«7»

3.6K 260 64
                                    

«Capítulo siete.»

Maratón 2|4

— ¿Ahora en dónde estas?—Preguntó Avril del otro lado, mordí mi uña y miré los cuadros colgados que tenía Daniel en la pared de su casa.

— En su casa.—Me queje y suspire, sentándome en el sillón, había entrado en una crisis cuando llegamos a su casa y me había dejado sola.

Por eso llamé a mis dos amigas; Avril y Aylen, creyendo que tenían alguna respuesta pero ninguna me ayudo en nada.

— Yo te dije, no lo hagas.—Acotó Aylen y después largó una carcajada.—¡Basta Mauro!—Gritó rompiendome los oídos.

— Yo lo que te aconsejo wacha es que te lo cojas re piola y después lo dejes vos a el.—Me sorprendí al escuchar la voz de Mauro del otro lado.—Ahora dejanos que me esta chupando la pi...—Fue interrumpido antes de que siga hablando.

— ¡Deja de mentir Mauro!—Largue una carcajada escuchando como Avril también se reía.—Es mentira, estamos mirando una película.

— La salvaje de tu amiga me estaba haciendo un pete y me re mordió la pija.—Gritó del otro lado, nos volvimos a reír, Mauro era lo más.

Se podría decir que es el que mejor me cae de todos los amigos de Daniel, después de Valentín obvio.

— Vos sos un mariquita que no se aguanta la toma.—Respondió mi amiga.

— Bueno, a contar sus problemas a otro lado, chau Aylen estas fuera de linea.—Dijo Avril antes de sacarla de nuestra llamada.

— Sos mala eh.—Me reí negando con la cabeza.

— Si si si, como digas.—Habló rápido.—'Cuchame tonta, yo te dije que no lo hagas así que ahora a llorar a la lloreria, pero te quiero igual.—Acotó antes de que la insulte por lo que me dijo.

— No sé que hacer.

Escuché como la puerta del baño se abría y rápidamente me despedí de Avril antes de que Dani escuche algo que no debía, o mucho peor, que se entere de que estoy hasta las manos con él.

— ¿Estas aburrida?—Preguntó sonriendo, evite llevar mi vista por su abdomen, tenía una toalla envuelta en la cintura y todo el pelo mojado cayendole gotitas por la frente.

En su cuello se veían muchas más gotitas bajando y no quise mirar más, porque sabía que me iba a mojar.

Aunque ya estaba mojada.

— Maso.—Tragué saliva y bajé la mirada para no seguir viéndolo.

Ay Dios, como me costaba no mirar el arte que era Daniel.

— Bueno, esperame acá.—Habló, asentí con la cabeza sin mirarlo y esperé a que se fuera.

Después de unos minutos, supuse que ya de había ido, entonces ahí pude respirar tranquila y tratar de recuperar todo el aire que se me había ido con solo pensar en su cuerpo semidesnudo.

Sabía perfectamente que Dani no tenía un abdomen marcado, pero igualmente era hermoso, siempre me gustó como era su cuerpo, quién pudiera apretarle el culo a ese hombre Dios mio.

Salí de mis pensamientos atrevidos cuándo lo vi pasar por al frente mio, buscando algo.

Guardo su cargador en la mochila colgada en su hombro y me sonrió.

— ¿Vanos Iaru?—Preguntó, observé como sus labios estaban más rojos y hacía sobresaltar el piercing que tenía en la nariz, volviendome más loca.

— Dale.—Sonreí parándome y quedando en frente de él.—Tenés el pelo mojado Dani, te vas a enfermar.—Hablé al darme cuenta.

Negó con la cabeza y le restó importancia.

— Anda a abrigarte más.—Frunci el ceño y apunté para que vaya a ponerse más ropa, estábamos en pleno Agosto.

— Estoy bien Iara, no me voy a enfermar.—Giró los ojos y sonrió, agarrándome de la cintura y apegandome más a su cuerpo para dejar un beso en mi nariz.

— Te vas a enfermar.—Murmure mirándolo embobada, es tan hermoso.

— Te prometo que no.—Susurró también.

Sus palabras chocaban contra mi respiración y era tanta la cercanía que nuestros labios casi chocaban, y yo hora estaba esperando para ver quién era él que cortaba con la poca distancia que había entre mi boca y la de él.

Y como siempre, fue él.

Llevó una de sus manos a mi mejilla e hizo que nuestros labios se tocaran al fin, sus besos eran suaves, sus movimientos también, tocaba mi cintura con calma y eso me desesperaba pero me encantaba a la vez.

Ladeé mi cabeza para que su lengua pueda entrar fácilmente en mi boca, su mano en mi mejilla hizo mas presión convirtiendo el beso en uno mas intenso, ahora los dos movíamos los labios más fuertes.

Escuché como tiró su mochila y me fue guiando hasta el sillón para recostarme ahí, con él arriba mio.

Sus dedos se metieron abajo de mi buzo y remera, acariciandome el abdomen y mandando señales a mi corazón para que corra mucho más rápido.

Nos separamos por falta de aire, y cuando abrí los ojos su sonrisa fue lo primero que vi. Tenía los labios rojos y los ojos más negros que de costumbre.

— Tenía tanta ganas de hacerlo.—Susurró sobre mis labios, dejando dos o tres besos más.

A esta altura ya no entendía nada de lo que pasaba, solo sabía que me encantaba.

— Yo también.—Tragué saliva y sonreí.

— Tengo mucho calor.—Susurró mordiendo mi labio y bajando su mano por mi cintura hasta mi culo.

— Nos tenemos que ir Dani.—Acaricie su nuca que no sabía en que momento había llevado mis manos ahí.

Mordió su labio y empezó a dejar besos bajando por mi mentón hasta llegar a mi cuello.

Sus labios húmedos recorrían toda mi piel y las ganas de sacarle toda la ropa que tenía aumentaron mucho más cuando pasó su lengua, jadeé cerrando los ojos y abrazando su cintura con mis piernas.

— ¿Un rápidito?—Su voz ronca retumbo en mi oídos mientras apretaba más mi cadera a él, mojandome mucho.

— Dani no podemos.—Le recordé mordiendo mi labio.

Se separó para mirarme y hacerme puchero mientras cerraba sus ojos.

— Cuando lleguemos a casa, lo pienso ¿bueno?—Le sonreí, asintió con una sonrisa y me volvió a besar.

No hace falta pensarlo, la respuesta era un claro si.


























🏵🏵🏵

Trato ; Daniel RibbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora