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There's no time for us
There's no place for us
What is this thing that builds our dreams
Yet slips away from us?

— Quizás deba hacer otra operación....

La madre de Roger, Winifred Taylor, insistía e insistía respecto a que hiciesen lo posible por salvarle la vida a su hijo.

— Quizás podamos intentarlo —convino el médico—. Pero será difícil, tiene gran parte de los órganos interiores dañados... de todas formas trataremos.

La mujer dio un suspiro de notorio alivio a tiempo que agradecía numerosas veces al hombre, este le indicó que la operación sería preferiblemente al otro día alrededor de las siete de la tarde, claro, esto sí Roger llegaba a esa hora.

Nerviosa, pero agradecida, fue a comunicarle esto a Clare, Brian y a los amigos del rubio que seguían en la sala de espera, es más, los más cercanos no habían salido del hospital —o de sus alrededores, puesto que a veces salían a fumar al jardín— en dos días. Cuarenta y ocho horas donde poco habían dormido y comido.

Brian no dejaba de recordar con lágrimas en los ojos como Roger había dicho "felices dos años" cuando había entrado a verlo en la primera ocasión. La celebración no iba a ser nada alegre con el rubio en aquel estado, Brian lo sabía, pero de todas formas esperaba que hubiese un tercer aniversario, y un cuarto, y un quinto, y ojalá que llegara a un número infinito, que su amor durase por siempre y para siempre.

Como en los cuentos de hadas.

Aunque claro, aquello no existía.

Aún no había podido pedirle aquello que tanto añoraba, pero tras lo dicho por el médico "si llega a esa hora", supuso que ya no podría esperar más.

No podía dejar que Roger no supiera que quería pasar toda su vida con él.

Le habló de ello a Syd, John y George, los cuales estuvieron de acuerdo y muy felices por ello, aunque claro, solo por la petición.

— De seguro eso le dará fuerzas para luchar —sonrió Syd con tristeza y mirando al piso ligeramente.

Y a fin de cuentas, aquello era lo que esperaba Brian, porque sabía que Roger no se rendiría tan fácil, pero que salir de aquella situación no lo era.

Cuando correspondió su turno para entrar a las visitas —puesto que los horarios con Roger no corrían considerando su estado— entró a la habitación del rubio aún con la caja en el bolsillo. No se había cambiado de ropa en aquellos días, había permanecido siempre en el hospital y valía la pena.

Roger se encontraba durmiendo, en aquel corto tiempo lo había hecho a menudo a causa de los analgésicos proporcionados por el médico para el dolor, los cuales lamentablemente no hacían mucho efecto y no quitaban las punzadas que el chico sentía en su adolorido abdomen.

Sin embargo, al sentir como la puerta se abría, abrió los ojos con esta y nuevamente sus ojos se iluminaron al divisar a Brian entrando a la habitación.

— Hola, mi amor —lo saludó el de rizos.

— Hola... poodle —sonrió Roger saludándolo devuelta sin quitar el brillo en sus grandes ojos azules.

Danger [Maylor] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora