«4»

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«Capítulo cuatro.»

— Perdón por eso.—Susurró en mi oído cuando nos separamos, mi corazón latía rápido, muy rápido y unas sensaciones que nunca había experimentado se apodero de mi cuerpo.

Escuché unos murmullos y cuándo traté de mirar Dani poso su mano en mi mentón así no lo hacía, era obvio que nos estaban mirando.

— No mires—Susurró, lo miré los ojos y él sonrió.—, ella nos esta mirando.—Acotó, causando que todas esas sensaciones lindas desaparezcan enseguida, cayéndose todas al subsuelo.

— Ah.—Agregué, su cercanía me encantaba porque podía ver mucho mejor sus facciones lindas, esos labios carnosos.

Labios de petero; como a veces le digo a él.

— ¿Te molesta?—Susurró, sentía todas las miradas en mi, no le respondí.

Pero él sabía que si.

— Uno más.—Habló casi rogando, cerré mis ojos y cuando los abrí, sus ojos estaban fijos en mis labios.

Se acercó mojando otra vez sus labios, muy lento casi a propósito, para que ella lo vea y se muera de celos. Cuándo me cansé de que vaya tan lento, puse mis manos en su nuca y lo atraje a mi para besarlo de una vez por todas.

No era chape, y yo movía muy poco mis labios, en cambio él lo hacía tan bien que me mataba. Sabía que no lo hacía por mi, sino por ella y por eso no pude seguirlo bien.

Porque aunque lo niegue, me hacía mal.

El timbre sonó, causando que yo termine rápidamente con el beso, corrí la cara y lo aleje un poco de mi cuando vi que ya todos se habían ido, incluyendo a ella. Suspire y giré los ojos.

Era complicado mirarlo a los ojos, por eso fue que ni bien se alejó yo empecé a caminar hasta el baño, me sentía rara y no era por el beso. Era porque sabía que no lo hacía con cariño, lo hacía por ella.

Y eso me daba bronca, pena pero mas que nada me dolía.

— Eu Iara.—Escuché que su voz me llamaba, pare y traté de poner la mejor cara, aunque esto me destrozaba.

— ¿Qué?—Pregunté cuando se puso adelante mio.

— ¿Estuvo mal?—Preguntó frunciendo el ceño y un poco preocupado, negué con la cabeza y miré para abajo, él se acercó a mi y pude sentir mi corazón retumbar.

Por favor Dani, quedate ahí.

— No, estuvo bien.—Negué todo, hasta mis sentimientos que querían salir de una vez por todas.

— Perdón por hacerlo tan así, es que...—Estaba hablando pero yo hice un chasquido con mi legua, obligándolo a callar.

— En serio, todo bien.

Hizo una mueca, se acercó para abrazarme, haciendo que yo apoye mi cabeza en su hombro y que por arte de magia todos mis problemas desaparezcan, aunque esa era su magia.

— Ese beso no cagó nada entre nosotros Iaru, no es que vamos a coger.—Río un poco, ¿No vamos a coger?

Me reí levemente.

— A menos que vos quieras.—Puso voz pervertida y yo me reí más, hasta su sentido de humor me encantaba.

— No, no quiero.—Mentira, quería y mucho. Pero no se lo podía decir, no le podía decir que quería probar su salchichón.

— ¿Segura? Porque yo si.—Susurro divertido, causando mi risa y que lo empuje un poco.

Aunque haga esos chistes sabia que él nunca me iba a dar bola, no me tocaría ni con un palo, porque soy su "amiguita", y duele ser su amiga.

Duele que no me miré de la misma forma en la que yo lo miro y que no se de cuenta de eso.

Pero claro, nunca se daría cuanta si yo no se lo digo, y eso nunca va a pasar.

— ¿Sabes? Me duele la panza, creo que me voy a ir.—Dije tocando mi panza y fingiendo una mueca de dolor.

— ¿Te acompaño a dirección?—Pregunto preocupado, negué con la cabeza e hice una sonrisa chiquita.—¿No tendrás un ingeniero, no?—Habló abriendo los ojos.

Largue una carcajada.

— ¿Que decís bobo? Si hace como medio año que no tengo sexo.—Hablé empujándolo en forma amistosa, sonrió y después se río.

— ¿Segura?

— Si tonto.—Suspire y lo volví a mirar, es perfecto por donde lo mires.—Anda a clases que ya toco el timbre.

Hizo puchero pero después terminó asintiendo con la cabeza.

— Voy a estar bien.—Repetí después de insistirme para acompañarme a dirección.

Sonrió y se acercó a mi, acuno mi cara con sus manos para llevar sus labios a mi coronilla y después dejar un beso en mi mejilla, mi corazón se aceleró cuando sonrió y me miró a los ojos.

— Y acordate, los chapes entre amigos no cagan amistades.—Habló alejándose y caminando por todo el pasillo hasta desaparecer de mi campo visual.

Me quedé pensando en sus palabras con la boca abierta.

Los chapes entre amigos no cagan amistades: lástima que yo quiero ser mas que eso Daniel.

Y me jode que vos no.














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;)

Trato ; Daniel RibbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora