«11»

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«Capítulo once.»

Largue un suspiro juntando todos mis útiles y los guardé en mi mochila, viendo como todos ya se estaban yendo y yo era la única que quedaba en el aula, sola y con las mesas vacías. Llevé mis manos a mis ojos para procurar que no se me caiga alguna lágrima y mordí mi labio.

Hace como una semana y medía que habíamos tenido esa charla con Daniel y odiaba que todavía siga llorando por él en las noches o cuando me quedaba sola.

Odiaba saber que las cosas con Josefina habían mejorado entre ellos dos y ahora estaban más juntos que antes, odiaba todo, menos a él, porque por más que quiera no quererlo no me salía, nunca me salió odiar a Daniel simplemente porque lo amaba más que a nadie.

Y amarlo dolía, mucho.

Empecé a caminar saliendo del curso, por el pasillo había un silencio horrible, solo mis pisadas se escuchaban y sabía que estaba completamente sola, en todos los sentidos. Acomode mi campera y mi pelo antes de abrir la puerta de la escuela y largue un suspiro cuando el aire frío chocó contra mi cara, escondí mi nariz adentro del infinito y empecé a caminar.

Pero antes me fije en las dos personas que estaban ahí paradas, y me lamente completamente al verlo ahí con ella, le hablaba al oído y él sonreía mas que nunca mientras asentía con la cabeza, intente tragar el nudo que se había formado en mi garganta y trate de reducir las ganas que tenía de llorar otra vez, empecé a caminar mirando el piso y cuando pase por al lado de ellos sentí su mirada.

Mis mejillas se empezaron a mojar y tenía un terrible nudo en la garganta que me impedía hablar, solo quería llegar a mi casa, acostarme en mi cama y llorar por no poder ser lo suficiente para alguien.

— Iaru...—Escuché que susurró, pero decidí no levantar la mirada, solo caminar más rápido y empezar a descartar todas las esperanzas que me había pintado él cuando las cosas estaban bien, o las esperanzas que me había hecho yo con él.

Mordí mi labio cuando un sollozo involuntario salió de mi boca, por suerte ya había llegado a la esquina y podía largar todas las lágrimas que estaba reteniendo, dejé de caminar y me cubrí la cara con mis manos largando otro sollozo, no entendía, no entendía porque no podía dejar de quererlo tanto.

Estoy dispuesta a hacer todo por él, sé que puedo hacerlo feliz, darle todo, entregarle mi corazón, pero sé que él no siente lo mismo que yo, y eso me destroza completamente, me hace demasiado daño saber que no me puede querer como yo.

Sentí una mano en mi hombro y sin importarme mucho quién era, la saqué y seque mis lágrimas otra vez, porque mis ojos parecían no querer dejar de largar esas estúpidas lágrimas.

— Eu Iara...—Hasta que escuché su voz, y entonces decidí empezar a caminar, tratando de no dejar que me mire o me hable, porque sabía que si lo hacía volvía a caer en sus manos con solo una mirada.

Pero antes de que siga caminando, me agarró del brazo y me giró para quedar en frente de él, su cara cambió completamente cuando me vio llorando y enseguida sus manos tomaron mis mejillas para sacar mis lágrimas.

— Basta, soltame.—Pedí con la voz quebrada, largue un sollozo cuando el negó con la cabeza.

— No Iara, no llores. Dios ¿Por qué?— Preguntó mordiendo su labio, al escuchar sus palabras mas lágrimas cayeron por mi mejilla, no daba más, no podía mirarlo a los ojos y saber que su amor no me pertenecía.

— Por vos pelotudo.—Hablé tratando de sonar enojada, pero fue todo lo contrario, mis palabras salieron como si lo necesitara.

— No, yo no valgo la pena Iara.—Negó con la cabeza, haciendo que apoye mi cabeza en su hombro y llevando sus manos a mi cintura para rodearme y abrazarme fuerte, sin soltarme.—Yo no soy nada al lado tuyo, no te pongas así por mi reina.

Él no lo sabía, pero para mi valía toda la pena del mundo.

— Dejame sola.—Pedí con la voz cortada, pero aun así no me separe de su cuerpo, no quería separarme de él aunque necesitaba hacerlo.

También lo necesitaba a Daniel.

— No, nunca Iara ¿No entendes que te amo?—Habló subiendo una mano a mi pelo y empezando a acariciarlo con delicadeza, cerré los ojos y respire hondo, con una simple acción lograba calmarme tanto.

— No como yo a vos Daniel.—Dije sacando mi cabeza de su hombro, pero el negó con la cabeza y volvió a abrazarme, pegándose mas a mi cuerpo, pude sentir su perfume en mi nariz y también sentí como mi corazón comenzó a latir rápido.

Me recoste en él y cerré los ojos, el latido de su corazón me calmaba mucho y odiaba admitirlo, pero sentir sus brazos rodear mi cintura y apretarme a su cuerpo me hacía sentir protegida.

No se cuánto tiempo había pasado, seguro que mucho mas de diez minutos, pero sentí como todo mi cuerpo se empezaba a mojar de la nada, y gotitas de agua caían por el cuello de Dani, entonces me acordé de que hoy habían pronosticado lluvia.

Abrí los ojos y me separé lento de él, mirando su cara, estaba con los ojos cerrados todavía, y me contuve mucho para no dejar un beso en sus labios, abrió los ojos y me miró.

Manteniendo contacto visual por unos minutos, que se me hicieron eternos, llevó sus manos a mis mejillas y la acarició con sus pulgares.

— Iara...— Murmuró apoyando su frente con la mía, lo miré y largue un suspiro.—Te amo ¿Sabes? Mucho, no quiero que vuelvas a estar así por mi, no lo valgo.—Habló negando con la cabeza y dejando un beso en la punta de mi nariz.

Asentí levemente con la cabeza y después de un rato mirándolo, me separé, ya estaba empapada y la lluvia de había largado mas fuerte todavía.

— Vamos.—Pronunció agarrando mi mano y dejando un beso en el torso.—A mi casa, no quiero que te enfermes.—Habló dejando otro beso, pero esta vez en mi frente.

Quise decirle que no, que no me importaba enfermarme con tal de no tenerlo tanto tiempo cerca, pero ver esos ojitos negros con unas pequeñas ojeras y el pelo todo mojado, no pude hacerlo.

Porque sabía también que yo no fui la única que lo pasó mal en estos días, se notaba que él también.

Entonces eso, me hizo soltar la respuesta.

— Bueno.



















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capítulo choto d escritora chota ahre ;)

Trato ; Daniel RibbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora