JHAY

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Alguien toca el timbre y sé que no espero a nadie, es decir, casi ya no me quedan amigos. Tampoco tengo acceso a ninguna de mis redes sociales porque mi celular y mi portátil lo tienen los policías. Y vaya a saber cuando me los darán.

Caminé desganada para preguntar quien era, me sorprendió escuchar el nombre a continuación; Jhay.

Desde luego no me mal interpreten, no pensaba que me estuviese hablando un muerto. Angus y mi familia se habían encargado de comentarme quienes sobrevivieron. Pero al decir verdad, no esperaba que Jhay viniese. Y es que con Jhay siempre me imaginé que sucedería lo que sucede con la vida, que con el tiempo dejaríamos de hablar y perderíamos el contacto. Después de todo, era con quien menos me llevaba en el grupo. Y aunque me cueste admitir, es sobre quien menos poder tenía. No me agradaba, y siempre tuve la ligera sensación de que yo tampoco le agradaba a él.
Pero quien sabe, finalmente las desgracias pueden unir a las personas.
O no.

—Sube—le indiqué. Y en cinco estaba tocando mi puerta, en cuanto la abro, puedo ver que tenía un brazo vendado y que la bala no le había causado mayor daño.

—Tuve que venir hasta aquí porque no supe de ti desde el tiroteo —espetó —.Estás más pálida —acotó.

Me recordó el porqué de que Jhay era quien menos me caía del grupo. Siempre me criticaba de alguna forma, mi piel, las ondas de mi cabello, inclusive en alguna ocasión hablaba sobre mi cuerpo. Sin embargo hasta él alguna vez me defendió ante el resto, porque si algo teníamos en común es que ambos odiábamos a las mismas personas.
Jhay casualmente, era el hombre que mejor se llevaba con Elijah, aunque fuese el que también más lo burlaba. Bueno, realmente eso es algo que nunca entendí profundamente de los hombres, ¿porque se ven con personas que les hacen bromas bruscas? ¿Porque las bromas entre hombres son tan hoscas? Solían verse individualmente sin el resto del grupo, mientras que quizás yo era más cercana a Ezekiel.

—¿Porqué viniste, Jhay? —atiné a preguntar directamente —.No creo que vengas porque quieres saber cómo estoy.

—Cómo no saberlo, a ti no te ha tocado ninguna bala. Eres como una leyenda —dijo riéndose.

—No hablemos del tema, me tienen los pelos de punta con ése tipo de cosas. Meryl ha dicho que yo era la culpable de separar la clase y de marginarnos, y por otro lado, Ethan ha dicho en televisión nacional que el tiroteo era probable que fuese idea del grupo.

Él solo se ríe. Yo lo miro fijamente sin entender.

—Meryl siempre ha sido un dolor de huevos, pero lo de Ethan es casi imposible, ya que él jamás estuvo en el salón.

Atónita, dejo los ojos en blanco y procedo a preguntar más.

—¿Cómo sabes eso?

—Porque yo había llegado tarde, ¿recuerdas? Y seguidamente de mí, la profesora que habrá tardado unos minutos en venir, pero hasta entonces no había entrado Ethan.

—De ser así, ¿porqué entonces Ethan mentiría?

—Para estar en los medios. Además está resentido porque Nicholas y Sebastian murieron.

Casi se me escapa decir que nosotros también habíamos perdido amigos, pero luego pensé que quizás Jhay odie a Elijah por lo que hizo. Es decir, a mí no me disparó, pero a él sí.

—¿No te lo preguntas? —inquirió.

—¿Que cosa?
Sabía a que se refería. Pero no me lo quería preguntar.

—Porqué no te disparó...

Lleve los ojos hacía abajo y me adentro al living. Él me sigue.

—Todo el tiempo. Pero, ¿que se supone que haga? Es como preguntarse porqué lo hizo.

Él suspira y saca un cigarrillo indicándome si puede fumar. Asentí con la cabeza. Lo enciende y le da una pitada en un profundo silencio. Ninguno de los dos queríamos hacernos preguntas.

—Yo sí sé porque lo hizo—espetó.
Lo miré a los ojos expectante.

—¿Cómo podrías saberlo?

—Quién no, mejor dicho. A Elijah le importábamos un comino, le importaban todos un comino. Pero te conoció...

Me levanto elevando los ojos hacía arriba con gesto de cansancio.

—¿Tú también dirás que fue mi culpa solo porque no me ha disparado?

Él exhaló el humo de su cigarro y negó rotundamente con la cabeza.

—No. Él no lo hizo por ti. Solo no te mató porque le importabas. Loraine, es muy probable que Elijah lo haya estado planeando hace mucho. No te sientas culpable, mucha gente delira con el suicidio como muchos con un tiroteo. Y el instituto no fue fácil, ni tampoco su pasado.

Me gustaría decir algo, pero verdaderamente sucede que no tengo nada para decir. No presté la atención suficiente en Elijah, solo pensaba en mí, en lo que yo le hice. Pero jamás imaginé que quizás el ojo no estaba puesto en si yo muriese o no, sino que solamente no se había atrevido a matarme.

—¿Hablarás con la prensa? —pregunté.

—No me interesa ponerme a hablar mal en televisión sobre un muerto. Me usarán como ejemplo lastimero para decir que los tiroteos están mal, pero mierda que esa rectora se lo merecía.

—Entonces...¿no lo odias? —insté finalmente.

Él se levanta del sofá y se dirigió hacía la puerta. Asumí que la pregunta lo había molestado así que proseguí a seguirlo para abrirle.

—Lo odio. No le perdonaré nunca, pero entiendo que estaba loco—comenzó a decir antes de marcharse —.Siempre supe que Elijah era alguien así.

—¿Y porque seguías siendo su amigo?

—Porque yo también estoy loco —culminó y abrió la puerta por si mismo —Por cierto, no hables con la prensa.

Dicho esto último Jhay se marcha y tengo la ligera sospecha de que no lo veré más.
Como en un caleidoscopio, recuerdo con la memoria borrosa cuando Jhay se tiró hacía delante como peso muerto para después descubrir que lo fingió. Claro que en el momento no lo supe, pensé que había recibido más tiros. Lo único que sonaba en mi cabeza era bala tras bala, recarga y nuevamente bala tras otra. Mattew y Ezekiel habían recibido al menos dos tiros, pero como todos. Y es ahí cuando recuerdo que quizás salí ilesa y no porque así lo planease Elijah, sino porque Mattew y Ezekiel sin saberlo me cubrieron. Y eso me lleva a pensar si Mattew y Ezekiel también fueron daños colaterales.

¿Lo eran, Elijah?

¿Por qué no me mataste?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora