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Lautaro llevó la mirada a su amigo, quien no podía quitarle la vista a Valentín. Sabía perfectamente que Eduardo no había besado a ninguna chica antes, y él menos. Es más, Oliva ya lo sabía, solo le gustaba molestar.

Ambos menores negaron causándole al rubio algo de risa.

— ¿Ni siquiera con un chabón?— sus claros ojos se centraron en contemplar a Padín, quien se encontraba bastante nervioso.

— Que asco.— exclamó Cachavilano. Sin darse cuenta que quizá esa respuesta podía herir los sentimientos de su mejor amigo. Volteó a verlo y le dedicó una relajada sonrisa para que entienda que no era así como el pensaba.

— No es tan feo.— opinó Valentín acercándose más al par de vírgenes que tenía frente suyo.— Probemos.

Y sin esperar respuesta alguna, tomó a Eduardo de sus piernas y lo arrastró hacia a él para tenerlo a unos pocos centímetros suyos. El menor no alcanzó a reaccionar dándole al rubio la perfecta oportunidad para besarlo.

Fue un beso sin sentimientos, nada pensado y mucho menos disfrutado culpa de la repentina acción de Valentín. Pero aún así, digan lo que digan, fué el primer beso de Eduardo.

— Que asco que sos, hijo de mil puta.— se quejó separándose a los segundos luego de que Oliva lo haya besado.

Pasó su mano repetidamente por su boca como si eso le fuese a sacar la sensación extraña que le había dejado el de ojos claros.

Se levantó de la cama, muy enojado, y salió de la habitación para dirigirse al baño, cerrando la puerta con poca delicadeza.

Lautaro estaba muy sorprendido con la escena que había acabado de presenciar. ¿Que mierda había pasado?

— Que bueno que ya se fue.— dijo Oliva luego de varios segundos de silencio.— No me lo bancaba más.— su mirada fue hacia los labios de su primo.— Tenía ganas de estar con vos un ratito.

miedos☔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora