Capítulo 20: Traidor

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Es un día hermoso, el cielo está despejado sin ninguna nube en él y la temperatura es perfecta, ni mucho frío ni calor, simplemente perfecto.

Estamos en un prado, Max y yo, un hermoso prado cubierto por una alfombra de césped verde brillante y pequeñas flores de distintos colores en éste. El lugar está en completa calma y armonía y se pueden escuchar a las aves cantando y el chapoteo de los peses y ranas que saltan en una pequeña laguna.

Max y yo estamos tendidos de espaldas en el suave césped, abrazados. Uno de los brazos de Max me rodea y yo aprovecho el hueco que hay entre su hombro y el cuello para apoyar mi cabeza, mientras que la de Max se reposa en la mía. Mi mano se encuentra sobre su pecho, justo encima de su corazón, y en mi mente cuento sus latidos, hacer eso me relaja y suelto un suspiro.

La mano de Max sube y baja por mi espalda y con cada caricia suya mi cuerpo responde estremeciéndose de placer.

Es un momento perfecto y mágico. Ambos estamos en un mundo solo para los dos, uno en el que estamos en completa calma, sin prisa ni problemas, sin gente que nos moleste, solo nosotros y eso es lo que lo hace perfecto.

Dejo un suave beso en el cuello de Max y él me aprieta aun más contra su pecho. Sonrío.

Salgo de mi escondite en su cuello y elevo la vista para encontrarme con sus ojos, esas dos gemas verdes tan hermosas y brillantes, eso ojos que me enamoraron.

De repente, el rostro de Max se pone tenso y su sonrisa desaparece.

-Mai -dice- debemos detenerlos.

Ahora yo también borro mi sonrisa y frunzo el ceño. ¿Detener a quien?

-¿Qué?

-Ya no queda tiempo, Mai -Se reincorpora hasta ponerse de pie y yo lo imito.

-¿Pero de que me hablas? -pregunto confundida, no teniendo ni la más mínima idea de que me está hablando.

-Hay que detenerlos -repite- hay que hacerlo ahora, antes de que ellos lleguen.

¿Ellos? ¿Quienes van a venir?

Estoy por volver a replicar y exigirle que me explique que sucede pero las palabras se atoran en mi garganta, luego el cielo empieza a oscurecer y de pronto Max ya no estaba.

***

Despierto exaltada. Estoy toda sudada, mi corazón está a punto de salirse de mi pecho y mi respiración me sale entrecortada.

Por un momento estoy desorientada, no recuerdo bien donde estoy, pero con solo echar un vistazo a mi alrededor recuerdo estar dentro de una celda. Me siento con las piernas cruzadas, me llevo mi mano hasta el pecho y trato de calmarme.

Fue solo un sueño.

Pero un sueño muy real.

Llevo mi rodillas al pecho y entierro mi cara en ellas. Mi respiración sigue agitada, pero mi corazón poco a poco comienza a calmarse.

Hay un traidor entre nosotros.

Un infiltrado.

No confíes en Lucas.

Recuerdo que decía la nota de Max.

Debemos hacer algo antes de que sea tarde.

Dijo Max en mi sueño.

Ante de que ellos lleguen.

Recuerdo tras recuerdo me van llegando a la cabeza y se me reproducen como si fuero una película. Son como muchas fichas de un rompecabezas que había estado siempre allí, pero desarmado y ahora, poco a poco, se van juntando.

Escapando de la Gran SociedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora