La-Di-Di, La-Di-Da

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Desmond estaba sentado del otro lado de la mesa. Llevaba cuatro años saliendo con Molly. Él trabajaba en el supermercado, siendo el gerente de una de las sucursales más grandes de la ciudad. Molly era una chica más artística, y era la vocalista de un conjunto de Jazz. Aquél día era su aniversario, y ambos disfrutaban de una buena comida en un elegante restaurante en el centro de la ciudad. Eran felices, pero Desmond había comenzado a notar cosas en Molly que lo estaban confundiendo. La chica había tenido un aumento de peso catastrófico desde que habían comenzado a salir. La amaba, y de hecho pensaba pedirle su mano, pero... en realidad le preocupaba la salud de la chica. En cambio a Molly no parecía realmente interesarle. Cuando habían iniciado la relación Molly estaba al rededor de los 55Kg, y medía 1.60, por lo que era una chica delgada. Desmond la había conocido en un concierto de su banda, exactamente en el mismo restaurante en el que se encontraban, pero ella ahora lucía diferente. Molly pesaba ahora unos 150Kg, y obviamente conservaba la misma altura. Desmond seguía enamorado de ella, ya que era una chica adorable, linda y detallista. Sabía que alguna vez había sido visto por sus amigos con envidia, ya que Molly era obviamente una chica que todo el mundo deseaba, pero ahora era el novio de la Gorda Molly. La comida tardó en llegar, y cuando llego Molly devoró todo como si se tratará de una emergencia. Llevaba un bello vestido rosa, el cuál le apretaba y dejaba notarle la panza, sus lonjas y en general su gordura. Uno podía ver sus piernas y sólo imaginaba lo grandes que eran. Oficialmente ya era una mujer gorda, y el propio Desmond sabía que sería dificil que ella perdiera todo ese peso. A pesar de amarla cómo era, y a pesar de que era su aniversario, el tuvo que hacer algo al respecto;

- Me encanta tu linda cara - le dijo Desmond sonriendo. Molly le regresó la sonrisa, denotando sus gordas mejillas, y le tomó la mano - Oye... - dijo Desmond con un tono algo serio. Molly continuo comiendo pero lo miró. Notó que el hombre se veía algo nervioso e incluso preocupado.

- ¿Que pasa, cariño? - le preguntó Molly. Desmond no quería herirla, pero sabía que si no lo decía ahora no tendría el valor de decirlo otro día. No era que odiara a la Gorda Molly, pero quería que ella fuera saludable y estuviera feliz consigo misma. 

- Quiero hablar contigo, respecto a... - dijo Desmond y se dio un fuerte suspiro - tu peso - Molly dejo de comer y miró a Desmond. Era serio, en realidad quería hablar de eso. Molly lo había estado evadiendo todo este tiempo, tratando de cambiar el tema cada que podía y disuadiendo a Desmond respecto a su peso. Siempre se excusaba diciendo; "nunca fui verdaderamente delgada". Obvio esto no era verdad, ya que Desmond la había conocido en un punto en el que era una chica delgada y extremadamente linda. Un silencio incómodo invadió la mesa. Molly no sabía que decir, y Desmond sentía que acababa de arruinar la relación sólo con un par de palabras. 

- ¿Cuál es el problema con mi peso? - preguntó Molly nerviosa. No quería perder a Desmond, y haría lo que fuese por no tenerlo. Pero ella guardaba algo. Un secreto que ni siquiera le había revelado a quien ella llamaba el amor de su vida. Temía que Desmond comenzará a sospechar algo, o que simplemente la dejará porque no se sentía atraído por ella. No todos los hombres son fanáticos de las chicas cómo ella. 

- Es sólo que me preocupo - dijo Desmond con la cabeza agachada - Te amo, y creó que eres hermosa sin importar tu tamaño... pero no se, creó que debes perder al menos el peso suficiente para no hacerte daño - Molly lo miró desconsolada. No podía decirle, él estaba muy preocupado y probablemente no lo entendería. Pero ahora estaba en el punto en el que lo amaba lo suficiente cómo para decirlo todo. Se enderezó en la misa y suspiró nerviosa, preparada para decir algo que ni el mismísimo Dios podía saber. 

- Desmond... - Molly volvió a suspirar y se preparó - Debo de ser honesta contigo y decirte algo que necesito que sepas - Desmond la miró confundido. Creyó que él era el que daría la revelación, pero Molly tenía algo que decir. La miró con atención - ¿Recuerdas lo que decía tu padre?... "La-Di-Di, La-Di-Da, disfruta la comida" - Desmond dio una risa nerviosa y asintió con la cabeza. Molly se encontraba seria, pero intentaba que su revelación no ocasionará un shock en Desmond - Este obvio aumento de peso que he tenido desde que te conozco... este fue... - Molly sudaba. Estaba nerviosa - fue a propósito... - Hubo otro silencio. Desmond estaba confundido. Sabía que las mujeres detestaban subir de peso, y simplemente era raro lo que decía su novia. Sintió que todo su conocimiento femenino se iba al carajo, y que todo este tiempo en realidad no conocía a Molly - Siempre fui una niña que disfrutaba de comer en exceso. Recuerdo tener cuatro años y comer más que cualquier otra persona en el jardín de niños. Conforme crecí engorde, y fui rechazada por todos en el mundo. No entendía porque, ni entendía quien era... pero llegó la adolescencia. Esa edad en la que una comienza a descubrir cosas más allá de la imaginación infantil. Cosas reales y sexuales - Desmond no entendía a donde se dirigía Molly con esto, pero quería saberlo, ya que ella era su mundo y que ella le estuviera revelando algo que aparentemente lo ocultaba desde su niñez significaba mucho para él - Descubrí que me atraían los cuerpos gordos - Desmond sintió nervios. ¿Que demonios decía? Él era muy delgado - Crecí, y comencé a bajar de peso. No quería ser vista cómo una rara, y sabía que a los chicos les gustaban las niñas con cuerpos delgados... me sentía sola, y necesitaba de atención. No tenía amigas. No tenía pretendientes. Era una niña gorda y solitaria. El bajar de peso me llevó a ser lo que tu conociste - Desmond prestaba atención. Molly suspiraba constantemente, pero trataba de continuar su historia - Cuando estábamos juntos me sentía diferente. Sentía que era feliz, y que tu me amabas sin importar cómo lucía. Siempre soñé con ser una mujer gorda y ser amada por un chico lindo como tú - Molly comenzaba a sonrojarse. Desmond comenzaba a confundirse. Sentía que salía con una desconocida - Se que esto sonará raro, pero esperó veas que significa mucho para mí que sepas esto... me excita ser gorda. No quiero otra cosa más en mi vida. Me gusta pesar 150Kg. Me gusta comer sin parar. Me gusta caminar y cansarme. Me gustan mis lonjas y mi panza... - hubo un silencio incómodo. Molly estaba en shock por haber dicho todo eso, y Desmond sólo la miraba con una obvia cara de confusión. 

- Entonces... ¿Te gusta engordar? - preguntó Desmond aún confundido. Molly asintió con su cabeza - ¿Po...Porque nunca me lo dijiste?

- Creí que no lo entenderías... - Molly miró el rostro de su novio - Y creó que tenía razón - Molly levantó su gordo cuerpo de la silla, dispuesta a irse. Desmond se levantó y la tomó de su gigantesco y gordo brazo.

- Espera... no puedes irte así después de una revelación como esta - dijo el chico. Ambos se miraron en silencio. Molly se sentía como una depravada. Una fenómeno. Desmond la miró. Seguía teniendo el mismo bello rostro de siempre. Su hermoso cabello castaño claro seguía brillando cómo siempre. Recorrió su cuerpo. Tenía una papada grande, la cuál ya no dejaba ver parte de su cuello. Sus brazos eran cómo dos bloques con grasa colgando. Tenía unos senos gigantescos, que en el propio vestido se notaba que colgaban encima de su gorda panza. La panza era gigante, y estaba rodeada de grandes lonjas y estrías. Las piernas y los pies de la chica ya eran los de una mujer obesa, y su vagina había también era ya la de una mujer gorda. Todo esto. Estos defectos. Eso era lo que ella más amaba. Eso era lo que ella sentía que en realidad debía de ser todo este tiempo.

- ¿Entonces...? ¿Te irás? - preguntó Molly con un rostro desconsolado, preparada para ser rechazada por él hombre a quien amaba. Desmond la miró a la cara. Otra vez vio a la chica de siempre. A la talentosa cantante de Jazz. A la chica que lo vio y le dio una oportunidad después de que él perdiera todo. La chica que a pesar de su peso, seguía siendo romántica y grandiosa en la cama. La chica que le había mentido. La chica que por alguna razón disfrutaba algo prohibido y raro. La chica con una parafilía extraña. 

- Pues... - Desmond lo pensó, y la volvió a ver. Era preciosa sin importar el peso o su bizarro gusto - Nadie es perfecto - Molly alzó su mirada, y Desmond puso la palma de su mano encima de la de ella. Molly sonrío y Desmond suspiró - "La-Di-Di, La-Di-Da, disfruta la comida" - Molly con lagrimas en los ojos abrazó a Desmond. Su gordo cuerpo retacho con Desmond, quien pudo sentir toda la suavidad y belleza de la mujer. No importaba. Ella sería la indicada, sin importar lo rara que podía llegar a ser. 

30 Cuartillas De Feederism (Un Relicario Fetichista)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora