¡1!

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Hoy no era su día.

Estaba de mal humor, desde que se despertó esta mañana y se dio cuenta que los mareos eran cada vez más seguidos. Como deseaba que su Alfa estuviera con él para acurrucarse y dormir calientito. Lástima.

Luego, los estúpidos Alfas que tenía como compañeros estaban en celo. Se pasó toda la mañana atendiendo casos de ladrones Omegas y Alfas abusadores. Y esos betas creyéndose la cereza del pastel.

Ash, quería matar a alguien.

Cerró la puerta tras de sí y tiró la carpeta con el perfil del sospechoso a su cargo. Una chica, Omega. Perfecto, lo único que le faltaba para decidirse a matar a alguien de forma definitiva.

—Veamos —abrió la carpeta y leyó en voz alta, sobando su vientre inflado—. Omega, veinte años, pequeños robos en la adolescencia y cargos por presunta implicación en el asesinato de un Omega.

La chica frente a él era bastante joven, de unos dieciocho años tal vez. Tenía el cabello corto de un color rubio brillante a juego con unos ojos negros. Su vestimenta era un simple vestido amarillo, ugh...odiaba el amarillo.

—¡Yo no lo hice! —gritó la Omega—. ¡Él fue el que la mato, me ha inculpado!

—Cálmate, mi amor —dijo—. Solo quiero hablar de lo que sucedió esa noche.

—Es cierto, éramos amantes. Esa noche, su Omega lo descubrió. Comenzaron a pelar...

—¿Qué hiciste? —preguntó animándola a seguir.

—Salí corriendo

—Saliste corriendo —repitió—. ¡Saliste corriendo y dejaste a un Omega en cinta indefenso solo junto a un Alfa que es el doble de fuerte que él!

—No lo pensé, solo no quería estar ahí

—¡Esta muerto! —gritó azotando con una mano la mesa de metal—. ¡Estaba en cinta y murió!

—Lo siento —sollozó. Un tanto de su aroma a sandia inundo la habitación, provocándole nauseas.

—Eso no cambia nada

—Yo no lo mate —murmuró—. Se lo juro.

—Bien, espero que no me estés mintiendo. O despídete de tu linda cabellera y tus uñas perfectas —soltó todavía enojado.

Saliendo de la habitación dando un portazo, llevó su mano al vientre, sobándolo en un intento de tranquilizarse. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis...

—Dieciocho, trece, treinta y ocho —interrumpió SeokJin hyung.

—¿Como sabias que estaba contando? —interrogó con cierto recelo.

—Lo supuse al ver tu cara de dragón enojón

—Me siento mal, muy mal.

—Deberías ver a tu Alfa —sugirió—. Podría decirle a NamJoon que te dé un permiso para verlo mañana. ¿Qué te parece?

—Suena bien, lo necesito —sonrió ante la idea.

Extrañaba a su Alfa.

| Firepower | ~YM~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora