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Eran pasada las 11 y Steve la estaba pasando como nunca. Había tomado la palabra del castaño, había encendido la TV y pedido comida. Ahora después de unas horas de haber llegado, el castaño continuaba en su trabajo y el disfrutaba esos lujos.

El castaño estaba sumergido en el trabajo o eso quería aparentar, los primeros minutos si fueron de esa forma. Fue cuando el rubio comenzó a reír por el tonto programa que veía donde su concentración paso a diferentes ángulos de Steve.

Al principio pareció que el rubio no se percataba de la mirada, pero está era tan insistente que terminó por devolverla. Allí estaban ambos, mirándose y fue como un acuerdo mutuo. Tony había pasado de estar en un escritorio improvisado lleno de papeles, a estar en el sillón junto al rubio. Este último entendió la señal.

El tiempo ya no era un límite y él se había comprometido en darle al castaño lo que con la mirada le pedía. Colocó el mute a la televisión y poniéndose de pie para acercarse al castaño. Aquel joven no le apartaba la vista, recorriendo su delgado cuerpo y deteniéndose en su miembro descaradamente. Ese hombre sabía seducir pero él no se quedaba atrás, había aprendido ciertas cosas que esperaba satisfacer las expectativas. Muchos lo miraban de forma despectiva pero el castaño no era uno de ellos, eso le hizo estrujar el corazón.

-¿Cuántos años tienes?

Tony quería saber qué tanta experiencia en la vida tenía ese delgado hombre. Mientras que el rubio se hincaba frente a él y tomaba sus piernas para separarlas un poco, de igual forma acariciando el interior de los muslos.

-Tengo 27 y si, se que no lo aparento

-Yo 24

-Antes de continuar- comenzó el rubio. -Tengo un certificado médico, estoy limpió de enfermedades- lo miró directo a los ojos de la forma correcta como se debían tratar estos asuntos.

-¿Necesito uno también?- intentó bromear el castaño.

-Hablo en serio- metió la mano en el bolsillo trasero de su pantalón para sacar una hoja doblada en cuatro y la entrego al castaño.

-Parece legítimo- miró la hoja membretada con un hospital que era algo conocido y la fecha que casualmente era del día anterior. -No suelo hacerlo sin protección-

-Yo tampoco, pero es bueno que estés enterado para no alarmarte por algun incidente- torció una sonrisa provocativa.

Darle información de tipo personal no era necesaria pero aquel toque en sus piernas que había subido por su vientre lo estaba poniendo bastante dispuesto a soltar la lengua. Las fermonas del Alfa llegaron para completar el cuadro de sensaciones que lo embargaba, dulce pero ácido. Cómo si sus fosas nasales percibieran algo delicioso, algo que estaba por disfrutar. Pese a que tenía buen control en sus propias fermonas quiso despertar un poco al pobre alfa que estaba esmerado en hacerle sentir bien, liberando un poco de su esencia.

Steve había comenzado con un masaje improvisado, separando un poco las piernas del contrario y comenzando a acariciar esa parte. Pasando por los muslos, cuando el castaño se relajo, subió un poco el nivel. Llevando sus manos más arriba hasta el vientre. Entre el camino de muslos y pecho estaba una zona sensible, la entrepierna que poco a poco se abultaba. Usando el movimiento de subir y bajar de sus manos, provocativamente rozaba sus pulgares en esa zona.

El cuerpo de Tony era suave y se amoldaba a sus manos. El castaño usaba un traje negro ajustado, ahora sin saco, el cual le quedaba más que perfecto. La boca de Steve comenzó a salivar y tragaba lo que podía. Sentía que esta vez sería tan caliente que perdería la razón. Y esto último llegó sin darle el debido sentido a lo que eso conllevaba.

Pretty Man ~STONY~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora