Demasiado Comodos

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Se sorprendió a si misma viendo con anhelo hacia la puerta del restaurant en el que había comido con Malfoy hacia ya una semana. Eso le ocurría todos los días desde entonces, y como todos los días se reprendía por ese sentimiento de decepción que le invadía cuando pagaba la cuenta y salía del lugar para regresar a su trabajo.

Había pensado mucho en Malfoy y en Dante, le parecía fascinante la manera en que esos dos se desenvolvían; Draco con su porte altivo y Dante con esa voz varonil en la que se palpaba toda su seguridad.

Miraba el menú sin verlo en realidad  con sus pensamientos muy lejos de ahí, tan perdida estaba  que no noto que alguien se acercaba a su mesa con una sonrisa seductora.

-¡Granger! -Dijo a modo de saludo haciendo que diera un respingo del susto y bajara el menú para encontrarse con los ojos grises del rubio.

-Que susto me has dado. -Le reprocho.

-No es mi culpa que estés tan distraída. ¿Puedo sentarme?

-No debería dejarte, después del susto que me has dado. -Dijo con fingido enfado

-Vamos Hermione no seas mala, no fue mi intención.

-Está bien. -Dijo medio sonriendo. -¿Cómo has estado?

-Muy bien gracias ¡y tú?

Suspiro antes de contestar. -Bien.

-Eso no sonó muy convincente.

-Estoy bien, bueno con mucho trabajo y no puedo negar que cada vez extraño mas a mis amigos, estar lejos es difícil.

-Con amigos te refieres a Potter y Weasley.

-Sabes que así es.

-Te puedo preguntar algo sin que te ofendas.

Hermione lo miro evaluando su rostro, esperando encontrar algún signo de que se quisiera burlar de ella, pero solo encontró verdadero interés por lo que quería preguntar.

-Puedes preguntar, pero me reservo mi derecho de contestar si es algo desagradable.

Draco sonrió y puso los ojos en blanco. -No es nada malo es solo curiosidad.

-Entonces pregunta.

-Que te motivo para arriesgar tu vida por Potter, es algo que no llego a comprender, cuando no es nada de ti.

-Te equivocas es mi amigo, mi mejor amigo, quizás mucho más que eso. -Suspiro de nuevo al recordar a Harry.

-Siempre supe que estabas enamorada de él. -Afirmo con seguridad interpretando ese suspiro como un anhelo romántico.

-Pues te equivocas, lo quiero mucho pero no de esa manera.

-No mientas.

-No tengo porque mentir, Harry es quizás el hermano que nunca tuve y lo quiero como tal, que no llevemos la misma sangre no cambia que es más que un amigo para mí.

-Tanto lo quieres que estabas dispuesta a morir por el.

-Claro.

-¿Crees que el aria lo mismo por ti, si hubiera sido al revés?

-Estoy segura, así como yo salve su vida en muchas ocasiones, el salvo la mía, además todo eso. -Dijo refiriéndose a su lucha en la guerra. -Lo hicimos no solo por nosotros mismo, si no para lograr el bienestar de todos.

-Aun me pregunto por qué me salvaron durante la guerra.

-Harry pensó que tú eras una víctima más y yo opino lo mismo. -La conversación se había tornado demasiado seria, recordar los conflictos de la guerra era muy difícil para ambos pero a pesar de lo delicado del tema parecían tranquilos al recordarlo. -No eras más culpable de tus acciones de lo que lo era Harry.

-A que te refieres con eso.

-Harry siempre se sintió culpable por nosotros, pensaba que por su culpa estábamos en peligro contante.

-Eso es verdad.

-Sé que es verdad Draco, pero fue mi decisión y mi propia convicción lo que me llevo a apoyarlo nadie me obligo, incluso Harry muchas veces me pidió que no interfiriera.

-Y eso que tiene que ver conmigo.

-Harry no tuvo opciones para elegir la vida que le toco, tu tampoco, ambos hicieron lo necesario para sobrevivir y mantener con vida a las personas que quieres, quizás los métodos usados no eran los más ortodoxos, convenientes  o ideales pero en el fondo ambos lo lograron. Tú y tu madre estaban vivos y a salvo, y todo lo que hiciste lo hiciste por ella, Harry lo sabía por eso te salvo.

-Pues en verdad que no los entiendo.

-¿Que es lo que no entiendes?

-Es que su nobleza es tal que caen en la estupidez.

-Estás diciendo que hubieras preferido que te dejáramos morir en la sala de menesteres consumido por el fuego maldito.

-Merecía morir esa era mi condena por mis estupideces, por mi causa murió Dumbledor.

-El conocía su destino, fue su decisión morir de esa manera,  pidió que así fuera y obtuvo lo que pidió, tú no eres más responsable de su muerte de lo que fue el mismo o incluso el profesor Snape

-Supongo que tienes razón.

-Claro que la tengo, no te negare que nos llevo bastante tiempo comprenderlo, pero al final era imposible no admitir que en ese día tu participación ayudo a que los planes del director se llebaran acabo, esa fue tu intervención en la guerra, consiente o no lograste que muriera de la manera en que Dumbledor lo había decidido y de esa manera salvaguardaste las verdaderas intenciones de Snape.

-Puesto de esa manera me hacerse ver como un héroe. -Dijo sonriente.

-No es mi intención hacer crecer tu ego. -Sonrió la castaña. -Pero siempre he creído que es necesario observar las cosas de diferentes ángulos.

-Supongo que tienes razón

-La tengo. -Dijo con seguridad. -Y aunque desearía profundiza mas en el tema, tengo que irme.

La castaña llamo al mesero para pagar.

-Yo te invito. -Se adelanto el rubio.

-No. -Dijo de manera rotunda. -Prometiste que la siguiente comida me dejarías pagar.

Hermione pagó y se despidió del rubio con una sonrisa.

Malfoy se quedo un rato más en la mesa viendo como se alejaba. En su fuero interno el rubio siempre había pensado que Potter y sus amigos lo había salvado por lastima o como una enferma forma  de burlarse de su persona, y aunque seguía manteniendo sus reservas por algún motivo había creído cada palabra de Granger.

De alguna manera el siempre se había considerado un moustro por provocar la muerte del director, la culpa lo azotaba contantemente por sus acciones del pasado, por eso había dejado su hogar para aventurarse a lugares desconocidos, buscando diversión, buscando olvidar con los excesos de una vida alocada sus penas.

Y justo ahora se daba cuenta que de esa ex Gryffindor que debería odiarlo muy especialmente por haberle amargado la existencia, no lo consideraba un moustro, que incluso lo comparaba con su mejor amigo, con el héroe del mundo mágico, y aunque sabia que no lo merecía, le satisfacía saber que alguien lo veía como un ser humano.

Draco abandono el lugar sonriente, pensaba contarle de sus segundo encuentro con Granger a su cómplice amiga Dana.

Reconocía que Dana esa chica de dulce voz a la que no conocía en persona, le había permitido darse la oportunidad de conocer a alguien mas allá de la apariencia, de no ser por sus platicas y consejos el jamás hubiera imaginado lo fascinante que era Hermione.

La castaña llegaba en esos momentos a su trabajo, sus pensamientos eran ocupados por Malfoy, era inevitable pensar en lo guapo que era y en lo placentero que resultaba hablar con él, sin importar lo fuerte del tema.

Sintonia De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora