De La Realeza

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Temblaban como una hoja, hoy rompía con su propia regla de puntualidad, no deseaba llegar temprano para enfrentarse a Dante, estaba sumamente nerviosa y las mariposas en su estomago no la dejaban en paz por un momento, sus manos sudaban de manera incontrolable y las sentía heladas debido al nerviosismo, estaba entrando en un estado de pánico.

Todavía se cuestionaba sobre si eso era lo correcto, conocer a ese hombre que le impedía dormir temprano todas las noches, solo con su plática agradable, recordaba sus primeras discusiones y no pudo evitar reírse como loca al hacerlo, cuanto lo había detestado en un inicio cuando la sacaba de sus cabales con sus ideas, pero al final la había cautivado con esa franqueza que rayaba en los límites de lo permisible, su falta de tacto en ocasiones y su frialdad para tomar decisiones le repelían, pero sin duda tenía que reconocer que a veces se requería tener ese temple y firmeza para tomar las mejores decisiones.

Era algo inaudito para alguien como ella, estar dentro de esa encrucijada, sin bien estaba desde hacía un tiempo convencida de la fuerte atracción que ejercía Dante, no podía negar que sentía cierta culpa cuando descubrió que sentía algo muy similar por Draco.

Con el trato constante con ese arrogante chico, le permitió conocer muchas cosas en su persona que desconocía, era como ver a ese muchacho rubio que le había hecho de sus años de escuela  un infiernos desde otro ángulo muy diferente, quizás era que ya no era la víctima en ese escenario y se podía permitir mirarle con otros ojos.

La mayoría de las veces se preguntaba si no había sido precisamente sus prejuicios contra Malfoy lo que no le permitió conocer esa parte de su persona, y después de dar muchas vueltas en el asusto y permanecer en vela tantas noches buscando respuesta, lo cierto era que ambos habían cambiado, ya no eran los mismos niños, ahora era adultos independientes y capaces de tomar sus propias decisiones sin considerar las influencias externas, pero quizás lo mas significativo es que atrás junto con todas esos prejuicios y orgullo mal entendido se quedaban los malos recuerdos que la guerra les habían dejado.

Draco ya no era el villano del cuento, había aprendido que este fue una víctima más, una pieza en un tablero de ajedrez donde eran otras manos quien le manipulaba, nunca había tenido opciones más que acatar las indicaciones y tomar como suyos los ideales de una persona enferma y retorcida que estaba resentida con el mundo.

Como deseaba que Draco fuera como Dante y que este hablara de sus sentimientos, sin verse en la necesidad de interpretar entre líneas la poca información que le sacaba al rubio que rara vez era capaz de mostrar sus emociones, pues si bien era simpático, culto y galante, por regla general no hablaba de sus sentimientos.

Fueron muchas la noches que cerrando sus ojos había intentado vanamente darle forma en su mente a Dante, pero no podía, extrañamente era como si sus ideales no consiguieran darle un cuerpo digno.

Y justo ahora que se encontraba ataviada por su vestido de época y esa peinado alto con su cabello teñido de un intenso rojo se adornaba con una fina corona y una máscara dorada cubriendo su rostro se preguntaba con mayor insistencia si conocer en persona a esa voz sin rostro no sería un error, o mejor dicho un riesgo innecesario que pudiera romper con la mágica relación que les unía.

Era demasiado tarde para retirarse y ella no era precisamente una cobarde para huir por muy asustada que se encontrara, así que tomando aire se adentro al salón donde se llevaba a cabo el baile y asi lo vio al otro lado de la pista con los ojos fijos en ella.

No cavia duda que su imaginación se había quedado corta, lucia gallardo, alto y bien formado, elegante y de buen porte, no podía verle aun el rostro pero si duda era él. Por mero trámite abrió el abanico que llevaba en la mano y aquel hombre de cabellos negros vestido de príncipe con todo y corona comenzó a caminar a su encuentro ocultando su rostro con una mascara plateada.

Sintonia De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora