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Capítulo 31: "¡Mierda!"
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Narra William:
--Katrina-- hablo mirando la cara de Katrina en la videollamada activa. Apenas Valerie colgó me puse como loco, tanto así que aún no logro encontrar las putas llaves del auto que no aparecen por ninguna parte--Pasame con Roma ¡Roma!-- grito, alarmando a Katt también-- Mierda, perdón, perdón-- insisto apenas me doy cuenta de que acabo de gritarle a la chica que nada tiene que ver en esto. Paso con frustración la mano libre por mi cara, intentando recordad dónde fue que las dejé y en un vano intento de calma-- ¿Katt?--
Ya no es ella a quien veo en pantalla, sino que es mi Roma.
Egoístamente, me siento un poco más tranquilo cuando su bello rostro es quien me observa como si tuviera un cuerno en la frente
--¿Qué pasa, William? Estás como loco-- Su entrecejo se frunce con cada movimiento brusco que doy con el teléfono cada que muevo algo de la estancia en busca de las malditas llaves del demonio.
--¡Dios santo, cariño! Qué alivio que estás bien-- hablo sin detener mi faena.
--William, ¿qué pasa?-- Ahora es ella quién luce nerviosa
--Dejaste tu móvil aquí y... llamó Valerie-- digo mirándola seriamente e intentando no asustarla.
--Y...--
--Está herida, Roma. Físicamente.-- suelto un suspiro brusco-- Marcó a tu número, no sé con qué propósito, pero lo hizo y contesté y, al parecer le decepcionó que lo hiciera, dijo algo absurdo y, no lo sé, se desmayó. Necesito que me digas dónde vive-- Intentó con todas mis fuerzas no lucir desesperado, pero fallo estrepitosamente. Pero quién podría culparme, hay una estúpida chica que podría estar muriendo.
--Mierda, mierda-- No logro saber que está haciendo ella, pero de que está asustada, está asustada-- Vive en Bear Branch, casi llegando al museo. Es una casa lila-- Dice mientras se cuelga una bufanda en el cuello y suenan unas llaves-- Nos vemos allá, William. Ve con cuidado-- habla después de una pausa y cuelga.
--Por favor, tú ve con cuidado-- Tardo unos 5 minutos más hasta toparme con las llaves, las tomo y corro tan rápido como puedo al auto. Pongo en el GPS la dirección que Roma dijo y marcho aún más rápido.
Tardo quizás unos 20 minutos, poco tiempo, considerando que viviendo al otro lado de la ciudad fácilmente me hubiera tardado el doble.
Quito las llaves del coche y bajo dando un portazo. Sin dejar de correr me dirijo a la única casa lila de la calle. Roma aún no llega y es un alivio en parte, temo ver en qué condiciones pueda encontrarse Valerie...
--¡Valerie!-- golpeo la puerta con fuerza muchas vez, pero nadie sale. Nadie. Ni siquiera los vecinos parecen interesados en que hay un extraño que fácilmente puede echar la puerta abajo de la escuálida chica. --Valerie-- Insisto, pero nada y no hay tiempo. No reviso si hay alguna llave de reserva por ahí, directamente pateo la cerradura y entro cuando esta cede.
La adrenalina de repente abandona mi cuerpo y quedo estático en la estancia de la cómoda casita. Temo lo peor.
Me obligo a caminar hasta el baño, intentando mantenerme sereno y sin hacer caso a la agria sensación que se acomodó en mi estómago.
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La Admiradora Del Jefe
RomanceGoue Holding es el mayor imperio publicitario a nivel mundial y su sucursal más importante se encuentra en Filadelfia ¿El problema? Roma no tolera a su jefe, lo considera un "egocéntrico de mierda'' y el playboy idiota más cotizado de Pensilvania...