La chica doblemente gata (Finalizada)

Parte 17. ¡Quedate conmigo!

...

Un nuevo año más, estoy muy feliz ya que empiezo mi año nuevo con amigos y un buen trabajo...

–Hangie, ¡buenos días!—

–¡buen día Frank!—

–vamos, anda–

–si..

Voy a una reunión con Frank, negocios como siempre, tenemos un trabajo muy importante en curso, ya tenemos 3 meses desde que pasó navidad...

La pasé increíble, fui a casa de mis padres, Jean estuvo con nosotros, mi tío y su familia, también llegó a saludarnos Tigre y algunos amigos de mis padres...

Livay me regaló un pequeño llavero con dibujos de un videojuego favorito, lo llevo en mi bolso siempre... yo le regale un collar que hice a mano, se lo veo puesto siempre...

Ya se que es cursi, pero me gusta ya que no fue nada lujoso, si no simbólico, porque fue con mucho cariño...

–Hangie, ¿estas ahí? -Frank hizo que me sacara de mis pensamientos–

–pues si obvio, donde me iría–

–ya vamos a empezar la reunión, pon atención–

–¡si!–

..

Terminamos la reunión, después fuimos hacia la oficina a trabajar, ya que teníamos mucho que hacer...

*mensaje*

Livi: ¡espero que hoy sea un gran día para a ti, vecina!

–¡gracias e igual para ti, vecino! Y ¡ponte a trabajar!

Livi: si, señora gruñona

–¿aquien le dices señora?

Livi: te preocupa más eso, xd

–pues si, obvio tonto :v

Livi: jajajajaja

–¡adiós!

Livi: :'(

..

Me encanta sus mensajes, la verdad no se como pasamos de pelear a esto... me gusta

-deja el celular, me dijo Frank otra vez sacándome de mis pensamientos–

-solo mandaba  un mensaje importante

-aja, dijo él con sarcasmo

Ya no puedo engañar a Frank, me conoce bien, para saber que texteaba con Livay

-pues es enserio, le dije seriamente

-si, muy importante, como si no conociera esa carita de boba que provoca Livay en ti, dijo burlándose

-mentira, que malo eres Frank

-pero di en el blanco, jajaja

-odioso, dije y le tiré un lápiz que cayó justo en su cabeza y eso hizo que me riera de él

-que dañina Hangie, dijo sobándose

-jajajaja

-sigamos trabajando, mejor

-si

...

–Señor, Livay

–digame ¿que paso? -le dije a mi secretaria por el comunicador–

–aqui esta la señorita Letticia Prince

–no la quiero ver, dígale que no quiero verla

–pero insiste