Día 7. En el centro del arrecife

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El lugar era iluminado, el momento, era único. Era la tormenta perfecta, el cielo era negro, el acantilado era alto, no había imágenes para describir aquello, el sentimiento de aprensión, el sentimiento de ir por más

― ¡AAAAAAAAAH!

Grito con gran fuerza, nadie podía oírle, comenzó a correr, una pierna delante de la otra, a toda velocidad, a toda potencia, continuo sin parar, corrió hasta llegar a ese momento, a la orilla y en un nuevo grito salto, miro el agua bajo él, el cielo arriba de él, estaba en medio, estaba suspendido, todo era lento, todo era maravilloso, cerro sus ojos con una enorme sonrisa mientras caía

El agua abrazo su cuerpo con gran cariño, bajo el agua todo era tranquilo, la tormenta no existía, simplemente... era precioso. Nado por lo más bajo topándose con peces y llego a un arrecife donde sin dudarlo se sentó a disfrutar como ligeros rayos de luz entraban, no dudo en salir, pues le faltaba el aire, respiro y miro a su alrededor


Era como si hubiese llegado de lo más profundo y misterioso, pues todos seguían jugando como si nada, todos reían


― ¡Atsushi-kun! Pasaste mucho tiempo bajo el agua – dijo Dazai extendiendo su mano

― Si, tuve un gran momento – menciono sonriente

Miro a los agentes jugar, la mafia a la otra esquina, Akutagawa le miraba, se acercó ligeramente temeroso pero aun así, llego al mafioso, teniendo en vista a todos, el albino hablo

― Akutagawa

― Jinko, ¿perdiste tu traje de baño?

― No – suspiro – deja de molestarme con ello

Tosio sin mirarlo, aun con la mano en su boca siguió ― es demasiado corto – se quejo

― Akutagawa, eres la tormenta de mi acantilado

― ¿pero qué rayos está diciendo este pendejo? – cuestiono Chuuya

― Escucha, las tormentas son oscuras, ruidosas, no te dejan pensar, no te dejan soñar, piensas que la vida todo es oscuridad... Todo duele, y solo quieres que termine

― ¿solo vienes a molestarme?

― ¡PERO! Toda tormenta tiene un centro, un centro donde todo es tranquilidad, amor, paz, y esperanzas, es lo más hermoso y único

― ¿qu-que? – pregunto sonrojándose

― Eres como un océano que relajo mis penumbras, un arrecife donde puedo esperar y esos rayos de ligera luz que encontró al saber que me regañaras por cada error pero que jamás me juzgarás

― Si te juzgo

― Pero no como lo crees, tú... - trago saliva ― ¡TU ME HAS AYUDADO A VOLVER A SOÑAR!

Aquello sonrojo al azabache, Chuuya tenía una mueca de pocos amigos ― ya está ¿Dónde está mi copa de repuesto para vino? Necesito tomar mi copita mañanera

Chuuya se alejó dejándolos completamente solos, aunque la agencia todavía prestaba atención aquello, Atsushi estaba sonrojado, Akutagawa volvió a toser y miro a otro lado, Atsushi sintió algo tomarle, miro hacia abajo preocupado, Rashomon estaba cubriendo sus piernas

― Oye – se quejo

El mafioso no lo miro, ni siquiera un poco ― te dije que estaba muy corto – se quejó una vez más sonrojando al albino, esté bajo la cabeza apenado, ¿realmente eso estaba sucediendo?

Dazai se acercó a Chuuya quien bebía una copa de vino ― tu copa especial eh – menciono alegre

― Es mi favorita – sonrió Chuuya mostrándola

Pues sí, era una copa de vino añadida a la botella de vino ― nada mejor que una copa para iniciar el día – menciono haciendo reír a Dazai

Seguramente los encuentros en la playa eran extraños.

95 días de verano || BSDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora