- Has crecido demasiado, muchacho. - Comentó Kai. - ¿Cómo estás?¿Cómo te trató la vida en Norse?¿Qué hacías allá? Ese Bjorn se lo tenía bien guardado.
- No estaba allá, tío. Me establecí en Damask. Allí estuve todo este tiempo.
- ¿Damask? Pero si es una aldea de mala muerte, prácticamente un basurero. - El chico frunció el ceño.
- Lo es precisamente porque todas las riquezas del reino se las reparten ustedes, los nobles. De la capital y las principales ciudades para afuera no les importa nada ni nadie. Y son tan cínicos como para apodar a el malnacido de tu hermano como "Arthur El Justo", cuando no es más que todo lo contrario. ¿Sabes lo que es ver personas desesperadas arriesgando sus vidas por un pedazo de pan?
- Bueno, bueno. Lo siento. - Se excusó Kai, intentando calmar un poco el ambiente. - ¿Y cómo es eso de que ahora te llamas Kinich? ¿Cómo es que Méredith permitió que te convirtieras? ¿Dónde está? Cuando la vea le voy a enseñar lo que es bueno.
El tipo soltó una efímera carcajada que murió en el preciso instante en que los ojos del chico soltaron un par de lúgubres lágrimas. Kinich no lo dijo, pero Kai lo entendió de inmediato. Su relación con ella nunca fue excepcionalmente buena, pero no podía desamparar a esa pobre mujer cuando llegó a él por ayuda, más aún sabiendo que el niño que cargaba su vientre era de su hermano Arthur.
- De verdad lo siento, Med. - Kinich no ocultó su desdén por ese apodo. - No lo sabía. Fue una gran persona, y aunque nunca estuvimos juntos, fue una excelente madre para Vianne. Dios sabrá tenerla en su santa gloria, pero mi niña quedará destrozada cuando se entere. Tanto como la noche en que te fuiste.
Esa última frase terminó de quebrar a Kinich, quien entre todo lo que estaba pasando no pudo evitar soltar más lágrimas. Kai posó su mano sobre el hombro de su sobrino, y antes de que pudiera abrazarlo llamaron a la puerta.
- Ya está listo. - Se escuchó una voz desde afuera. - Es hora de irnos.
Kai dio un par de golpecitos al hombro de Kinich para intentar reconfortarlo y luego salió de la habitación seguido por su sobrino, quien secó sus lágrimas antes de salir. Fuera de ella, una gran carroza con finos ornamentos dorados que le decoraban casi cada rincón estaba situada. Allí dentro, el papa y su grupo de cortesanas recorrerían el corto camino que les llevaría hasta Creta, lugar que solicitaba su presencia.
Cada uno de ellos montó sobre sus respectivos caballos y siguieron a la caravana. Delante iba Bjorn, y a los lados izquierdo y derecho de la carroza estaban Kai y Oishi respectivamente. Detrás de ellos se encontraba el resto, incluyendo la otra carroza en la que transportaban la plataforma que debían montar para el torneo y también el trono papal. Se notaba la tensión entre Kinich y prácticamente todos los demás, Vianne de manera especial, y así permaneció el ambiente durante las pocas horas que duró el viaje. Salieron del Vaticano poco después de que el sol asomara en el horizonte y llegaron a Creta horas antes del encuentro y, al cruzar entre el campamento Greco, todos quienes estaban despiertos y por allí se inclinaron ante la caravana durante todo el tiempo que duró el recorrido entre ellos. Al papa todo esto le tenía sin cuidado, la verdad. Ni siquiera asomaba, estaba ocupado con una de las chiquillas que lo acompañaban.
Apenas llegaron al lugar de encuentro, un pequeño grupo de hombres, los que venían en la carroza con el trono y la plataforma, se apresuraron a bajar el asiento de su santidad y, con mucha dificultad debido al gran peso, lo ubicaron en el lugar más plano que vieron para mayor comodidad del papa. Mientras todo esto ocurría, algunas de las cortesanas habían salido de la enorme carroza y, de detrás de ella, una tomó una larga alfombra que extendió hasta el trono, las demás tomaron cuatro varas las cuales unieron con un toldo creando así un parasol, ubicándolo justo en la puerta de la carroza por la cual iba a salir el papa.
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Corazón De Piedra
FantasySu misión no es buscar pelea. Su misión no es buscar problemas. Su misión es simplemente no morir. Pero... Qué difícil es hacerlo estando ya en el infierno, ¿Verdad?