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«Capítulo ocho.»

Maratón 3|4

Cuando llegamos a mi casa, di gracias mentalmente por ver que no estaba mi papá, él no conocía a Dani y tenía miedo de presentarlo como mi novio cuando obviamente no lo era.

No quería que la familia se involucre en esto.

Aunque eso lo hubiese decidido antes, porque ahora lo estaba llevando a casa y él lo iba a conocer.

— Matías.—Grité cuando llegamos a la entrada, al no escuchar respuesta giré los ojos.—¡Matías!—Volví a gritar, esta vez más fuerte, no recibí respuesta.—¡Mat...—Mi grito quedó interrumpido por una mano en mi boca.

Mire mal a Dani y me soltó.

— Me aturdis amor.—Sonrió y dejó un beso en mi mejilla.

— Jodete.—Respondí caminando al sillón con él atrás mio.—Ya vuelvo.—Avisé viendo como se sentaba, sonrió y yo subí las escaleras.

Caminé por el pasillo hasta llegar a la puerta del cuarto de mi hermano y la abrí, encontrandomelo jugando a la play, sonreí cuando me vio y se sacó los auriculares que tenía puesto para venir y abrazarme.

— Hola Iari.—Saludó sonriendo, acaricie su pelo y lo miré.

— Te grité como tres veces Mati.—Hablé dejándole un beso en su frente, bajó la mirada y yo se la levanté.—La próxima no te pongas los auriculares ¿Bueno?—Sonreí y acaricie su mejilla.

— Perdón.—Asintió con la cabeza , lo abracé y suspire.

— ¿Comiste?—Pregunté cuando volvió a sentarse en su cama para seguir con el jueguito.

— Si, papá cocino pollo, pero estaba horrible así que encargó una pizza.—Se río un poco.—Cocina horrible.—Hizo una mueca.

Me reí y asentí.

— Hay que entenderlo, nunca cocino y ahora que falta...—Dejé de hablar cuando me miró, no hace falta ni que lo diga.—Bueno, yo voy a estar abajo, vine con un amigo ¿Venís a saludar?—Cambié de tema rápido.

Negó con la cabeza tímido y suspiró, sabía que le costaba y no lo iba a presionar.

— Bueno, cualquier cosa me llamas desde la pieza ¿Si?—Sonreí y dejé un beso en su frente.

— Bueno.

— No juegues mucho que te va a doler la cabeza.—Hablé antes de salir de la pieza y sonreí cuando giró los ojos.

Era muy difícil todo.

Bajé las escaleras y caminé al sillón notando que Dani no estaba ahí, me senté igual y no me preocupé por donde andaría, prendí la tele y empecé a buscar una película.

— Estaba en el baño.—Escuché su voz y por inercia sonreí, se sentó a mi lado.

— Me lo cagaste todo seguro.—Lo jodí mirándolo divertida, se río un poco y negó con la cabeza.

— No hice caca.—Giro los ojos y yo reí.

Me recoste en su pecho y lo abracé, él también hizo lo mismo solo que su brazo pasó por mis hombros y una mano fue a mi pierna.

— Tengo sueño.—Dije bostezando, me agarró del mentón e hizo que lo mire ya que estaba acostada en su pecho.

Dejó un beso en mis labios y sonrió.

— Durmamos juntos.—Dejó dos besitos más, sonreí y llevé mis manos a su mejilla para atraerlo a mis labios y besarlo.

Me lo siguió suavemente, llevándome para atrás y haciendo que recueste mi espalda contra el sillón, se subió arriba mio y envolvió mi cintura con sus manos.

— ¿O querés hacer otra cosa?—Preguntó apoyando su frente con la mía, sonreí y negué con la cabeza.—Preguntame a mi.—Habló e hizo puchero cuando no lo hice.

— ¿Vos?—Giré los ojos.

Asintió con la cabeza y mordió mi labio estirándolo un poco.

— Muchas cosas y todas terminan de forma sexual.—Soltó revolucionando todas mis hormonas, mi corazón se aceleró al escuchar eso y mi zona empezaba a palpitar.

— Sos un chancho.—Disimule riendo un poco, sonrió un poco arrogante y mordió su labio.

— ¿Me vas a decir que vos no querés?—Su lengua pasó por el contorno de mis labios y cuando quise atrapar los de él se alejó, corriendome la cara.—¿Me vas a decir que no hay algo de mi que no te gusta?—Sus palabras se metían por mi oído y su aliento chocaba en mi mejilla.

— Hay algo que quiero hacer hace bastante.—Dije subiendo un poco las cejas, sonrió y me miró a los ojos.

Esos ojos estaban más negros que de costumbre.

— Hacelo entonces.—Dijo, sonreí y sin que se lo esperará, bajé mis manos hasta su culo y lo apreté.

Ay Dios, ese culo es lo mejor.

— Iara.—Se quejó riendo un poco, subí los hombros. Metí mis manos por abajo del pantalón y lo apreté mucho más.—Me gusta, pero no tanto.—Agregó.

— Acostumbrate, es mi nuevo fetiche.

Largó una carcajada y dejó varios piquitos en mis labios.

— Ahora yo.—Avisó, también bajando sus manos y apretando mi culo con fuerza y deseo.

Y a diferencia de él, a mi me encantó que haga eso.

En un ligero movimiento, él quedó abajo mio y yo ahora sentada arriba de su entrepierna, sus manos se metieron por debajo de mi remera hasta llegar al borde de mi corpiño, mordió su labio y pasó sus dedos.

— ¿Puedo?—Preguntó mordiendo su labio, lo pensé un poco, mirando sus ojos negros y brillosos.

— Si.—Susurré embobada, sonrió y largó un suspiró antes de desabrocharlo.

Y está vez fui yo la que tuvo la iniciativa y me saqué la remera con el corpiño, me quedé arriba de él, mirándolo y buscando algo. Me miraba mucho y a medida que su respiración se agitaba, su dureza crecía abajo mio.

— Dios...—Murmuró, sonreí y agarré sus manos para ponerlas arriba de mis tetas, gruño cuando las apretó.

Se acomodó en el sillón, de modo que quedara sentado conmigo arriba todavía, llevó sus manos a mi culo y me acercó a él para besarme, estaba desesperado y podía notar por la forma en que lo hacía que ya estaba caliente.

Mordió mi labio y cuando yo lo entreabri su lengua entro en mi boca, me movió un poco arriba de él, largando un jadeo a mitad del beso.

No se cuánto habrá pasado, pero Daniel ya estaba sin remera y dejando besos en mi cuello, mojandome más de lo que ya estaba.

— Movete.—Pidió con la voz ronca y moviendo un poco mi cintura, jadeé y comencé a moverme arriba de él.

Hizo un camino de besos hasta llegar a uno de mis pechos, mordía y chupaba con deseo mientras yo largaba algún que otro gemido.

Estábamos en lo mejor, tocada allá, tocada acá, beso va, beso viene.

Hasta que:

— ¡Iara!


























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Pendejo de mierda ahre.

Trato ; Daniel RibbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora