☔0 2 1 ☔

167 21 0
                                    

0 2 1

Y como si de magia se tratara, Valentín en pocos segundos ya tenía a Lautaro, solo en boxers, acostado siguiendo todas sus órdenes.

— No puede ser que estés tan bueno.— mordió sus labios al ver tanta pureza en frente suyo.

Padín no se quejó en ningún momento y todavía no sabía porque, quizá porque la mirada del rubio lo intimidaba demasiado.

Sentía la necesidad de masturbarse, justo ahí, enfrente de Oliva. Aunque en el fondo, sabía que todo esto era demasiado enfermizo.

— Lauti, tocate un poquito.— pedía el de ojos claros sin quitarle la mirada al bulto del menor.

— Tengo las manos frías para hacerlo.— habló con un tono de voz muy bajito. La situación lo hacía ponerse así.

— Dame.— Valentín le tomó ambas manos y las llevó directo a su erección que ya se notaba demasiado por encima del pantalón.— Calentate con mi verga.— impuso serio, intentando no demostrar esas ansiosas ganas de romperle el orto ahí nomás, sin nada de juego previo.

Padín comenzó a perder la timidez, llevándolo a la desesperación por sentir a su primo una vez más. Ya con sus manos ahí, desabrochó el jean que el rubio tenía puesto, sorprendiendo un poco a Valentín por la repentina acción.

— ¿Andamos desesperados?— sonrió ayudándolo a sacarse la tela de la que tanto intentaba deshacerse el menor.

— Valen, cojeme, por favor.— suplicaba Lautaro con sus ojitos cerrados.

Sus piernas temblaban, Oliva se sentía orgulloso de saber que estaba por hacer llegar al orgasmo a su primito sin siquiera tocarlo.

— Si me lo pedís así no puedo negarme.— bajó hasta la clavícula de Lautaro y comenzó a dejar pequeños besos desesperandolo aún más. No paró hasta llegar al elástico de su boxer. Cuando estuvo ahí, empezó a bajar la tela de manera muy lenta, torturando de placer a Padín.— Date vuelta, ahora

Sin protestar se volteó tal como el rubio pidió.

— Que buen culo que tenés, dios mío.— dijo, y como era de esperarse le dió un palmazo bastante fuerte, haciendo que Padín soltará un gemido un poco alto.— Y es solo mío.— volvió a golpearlo.— Haceselo saber a Vainstein. Que acá estoy yo para enseñarte lo que es una buena verga.— lo tomó del cabello y tiró un poco de él, levantando su dulce carita de ángel.— Ahora chupa.— llevó dos dedos a la boca del menor.— Más te vale que grites mucho.

Disfrútenlo porque amé escribir esto.
Che, de paso pásense por las dos novelas nuevas que hice wjxhsjjfjs las amo

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 26, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

miedos☔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora