Capítulo 8

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Capítulo 8: "Canadá"

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Al fin suelo fierme.

Sin metir, puedo asegurar que hice muchas promesas durante el vuelo:

Prometo regar las plantas

Prometo nunca más decirle idiota al idiota de mi jefe.

Prometo darle comida a un perrito de la calle...
¡Pero porfiis que esta mierda no caiga!

Nos encontramos en el hotel 5 estrellas más importante de Toronto. Por su puesto, no podía ser de otro modo.

Durante el viaje me enteré de que vendriamos aquí y también me enteré del proyecto: Consiste en crear una nueva sucursal de Goue Holding en esta ciudad ¿Por qué precisamente aquí? Fácil, porque es la ciudad más poblada y -esto me lo dijo mi jefe- es el centro económico del país.
De nuevo mi estúpido jefe pensó en todo.

Es un puto genio...

Galloway nos está registrando con el personal así que voy en su dirección.

__Necesito dos habitaciones__ habla petulante y la chica no se da por enterada, es más, comienza a coquetearle

__Por su puesto__ responde la tipa con acento sensual.
Entre risas y un coqueteo bastante evidente por parte de ambos, al fin somos huéspedes de este fabuloso hotel.

Nos dirigimos a los elevadores para dirigirse cada quien a su habitación.
Mi jefe volvió a comportarse de forma fría y no es que me importe, claro está, sino que no me creo capaz de tolerar sus cambios de humor durante todo el viaje.
Una vez funcionando la caja metálica, se crea un silencio que extrañamente no resulta incómodo, pero que al mismo tiempo uno desearía acabar.
Luego de lo que parece una eternidad Galloway habla al fín:

__Tú bajas aquí__ dice mientras aprieta un botón del elevador.

Alto ¿Qué?

__¿Qué?__ Mi cara es de confusión total.

__Roma__ Habla con un suspiro, como si quisiera enseñarle el abecedario a una vaca sabiendo que no va a lograrlo __Tú te quedas aquí: Habitación simple. Yo voy al último piso: Suit presidencial__ continúa con el mismo aire de arrogancia.

La empresa paga... y por supuesto nunca esperé ocupar una habitación lujosa, mucho menos compartir la habitación con él ¡Por Dios! ¿Pero tiene que ser tan malditamente arrogante?

Es tan humillante y ¡Peor! Te hace quedar como una tonta.

__Baja, Roma. Ahora__ Insiste en hablar al tiempo que me lanza una llave con un numerito: 237. Ni Siquiera la lanza con la intención de que la pueda atrapar, sino que, el muy maldito hijo de su madre la lanza con tanto desgano que las putas llaves caen a mis pies.

Hijo. De. Puta.

Por instinto cojo la llave y las guardo en mi bolsillo. Poco y nada me faltó para impactarlas contra su cabeza de mimado.

La Admiradora Del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora