Preparativos.

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El habilidoso guerrero lanzaba fuertes y coordinados zarpazos con una destreza increíble. Phile esquivaba la mayoría, sin embargo, unos cuantos lograban rosarlo. Muchos rasguños le hacían sangrar, no obstante, el chico no caía.
Muy a pesar de Álex, el combate estaba siendo demasiado reñido. Atros estaba muy bien parado, se apoyaba en su pierna trasera y se impulsaba con ella para moverse. Sostenía la lanza a la altura de su torso y con la ayuda de ambas manos lanzaba punzadas perfectamente coordinadas en un compás rítmico que Atros seguía en su cabeza.

Phile supo identificar aquél patrón de ataque y actuaba en consecuencia, pero su tiempo no daba abasto para pensar demasiado. Con la ayuda de su espada desviaba algunos ataques mientras esquivaba el resto. En un momento dado desvío con fuerza el arma de su oponente, lo cual le desetabilizó un poco, pensó en que esa era la oportunidad que había estado esperando, pero Atros logró reaccionar rápidamente y se alejó de su contrincante echando por la borda el único chance que había tenido Phile en todo el combate.

Alex estaba de pie en la entrada del salón dónde entrenaban el par de guerreros. Les veía cuidadosamente detallando cada pequeño movimiento analizando el patrón de ataque y defensa de ambos. Jugaba el papel de juez en aquel encuentro, dado que el ganador cumpliría un importante puesto para lo que se avecinaba.

La batalla aparentaba ser supremamente reñida a simple vista, debías tener unos ojos demasiado entrenados para darte cuenta de lo que estaba ocurriendo.

- ¡Suficiente!-Gritó Alex, quién consideró que había visto todo lo que debía ver para tomar una decisión y detuvo el combate.- Atros, tú ganas.

El guerrero se inclinó ante Álex, mostrando el respeto que se debía a un superior, pero por dentro el hombre ardía de la emoción. Sabía que ya estaba en la Élite de Greco desde que llegó a la final de aquél torneo, pero toda su vida se había estado preparando y por fin lo había logrado. Su proveniente ya no sería "D'Creta" sino "D'Greco" y le emocionaba el estatus y las recompensas que su esfuerzo había logrado, además, consiguió entrar al segundo pilar directamente, estaba que no cabía dentro de sí.

Por su lado, Phile chasqueó los dientes, fastidiado, y pateó el suelo. Su disgusto era obvio, y Álex sabía lo que se avecinaba. Decidió salir del salón luego de hacer un gesto dirigido a Phile para que este le siguiera, la idea era sacar a Atros de una conversación en la cual no tenía nada que ver.

- No pienso quedarme por fuera de la Trinidad.- Inició Phile serio y con una mirada llena de determinación.

- No estás por fuera.- Respondió Alex, tajante.

- Sabes a lo que me refiero, quiero pelear en serio.

- Pelea quien gana.- Le recordó Álex agachándo la mirada.- Fue un combate justo y perdiste.

- ¡No!- Phile le encaró.- Tú decidiste que perdí, pero el combate no había terminado.

- No tienes nada qué discutir, hermano.-Alex desvío la mirada de los ojos desafiantes que le acusaban.- Ni siquiera es tu decisión.

- ¡Deja de tratarme como a un niño!- Gritó Phile exaltado agarrando a su hermano de la camisa.- Puedo tomar mis propias decisiones, ¡Tómame en serio!

- ¡No te dejaré pelear en serio!-Gritó Álex retirando la mano que le sujetaba.

- ¿¡Pero por qué!? Atros acaba de entrar en la Trinidad, yo llevo años, ¡Años!

- ¡Porque no pienso perderte!- Agachó la mirada de nuevo, sus ojos se habían llenado de lágrimas.- Una enfermedad nos arrebató a nuestra madre, una estupidez a nuestro padre y no sabemos dónde está nuestro hermano... Sólo nos tenemos el uno al otro, Phile, y no resistiría perderte... No a ti, no puedo...

Corazón De PiedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora