|Narra Katie|
Ya pasaron veinticuatro horas desde el beso con Thomas. He estado un poco ocupada ayudando en Alexandria, sin embargo, era inevitable no pensar en Carl. Sabía que eso le rompería el corazón; él y yo teníamos una relación estable y fuerte, sinceramente me daba miedo perderlo, pero sabía que si se enteraba por un tercero, sería lo peor que podría pasar.
No sabía qué hacer. ¿Él sería capaz de perdonarme?
No debería.
Solté el aire en mis pulmones y cerré los ojos un momento. El cosquilleo que permanecía en mi pecho, me ponía nerviosa. Las imágenes de Carl decepcionado se repetían una y otra vez en mi cabeza.
Culpa.
Me sentía culpable. Les podía asegurar que en mi ausencia, Carl se comportó como un loco tratando de elaborar un plan para rescatarme. Lo conocía muy bien como para saberlo. Sin embargo, pagarle de esta manera justificaba por completo el odio que el castaño llegara a sentir hacia mí. Porque lo peor del caso es que, después de estar desaparecida, me besé primero con Thomas que con Carl.
Yo no era una persona de creencias religiosas. Mis papás si eran católicos e iban a la iglesia, pero yo sencillamente no era devota de ello. Mamá siempre me decía que si algo me angustiaba o no encontraba la solución, que podía confiar en su Dios para que él se encargara de darme una respuesta, pero yo nunca le creí.
Sin embargo, no sabía si era la culpabilidad la que me estaba diciendo que hablara con el padre Gabriel e hiciera una confesión. Sea lo que fuere, le hice caso.
Salí de mi habitación mientras me colocaba un suéter gris para el frío. Según mi libreta, estábamos en noviembre, estaba comenzando el invierno así que las brisas frías de la mañana ameritaban un abrigo. Tras salir de la casa, caminé tan rápido como pude hasta la iglesia.
La buena noticia era que no quedaba tan lejos.
Por lo que Emily me contó, Gabriel se volvió más valiente y determinado. Al parecer había estado asistiendo a las clases de defensa que dictaban las chicas y era el mejor hasta ahora. También me contó que el padre se ofreció a dar eucaristías para las personas que hayan decidido creer en algo o qué quisieran mantener su esperanza a través de Dios.
No era creyente, pero debía admitir lo bien que le vendría a los feligreses.
Finalmente llegué a la iglesia.
Y me arrepentí.
¿Debería? ¿No le estaré faltando el respeto a Dios?
Solo necesitaba un consejo, uno bueno de alguien que hacía las cosas bien.
Inhalé hondo decidida, y entré a la denominada 'Casa de Dios'.
No estaba vacía, algunas personas estaban sentadas en silencio, murmurando alguna oración hacia una estatua de la virgen u otra de Jesucristo crucificado.
— ¿Katie? —la voz del padre alcanzó mis oídos.
Vi su cuerpo saliendo de una puerta al fondo de la iglesia.
Es hora.
Caminé hasta su lugar y me detuve a unos centímetros de él.
—Sí, soy yo —saludé, vacilante.
— ¿Qué haces aquí? —la extrañeza era notoria en su voz.
Y lo entendía.
Yo, después de matar a personas sin miedo, matar caminantes sin miedo, insultar a cualquiera y mandar a la mierda a todos, he venido a la iglesia.
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Sin Sentimientos. (2ª Parte de Sentimientos Encontrados)
Fanfiction⚠️ ALTO CONTENIDO DE SPOILER ⚠️ Leer primero SENTIMIENTOS ENCONTRADOS ------------- Los psicólogos siempre han dicho que con violencia no se resuelven las cosas, que el perdón es mejor que la venganza. Pero en este mundo ya no existen los psicólogo...