se movía, saltaba, disparaba, arrojaba granadas, golpeaba y hasta ejecutaba a sus enemigos. Todo bajo el habilidoso control de Salvia.


— Hola Ash, perdón, pero estoy... por pasar esta misión... — Decía Salvia mientras movía el control de un lado a otro.

La chica tenía una divertida expresión de concentración en su rostro, hasta sacaba un poco la lengua y apretaba un poco los labios. Ash simplemente se ríe al ver a su amiga así y coloca su comida en una mesita de noche que había junto a la cama.

— Si, si, si eso se ve muy entretenido. Pero deberías comer lo que te traje antes de que se enfrié. — Dijo Ash mientras se dirigía a la puerta.


— Hmp...— Respondió Salvia haciendo un puchero.


Salvia puso el juego en pausa y destapo el contenedor de plástico que tenia su comida. Para suerte de la chica, su amigo trajo una botella de agua simple en lugar de soda, a ella no le gusta tanto la bebida carbonatada. Tranquilamente comió todo lo que había, pues a pesar de ser una princesa, su apetito era como el de un rey.

Mientras tanto, Ash, ya se encontraba en su cama mientras esperaba a que se quedara dormido. Pikachu también estaba dormido junto a su entrenador por fuera de las cobijas enrollado como si fuera un perro.


— Mañana será un largo día...— Susurro Ash para finalmente caer dormido.

Justo a la mañana siguiente, Ash despertó un poco temprano, entreno un rato con sus Pokemon e inicio una video llamada con el profesor Oak. Por otro lado, Salvia también se había levantado, ella logro ver a su amigo en las computadoras charlando con alguien. Cuando la chica llego junto a su amigo, él ya había terminado su llamada.


— Hola Ash, buenos días...

— Buenos días... eh...

Frente al entrenador estaba la chica peli azul mostrando unas ojeras muy notables, su cabello estaba despeinado, como el de Goku. Su rostro era la máxima expresión de cansancio, sueño y desvelamiento. Era ovio que la chica se había quedado despierta toda la noche.


— ¿Salvia? — Susurro el entrenador sorprendido.


— Si, ¿Ocurre algo? — Contesto Salvia con sus ojos cerrándose y abriéndose lentamente.


— Te ves terrible ¿No dormiste bien a noche?


— Bueno... No del todo. De hecho... no eh dormido nada... — Contesto la chica zombie tambaleándose un poco.


— ¿Pero por que no...? No me digas, te quedaste jugando toda la noche ¿Me equivoco? — Afirmo el pelinegro un poco molesto.


— Tuve que... Tenia que saber como acababa esa historia. Pero ¡SALVE EL UNIVERSO! Destruí el Halo — Exclamo Salvia.


Ash simplemente se rio al ver a su amiga casi caerse del sueño, así que la tomo por los hombros y la dirigió hacia las escaleras del que iban hacia las habitaciones.


— Anda, ve a dormir un poco. Después me cuentas todo. — Dijo Ash riendo un poco.


— Está bien... — Contesto Salvia subiendo las escaleras.


Una vez que la chica se fue a su habitación, Ash salió del CP y camino hacia el centro del pueblo para comprar algunas cosas que necesitarían en su estadía en Hoenn. El hecho de que ya tuvieran un lugar a donde llegar y quedarse no solucionaba el problema por completo ¿Quién sabe cuento tiempo les permitirían estar allí? En casa de los Balance. Compro tres pokebolas para Salvia, ella las necesitaría para su primer viaje como entrenadora.

— Bien, Pikachu, ¿Ya es todo? — Pregunto el entrenador mirando a su amigo amarillo.

El roedor levanto el pulgar en seña de confirmación, ya con todo listo era hora de ir por su amiga para seguir con el trayecto. Le habían dado cinco horas para dormir, eso no era el tiempo que ella debía descansar, pero, peor es nada. Así, los dos jóvenes junto a sus pokemon dejaron el CP y continuaron con el viaje. Salvia se quedo con las ganas de volver a jugar ese juego de video tan entretenido.

Paso el rato, caminaron atravesando más bosque, y los alcanzo el atardecer. Cuando cayo la noche, Salvia y Ash llegaron a la casa de los Balance y agradecieron que no fuera tan tarde. Ambos estaban un poco cansados y hambrientos. Cuando tocaron el timbre, escucharon pasos acelerados de quien los iba a recibir.


— ¡Ash! ¡Pikachu! — Exclamo un joven de pelo verde oscuro y anteojos.


— Hola Max, creciste mucho. — Dijo el entrenador saludando al chico de anteojos.


— Todo el mundo me lo dice. — Respondió el chico riendo.


Salvia se mantuvo un poco distante, se sentía incomoda y ajena a esa situación, pues no conocía para nada al niño que saludo a su amigo con tanta energía. Se puso aun mas nerviosa cuando Ash le hizo una seña para que entraran a la casa. Se mantuvo parada sin saber si realmente pasar o esperar a que le dieran permiso, de verdad que no sabía que hacer.

Al ver como su amigo entro, ella comenzó a caminar lentamente hacia la entrada, después volvió a detenerse a tan solo unos metros de la puerta. Miraba al suelo sin poder decir o hacer algo.


— Tu debes de ser la amiga de Ash. — Escucho una voz femenina en la entrada de la puerta.


Salvia alzo la vista, y se encontró con una joven muchacha quien le sonreía de forma amistosa. Si, era la vieja amiga de Ash, May Balance. A pesar de que su cuerpo y rostro habían tenido cierto cambio, la verdad es que seguía siendo la misma chica amable y energética que acompaño a su amigo Ash durante la liga Hoenn. Su ropa era concorde a la época, para soportar el calor de las noches de verano.


— Hola, me llamo May, es un gusto conocerte. — Saludo la castaña acercándose a la tímida chica de gorro blanco.


— El gusto es mío. — Contesto Salvia más segura.


— Escucha, sé qué hace calor, pero, créeme, se esta más a gusto adentro. ¿Vienes? — Invito May bromeando un poco.


Salvia soltó una leve risa, y ahora con mas confianza entro a la casa. Salvia espero a que May la guiara por el recibidor hasta llegar a la sala donde ya estaba la familia Balance junto a Ash.

— Que bien, decidiste unírtenos. — Dijo una mujer muy animada, la madre de los hermanos.


— Bienvenida, siéntete como en tu casa. Toma asiento si gustas. — Agrego el padre de familia.


— Muchas gracias. — Contesto Salvia un poco apenada.


— Entonces estas aquí para volver a participar en la liga. — Pregunto Max curioso hacia su amigo.


— No, esta vez solo soy el acompañante de mi amiga. — Contesto Ash mientras tomaba una taza de café.


— Vaya... Es extraño. — Dijo Max mirando a la chica peli azul.


— Bien, entonces jovencita ¿Por qué no te nos presentas? — Sugirió el hombre mayor de la sala al escuchar la conversación de los dos chicos.


En ese instante, tanto a Salvia como a Ash se les vino el cielo encima, no habían terminado de pensar que es lo que Salvia diría en ese momento. La chica miro a su amigo en busca de ayuda, pero él tampoco tenía nada en mente y ahora estaban en un verdadero aprieto.


— Claro... bueno, yo... mi nombre es...

CONTINUARA...

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