XI

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Te mantienes al margen de la situación, porque así se lo habías prometido, además se ha ganado con creces que cumplas tu palabra (aunque sólo sea por esa vez).

Ya han pasado dos años, desde que le prometiste que volvería a ver a su amado padre, y recién dos años después de aquel juramento fuiste capaz de darle el gusto de ver a quien deseaba. Te da una gran satisfacción que ese despojo de hombre no sea ni la sombra de lo que antes fue, tal parecía que el tiempo le ha jugado en contra y ahora no es más que un desquiciado hundido por completo en su mundo de fantasía. La suerte parecía sonreírte.

Él jamás saldría de ese lugar, y si se atrevía a mostrar la más remota evolución, te encargarías de eliminarlo, porque no era más que un estorbo en tus planes. Pero sabes mejor que nadie que no será necesario mandarlo a la tumba antes de tiempo porque en todo el tiempo transcurrido te haz encargado de que el que una vez fue un prestigioso psicólogo, no reciba el tratamiento adecuado y sea tratado como un verdadero animal. Él había pasado hacer la menor de tus preocupaciones. Él no te quitaría a tu amada marioneta, ese ya era un hecho.

¿Y qué podría decir de los demás obstáculos en tu camino? ¿Como por ejemplo de Rebeca? Simplemente que deseabas que descansara en paz, ¿no? Cuando tus abogados te informaron de las nuevas intenciones de esa mujer que no le importó dejar a Cyrus en tus manos, intentaste ofrecerle dinero para que se quitara de la cabeza la idea de quitarte a tu más preciado juguete, pero para tu sorpresa rechazó la fortuna que le ofrecías para desaparecer y no regresar jamás. Su intento de mostrarse como alguien correcta, te repugnó y no te dejó más alternativa que dejarle en claro que no tenía más alternativa que dejarte en paz si deseaba seguir respirando, no te hubiera gustado llegar más lejos, puesto que sería una pena dejar a su hija sin madre.
Ya que por tu marioneta serías capaz de todo.

Él nunca se iría de tu lado porque no se lo permitirías.

Poco a poco los obstáculos que te separaban de él, se fueron desapareciendo; para tu suerte, su abuelo paterno murió, poco después de que supo que no había nada que pudiera hacer por su hijo Todd o por su nieto. Y para qué negar que su muerte fue sin duda lo que más esperabas.

Y del último familiar, que le quedaba a tu pequeño, no podías decir mucho, lo último que habías sabido de su anciano abuelo por parte de Leslie, era que se estaba muriendo en la cama de un hospital. Tal parecía que necesitaba una transfusión de sangre pero por desgracia no encontraban donador compatible con él, tenía un tipo de sangre muy rara, la misma que tenía tu marioneta.

La vida te había facilitado mucho las cosas.

Cuando por fin sales de tus pensamientos, te percatas de que ya es hora de marcharte de ese deprimente lugar. Por suerte sería la última vez que pusieras un pie ahí porque jamás regresarías, y te encargarías de que tu pequeño terminara por aceptarlo aunque tuvieras que hacerlo entrar en razón por las malas.

—Ya es hora de irnos.

No dice nada, pero al ver la tristeza que hay en sus orbes marrones, presientes que sabe que será la última vez que verá a su progenitor. Te alegra que con el pasar del tiempo se haya convertido en un perfecto sumiso, uno sin voluntad como siempre deseaste.

—“Hasta pronto, papá”

Esa sin duda era una despedida de novela, donde fingir era la mejor solución. Y no podías negar que en verdad lo era.

Sin objeciones camina junto a ti hasta salir de ese triste lugar…

La tristeza había acabado con él hasta el punto de convertirlo en tu marioneta, en la perfecta marioneta del demonio.

Perverso |Tyrus|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora