cap 4. ¡te invito a comer!

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Lo miro con desconfianza y mil preguntas en mi mente, el sigue serio pero viéndome con preocupación, las gotas siguen pequeñas.

— ¿Que hace aquí? — pregunté confundida

— te ví que pasabas la carretera, era yo el que casi te atropella, lo siento — se disculpa y frunso el ceño — decidí venir para disculparme por aquella noche que te trate mal sin contar que me dio curiosidad saber que hace una niña como tú a estas horas de la calle

— yo..— me puse nerviosa pero intento tranquilizarme, ¡Debo confiar en él! — no soy una niña, tengo 14 años — dije molesta

— eres una niña — dijo con una pizca de diversión — no haz respondido, ¿Que haces aquí sola?

— vine a caminar

— y tomar asiento debajo de un puente de niños entre la lluvia — dijo sarcástico, mire el pequeño puente detrás de mí

— yo.. mamá me dijo que no hable con extraños — dije casi en un susurro

— por eso es que no me cuentas, va a llover, te invito a comer para disculparme — me dice y sonrío al escuchar comida

— te perdono, pero no sé..— dije dudosa

— ¡Vamos!, Va a llover más fuerte y no querrás quedarte aquí — me dice para convencerme y asiento con la cabeza al ver que las gotas aumentan

— bueno — acepto alzando los hombros para abrir la puerta de su vehículo y subir cuando el lo hace — voy a mojar tu auto — dije apenada

— tampoco estás empapada — opinó y me mire, tiene razón, se coloca el cinturón y me lo señala

Batallo en jalarlo y sobre todo al abrocharlo. Sonríe divertido y me ayuda poniéndolo enseguida para dar marcha y llegar a un restaurante pequeño, en todo el camino no deje de observar el vehículo, es muy bonito y cálido.

Entramos al lugar y me guía a una mesa redonda con cuatro sillas, hay pocas personas aquí y algunos me observan seguro por mi forma de lucir, y eso que mi cabello está mojado y ya no está sucio, al menos no tanto pero si sigue maltratado. Tomó asiento con la vista a varias mesas y ventanal de cristal que lleva a la calle.

— ponte cómoda, iré a ordenar algo, ¿Quieres tomar? — preguntó y fruncí el ceño, tomar alcohol como mi mamá o se refiere a otra bebida, lo nota y sonríe sin mostrar su dentadura — me refiero a refresco

— ¡Ah!, Si — dije y él asintió para irse a la barra que está a mi lado en unas tres mesas vacías

Espero a que llegue y no tarda mucho cuando toma asiento a mi lado, con dos vasos de Coca-Cola, uno me lo entrega y sonrío

— gracias — agradecí para tomar un sorbo, la comida tampoco tarda en llegar y es una hamburguesa de las que siempre veo en un puesto pero nunca puedo comprar — ¿Que es esto? — pregunto cuando veo un cuadro amarillo dentro del pan

— es queso — notificó y sonrío dando una gran mordida, no puedo evitar saborearme al sentir su rico, delicioso sabor

— está bueno — dije sin parar de comer y él me observa, solo pidió la coca

— lo sé, dime ¿Por qué estabas sola?, ¿Y tú mamá? — preguntó curioso, levanté la cabeza y aún tengo la comida en la boca pero poco, me tiende una servilleta y la acepto para limpiarme

— porque hoy no es día de dormir en casa, mamá está trabajando — dije al tiempo que mastico el alimento, me mira sin ninguna expresión, bueno con curiosidad — y no puedo interrumpir

— ¿Que clase de trabajo es ese? — preguntó mientras pone su barbilla en su mano que reposa en la mesa el codo

— no sé, solo se que gana dinero pero siempre e creído que no es bueno lo que hace — comenté pensativa para tomar de la fresca Coca

— te refieres a meter tipos en la casa — asentí con la cabeza, sorprendida porque supiera, torció el labio para volver a beber de su vaso — ¿Y tú papá?

— no lo sé — dije con molestia al nombrarlo — y no me interesa

— lo siento — comprende todo, es sorprendente, se ríe y niega con la cabeza — por favor, come con calma, no tenemos prisa — dice y asiento viendo que mi hamburguesa está vacía — traeré un postre, ¿Te gusta el pay?

¿Pay?, ¿Que es eso?, Tuerce su labio divertido al verme

— traeré uno para que lo pruebes  — notificó para ponerse de nuevo de pie

Ya con el postre en la mesa, con solo verlo se ve rico, color amarillo con algo de naranja, el toma una cuchara y toma un poco de él trozo para darme en la boca, cosa que me sorprende pero me deleitó con su sabor.

— de verdad gracias por invitarme, nunca había probado esto — conté entusiasmada, la lluvia seguía y crece cada vez más, un tipo entra y se acerca a él, ¡Por cierto no sé su nombre!

— ¿Que haces aquí, Zaid? — preguntó saludandolo con el puño, se llama zaid — creí que estabas con esos chicos

— no, todo controlado — dijo Zaid y ví que está vez no tiene sus ojos azules tan oscuros

— bueno, te veo luego — dijo para verme y sonreírme — ¿Quién es tu amiga?

— amiga de mi hermano — dijo y fruncí el ceño, se refiere a César

El tipo se va, no sin antes de saludarme, nos deja solos y sigo comiendo.

— a César lo conocí en la fiesta — digo y sonríe, cada sonrisa que da no me parece real, no llega a su mirada

— ya se — dijo tranquilo — debemos irnos — pidió y nos levantamos para salir a la lluvia, la sombra del local nos cubre y miramos las gotas caer al suelo — entonces ¿Hoy no volverás a casa? — preguntó sin mirarme

— no, hoy no — dije observando la lluvia, feliz porque mi pansa por primera vez no ruge

— no puedes quedarte en la plaza — me dice y lo miro enseguida con confusión, ¿Habré hecho bien en confiar en él? — puedes venir conmigo

Retrocedo un paso asustada pero luego recuerdo que me dió de comer así que no puede ser tan malo.

— ¿Tu cuántos años tienes? — pregunté curiosa

— 18 — respondió, es más grande que yo, de echo es mayor de edad — no te haré nada, puedes confiar en mí, te enfermeras si te quedas bajo la lluvia

Suspiro y asiento poco convencida

— vamos — dijo tomando mi muñeca para abrir mi puerta y luego él entrar al vehículo

— ¿Tus papás..?— pregunté pensando en que tal si les molesta

— no vivo con ellos — confesó.

*****

Un consejo, esto es solo una historia pero nunca suban a un vehículo de un desconocido, nunca se sabe lo que puede pasar.

No te metas con una madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora