El Demonio Albino.

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El Demonio Albino.

Interceptaron la caravana poco después de salir de Kattegat, los hombres que escoltaban a Lord Bjorn se interpusieron entre el primer pilar y los extraños que les habían cortado el paso.

-Disculpe, lord Bjorn. - Habló el tipo que estaba en frente. - Me urge hablar con usted.

Los hombres miraron al general, quien en un gesto de desprecio indicó que siguieran su camino. Los hombres apartaron al pequeño grupo y cuando comenzaron a alejarse, el tipo de antes gritó.

-Lo que le pasó a Luna no es su culpa, Milord. - Bjorn detuvo su caballo y le encaró enfurecido. - Disculpe mi imprudencia, pero puedo ver a través de los ojos de las personas. Puedo ver cuánto sufre, Milord.

-Tú no sabes nada respecto a mí.

-Sé mucho, en realidad. -Dijo acercándose y bajando la voz. - Sé lo que pasó con Meg.

-Eso lo sabe todo el mundo ahora, genio. -Se giró para continuar su camino. - No me hagas perder mi tiempo y lárgate de mi vista.

-También sé lo que planea con Kai... - Bjorn le miró de nuevo y arqueó una ceja. - No planeo interponerme... Sólo quiero hablar.

Bjorn se acercó, bajó la voz.

-Realmente no estoy de humor para esto, amigo. No sé de qué hablas.

- ¿En serio? Qué extraño. Porque el libro que Luna me enseñó tenía algunas cartas que recibió de Kai e información muy detallada de cómo pretenden asesinar tanto al Rey Arthur como al Rey Ragnar.

A Bjorn se le oscureció el rostro y miró a sus hombres, quienes envainaron sus espadas preparándose para una batalla.

- ¿Qué quieres? ¿Dinero? ¿Fama? ¿Tierras? Pide lo que quieras o muere.

- Dinero no necesito, la verdad. -Dijo mirando a su grupo, quienes dejaron ver sus rostros bajo las capuchas que llevaban. Los hombres miraron estupefactos a aquella chica que tan sólo conocían en relatos y cuya mera presencia infundía tanto temor como el apodo que había ganado, y Bjorn encontró extrañamente familiares los ojos verdes el chico de cabello largo. - Y cómo puede ver, la fama la hemos ganado por cuenta propia. Las rodillas temblorosas de sus hombres confirman que saben quiénes somos.

- ¿Qué quieres?

- Valedi y Alex. Necesito que nos reúna con ellos.

- ¿Nada más?

- Nada más.

- Dalo por hecho. Ven con nosotros, las trinidades Egiptas y Grecas se encontrarán en un torneo. Me dirijo hacia allá.

Janus simplemente sonrió, asintió y miró a su grupo, quienes siguieron el camino que marcaban Bjorn y sus hombres. El primer pilar cabalgaba con la mirada perdida, pensativo, maquinando qué hacer con respecto a estas personas e intentando dar con el motivo por el cual ese chico de ojos verdes se le hacía tan familiar. Lanzó una mirada furtiva para atrás, pero una mirada malévola fue con la que se topó, y esos ojos grises y profundos destilaban un odio desbordante que le hizo estremecerse. Mientras Bjorn se enderezaba en su silla, Kami sentía ese apretón en el pecho que nunca la abandonaba. Disfrutaba sobremanera el temor que otras personas sentían hacia ella, y pequeños fragmentos de su pasado la atacaban en ese momento.

...

Siempre se había sentido como una aberración, y siempre la habían tratado como tal. Siendo tan sólo una niña no entendía el porqué del desprecio de la gente hacia ella, quien desarrolló un odio temprano prácticamente por cualquier persona. La insultaban, la apedreaban a veces, nunca encajó en ningún lugar. Los ciudadanos temían que su presencia fuera de mal augurio. Su madre fue catalogada de practicar brujería, e incluso decían que Kami había sido una hija que el demonio había engendrado en ella.

Corazón De PiedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora