Perverso |Tyrus|

VIII

Había pasado una semana desde que ese hombre, que ahora estaba a cargo de ti, te había dirigido la palabra.

Al cuarto día, de esa misma semana, llegaste a pensar que esa era su forma de castigarte, pero algo dentro de ti, te dice que no es así, que si no te ha dirigido la palabra en todo ese tiempo es porque algo debe de estar tramando contra ti. Fuiste consiente de la furia que ese hombre demostró al saber que lo habías desobedecido, fuiste plenamente consciente de su mirada de odio como de desprecio y es por ese mismo motivo es que sabes que debes estar atento a cada uno de sus movimientos porque tal vez cuando menos te lo esperes, es cuando él decidirá atacar, lo peor de todo es que para tu desgracia (y su suerte), Kippen, te parece un sujeto difícil de conocer, y por más que te esfuerces, por más que te repitas una y otra vez que puedes con su persona, la realidad te demuestra que no es así, que cuando él lo deseé te podrá atacar y aunque lo sabes no podrás hacer nada para evitarlo. Nada.

Pensaste, en la idea de comentarle a Jonah, lo que ese hombre te había hecho en aquella cama, pero no podías hacer tal cosa porque no sabías si lo que hicieron tú y él era correcto.

Si era considerado correcto que un hombre mayor como él y una niño como lo eras tú hiciera ese tipo de cosas. Y no, no dirías nada porque el sentido común, que apenas y se estaba desarrollando en ti, te decía que aquello que hicieron posiblemente no sería visto con buenos ojos ante la mirada acusadora de los demás. Odiabas admitirlo pero todo parecía indicar que era mejor que guardaras ese secreto. Ya no deseas más problemas, ahora que ese hombre parecía haberte dejado en paz, y contar la situación tan íntima que viviste junto a tu tutor, parecía ser sinónimo de problema por ello habías decido callar. Nadie se tenía porqué enterar.

Logras salir de tus pensamientos, al ver que ese chico de cabellera negra, te estaba hablando, tal parecía que ya había llegado el turno de que los dos expusieran el trabajo, que habían realizado sobre la fotosíntesis para la clase de biología. En un principio pensaste, que sería una pésima idea hacer ese trabajo con él, cuando el que era tu tutor, te había pedido que te mantuvieras alejado de ese chico, pero sin embargo, cuando llegó el momento de obtener su permiso para ir todas las tardes de la semana pasada a casa del que era tu compañero, el hombre que debía cuidar de ti, no se opuso y te dio todo su permiso y confianza para que asistieran a donde deseabas, y ante su contradictoria actitud, creíste que había empeorado de salud pero no, para ese momento se encontraba más sano que nunca. Y como el iluso que eras, pensaste que tal vez te permitiría tener amigos, pero ahora que te habías dado tiempo para pensar todo sobre él, llegaste a la conclusión de que algo tramaba. Porque para ti no era normal su repentino cambió de actitud. No cabía duda de que debías estar más atento que nunca, pero aunque así fuese, no podías evitar estar más que feliz, porque Jonah, a tu parecer, era un niño realmente lindo y no podías negar que disfrutabas como nunca de su compañía, era una pena que como ya había finalizado el trabajo, que debías hacer junto a él, no podrías verlo por las tardes, pero al menos lo seguirías viendo todas las mañanas de colegio. Como siempre.

Muy en el fondo, sabías que lo que más amabas de tu compañero, de cabello azabache, eran sus ojos verdes, porque sus orbes color esmeralda, no te dedicaban la misma mirada de absoluta depravación como lo hacía TJ, Jonah no te observaba como si fuera a cometerte y aquello era lo que más te agradaba de su persona, aunque nunca se lo dirías porque él nunca debía saber lo que pasaba entre tu tutor y tú.

Temes que se aleje de ti al saber cómo te mira o te toca, porque aquello que él hacía contigo no parecía ser normal o correcto sino todo lo contrario y en el fondo lo sabías pero no deseabas admitirlo. El hacerlo significarías sólo más dolor y ya no creías poder soportar más del mismo.