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«Capítulo nueve.»

Maratón 4|4

Dejé un beso en la frente de mi hermano y lo tape con las sabanas, después de fijarme que todas las luces estén apagadas, salí de su habitación.

Por surte cuando me gritó estaba casi a mitad de las escaleras y no había visto nada, igualmente con Dani nos cagamos todos y nos tuvimos que vestir rápido.

— ¿Ya esta?—Preguntó cuando yo entré a la pieza, estaba sentado en la silla de mi escritorio mientras giraba.

Asentí con la cabeza en modo de respuesta y me dirigí a la cama para sentarme.

— Eu Iara.—Escuché que dijo, dirigí mi vista a él y busqué sus ojos negros, cuando los encontré sonreí.—Perdón.

— No pasa nada, fue culpa de los dos.—Hablé e hice una mueca, todavía seguía pensando en que hubiese pasado si nos encontraba así, semidesnudos, y a Dani con la pija a mil.

Se paró de la silla y rasco su nuca nervioso, lo seguí con la mirada hasta que se posicionó en frente mio, sonreí cuando me extendió la mano para que se la agarre, lo hice, y de un tirón logró que me pusiera de pie.

— ¿Qué?—Pregunté riendo un poco, llevó sus manos a mi cintura y me acercó a su cuerpo, su calor era tan agradable que estoy segura de querer quedarme así para siempre.

Negó con la cabeza y dejó un beso en mi frente.

— Nada amor.—Su mano viajo a mi mejilla y la acarició levemente.

Mordí mi labio y me escondí en su cuello mientras lo agarraba del cuello y acariciaba su nuca de paso.

— Nos tenemos que controlar, no podemos... no sé, ya sabes.—Habló casi susurrando, trague saliva y asentí con la cabeza.

Sabía que no quería hacerlo conmigo, nunca me iba a ver como yo lo miraba a él, y aunque no quisiera, lo tenía que aceptar.

— ¿Hace cuanto que no tenés relaciones?—Pregunté sin salir de su cuello, sonríe cuando empezó a acariciar mi cintura.

Cuando no lo escuché hablar, me separé de él y lo miré a los ojos.

— No me digas, no pasa nada.—Le sonreí, negó con la cabeza.

— Desde que terminé con Josefina.—Soltó mordiendo su labio, abrí los ojos un poco.

— ¿Cómo hace cinco meses?—Pregunté fruncido el ceño, el hecho de que él no tenga sexo con ningún otra chica me daba ternura.

Asintió con la cabeza algo tímido y suspiró.

— ¿Vos?—Se animó a preguntar, me hundí de hombros y pensé cuando fue la última vez.

— Han pasado ochenta y cuatro años.—Solté divertida haciéndolo reír, cuando se calmó un poco relami mis labios y volví a hablar:—Como hace cuatro a cinco semanas.—Sonreí.

— ¿Con quien? Pilla...—Se río y me empujó un poco, me separé de él y mordí mi labio negando con la cabeza.—Ah, dale decime.—Pidió cuando me volví a sentar en la cama.

— No porque lo conoces.—Me senté como indiecito y reí cuando el abrió los ojos.

— ¿Qué?—Gritó sorprendido, le hice una seña de que baje la voz y se tapó la boca como un nene.—Perdón, ¿Qué?—Volvió a preguntar.

Sonreí divertida y me tape la cara con mis manos.

— Ya sé...—Dijo haciendo que lo mire otra vez.—¿Leo?—Preguntó y negué con la cabeza.—Marquitos.—Afirmó y negué otra vez.

— No.

— ¿Valen?—Preguntó otra vez, frunci el ceño y negué con la cabeza. Valentín estaba re partible, pero nunca me lo garcharia, además esta re enganchado con una minita.

— No sigas.—Me reí un poco y mordí mi labio fingiendo cansancio.

— Bueno, con quién se que cogiste no creo que tengan la pija igual de larga que yo.—Subió las cejas y se achicó de hombros, largue una carcajada y me reí como por media hora.—Bue, basta.—Giró los ojos.

— ¿Sos joda?—Le tiré una almohada, hizo una seña como que no entendía de lo que hablaba.—Me acabas de decir que no querés tener...—Mis palabras quedaron interrumpidas.

— Que diga eso no significa que no lo piense, y lo pienso muy seguido.—Mordió su labio mirándome, dejé de sonreír y me puse sería.

— Bueno, pero ya lo dijiste.—Le recordé, asintió con la cabeza y se acercó a mi con una sonrisa.

Se sentó a mi lado y apoyó una de sus manos en mi pierna, donde empezó a hacer caricias con sus dedos mientras me miraba mordiendo su labio. Sabía que lo hacía a propósito, y no iba a caer en su jueguito.

Aunque sea lo que mas quería.

— ¿Qué?—Pregunté después de que no me dijo nada.

— Si yo no te hubiera dicho eso... ¿A vos te hubiese gustado?—Dijo, mis mejillas se pusieron calientes y sabía que él lo notó.

No le podía decir que le tenía unas ganas inmensas.

— Me hubiese dado igual.—Me hice la superada, pero él chasqueo su lengua.

— Mirame a los ojos y decilo.—Pidió, trague saliva y di un suspiró antes de mirarlo a sus ojos.

— Me hubiese, no sé... eso.—Dije nerviosa, sonrió un poco soberbio y elevó una ceja algo obvio, no podía ser que tenga ese control en mi, con solo una acción me controlaba.—Bueno, si me hubiese gustado.—Admiti bajando la mirada.

— Ya fue todo.—Susurró, en un movimiento me agarró de las mejillas y unió sus labios con los mios.

Formando un beso súper salvaje y con muchas ganas de más, se lo seguí casi al instante ladeando mi cabeza para intensificar mucho más el beso. Me agarró de la cintura y me subió arriba de él sin cortar el beso.

Por inercia empecé a moverme encima de su entrepierna mientras me agarraba de su nuca y mordía su labio.

Se separó para largar un jadeo y mirarme a los ojos, tenía los labios rojos y entreabierto, también su pelo ya estaba despeinado.

Empezó a dejar besos por mi mejilla y fue bajando hasta llegar a mi cuello para dejar besos ahí, largue un suspiro pesado cuando mordió mi piel y succiono para dejar una marca que dentro de muy poco se tornaría violeta.

Él estaba tan distraído en tocar mi piel por debajo de la remera y pasar su lengua por mi cuello que no se dio cuenta cuando yo le saqué la remera.

Su cuerpo me encantaba. Aunque no tenga una figura marcada me volvía loca todo de Dani, hasta sus defectos.

— ¿Puedo yo?—Preguntó mordiendo mi labio y agarrando el borde de mi remera, sonreí y asenti con la cabeza.

Me la sacó delicadamente mientras me acaricia la piel.

— Uf, lo que sos.—Soltó con la voz ronca, y no necesitó nada más para que yo me entregue a él.












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disfruten 💫 se los debía hace banda

Trato ; Daniel RibbaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora