Capítulo 10:EL COMEDOR

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Luego de ir a los baños que estaban cerca de la biblioteca, tomé una ducha y me vestí con mí nuevo uniforme. Se sentía extraño portarlo, ya que exigía algo que no sabía muy bien si lo poseía.

Cuando volví, Luna nos encaminó a mí y a mis nuevos hermanos directo al comedor. Un extenso pabellón cerrado, con bastante semejanza a un templo antiguo.

En el lugar, se encontraban en total veinticinco mesas ubicadas a una determinada distancia de las otras, cada una tenía el escudo de su territorio tallado en el centro. Los demás miembros se ubicaban en sus respectivas mesas, dirigidos por sus líderes, al mismo tiempo que Luna hacía lo mismo con nosotros.

Nuestra mesa, al igual que las otras, estaba hecha de madera y llevaba nuestro símbolo en el centro, un búho rodeado por ramas de olivo, al igual que el que teníamos bordados en nuestros pechos. Era larga como esas que se encontraban en mansiones de lujo y cada una perteneciente a un dios olímpico se encontraba cerca de la que pertenecía a un dios menor, siempre y cuando se tratara de su lugarteniente. La nuestra estaba cercana a la de Tique.

Clara y Merlyn fueron las últimas en entrar, su mesa estaba ubicada al final del comedor y, a diferencia de las nuestras, estaba hecha de bronce y poseía un total de doce sillas. Ambas iban vestidas con las mismas túnicas que llevaban puestas en la iniciación.
Antes de sentarse, Clara quedó de pie en el centro de la mesa y levantó una copa.

-Buenas noches a todos, bienvenidos a una velada más. Cómo siempre, quiero decirles a los nuevos que tengan cuidado con los daímons, les servirán lo que quieran del banquete, pero sean cuidadosos con sus palabras, una mala elección de ellas y serán poseídos, los sátiros ayudarán a qué no pase, pero no me gustaría tener a los hijos de Hades y Asclepio en la enfermería tratando de despojar a recién llegados de algunos daímons.
Habiendo concluido con esto, espero que disfruten de la cena y luego discutiremos ciertas cuestiones en la asamblea con los líderes y algunos otros que serán llamados al finalizar la velada, muchas gracias.

Clara volvió a sentarse y la cena dió comienzo.

Los daímons entraron traspasando el techo, eran nubes de neblina corpóreas grisáceas y púrpuras, se asemejaban a humanos por momentos pero era fugaz, se la pasaron distribuyendo tres copas y dos platos por persona. Las copas eran doradas y llevaban brebajes muy parecidos al vino pero con distintos aromas. El primero era una combinación de diferencias, amargo y dulce, agrio y suave. El segundo consistía en un aroma a chocolate y el último, era un aroma fuerte que se asemejaba al alcohol puro. Los platos estaban vacíos y hechos de porcelana, decorados con detalles púrpuras que danzaban en ellos.

Los sátiros fueron entrando en fila y se distribuyeron a cada una de las mesas. Se encontraban tocando flautas de pan y danzando, se encargaban de alegrar el ambiente y de hacernos disfrutar la cena. Los hijos de Apolo y de Pan se unían desde sus respectivas mesas, comenzaron a cantar un antiguo himno del concejo al unísono y en un tono irlandés que sonaba como antiguos cantos medievales.

Una vez terminados los cantos y las danzas, la cena dió inicio. Miré ambos platos pero seguía sin aparecer comida, no entendía que pasaba hasta que Celeste que estaba sentada a mi lado se acercó.

-Crei que seré yo quién te enseñe esta vez-rió-. Cada una de las copas contiene pociones saborizadas creadas por los hijos de Dionisio, el dios del vino. Cada una tiene sabores y cualidades diferentes-dijo mientras señalaba a las tres copas-, la primera se llama double sens y su sabor varía siempre entre gustos opuestos, la segunda es magus, ésta poción te permite saborear aquello que te parezca más dulce y sabroso, y la tercera es deoch, poción que se encuentra en un estado puro para transformarse en la bebida que desees.

Theo García y el Oráculo de DelfosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora