Me desperté de golpe y descubrí que estaba sudando, no sabía que había pasado pero todo se había sentido muy real. La Dama de Plata se había dirigido específicamente hacia mí y no sabía exactamente porqué, tampoco a que se refería con eso de que ella "despertó".
Dejé a un lado todos esos pensamientos con la simple idea de que todo fue un sueño, no encontraba excusas para seguir rebuscandome en eso, tendría mucho tiempo mas tarde.
Las velas del techo se habían apagado y mí entrada estaba abierta. Miré a mi alrededor para ver si alguien se encontraba en el lugar, pero no, el lugar estaba vacío y no se encontraban rastros de que alguien hubiera entrado.
La sala principal también estaba vacía y no podía divisar a nadie, ni siquiera Celeste o a Luna, incluso los búhos habían desaparecido.
-¿Hola?-pregunté.
Nadie respondió.
Salí de la biblioteca para buscar rastros de alguien pero tampoco había nadie, era como si todo el Concejo hubiera sido evacuado, todo parecía un pueblo fantasma. No habían otros miembros, ni tampoco criaturas rondando por el extenso páramo verde.
Desgraciadamente el tour que recibí antes de mi iniciación no me servía para poder moverme libremente por el Concejo. Traté de recordar algo, pero mis nuevos poderes no funcionaban, no podía invocar mi aura de ninguna forma posible, todo era cada vez mas lejano y confuso en mi mente.
Todo estaba desierto, la maleza estaba paralizada al no tener una brisa que la acompañara, el domo había perdido su brillo y ahora era solo una enorme barrera de cristal, la arena de combate que estaba cerca solo tenía maniquíes intactos, y ni rastro de las guerreras que luchaban cando llegué. La desesperación crecía en mi interior y no se me ocurría que hacer, nunca en mi vida me había sentido tan perdido.
De pronto escuché una risa detrás de mí, voltee a ver y alcancé a divisar a un chico que corría hacia el domo. Comencé a correr detrás de él para recibir alguna clase de respuesta, pero cuando llegué a la entrada del domo el muchacho había desaparecido. Luego otro apareció justo en la entrada del bosque, las ganas de acercarme me inundaban, pero un error no se comete dos veces. El muchacho del bosque soltó una carcajada y me miraba con gracia, yo simplemente no podía moverme, estaba completamente paralizado.
Me voltee lentamente para regresar por donde vine, pero al girar solo me encontré con la sorpresa de que ahí también había alguien. El nuevo muchacho era igual al del bosque, su cabellera rubia resaltaba en la oscura noche, su suéter bordó estaba bastante arrugado y sus pantalones parecían parte de un pijama. Ambos me miraban fijo y no dejaban de sonreír, era escalofriante. Mi mente tampoco ayudaba mucho y ahora había comenzado a arderme, todo daba vueltas y se volvía más intenso.
Los chicos empezaron a caminar y, poco a poco, comenzaron a acercarse, hasta que en un momento comenzaron a correr. Traté de hacer lo mismo, pero mis pies estaban estancados en la maleza, los hermanos sin embargo, no cedían. Traté por última vez de invocar mi aura pero no logré nada, mi mente tampoco cedía a la confusión que me estaba provocando. De pronto, cuando los chicos estaban por saltar sobre mí, un aura de sombras se encendió y provocó que mis perseguidores fueran lanzados hacia atrás.
-¿Quiénes son?-pregunté antes de que se incorporaran.
Los muchachos se levantaron, intercambiaron miradas y en ese momento, se echaron a reír descontroladamente. Esta vez se acercaron lentamente mientras seguían riendo y al tenerlos a ambos en frente, logré notar que eran gemelos.
-Yo soy Norm.
-Y yo, soy Tom.
Se presentaron ambos mientras hacían una reverencia.
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Theo García y el Oráculo de Delfos
FantasíaAl cumplir dieciocho años, Theo García descubrirá todo un mundo oculto y mitológico junto con que es parte de un antiguo linaje griego. Será llevado al concejo sombra, una arcaica organización, para adentrarse en la misión de rescatar al legendario...