5. Comida...

1.1K 80 18
                                    

Cojo una camisa que ha dejado Nekane encima de uno de los taburetes y me la pongo sin cerrarla. Es de rayas blancas y azules verticales, la tela es muy suave.

-Lo hago muy bien.- Dice sacando del frigorífico una botella de agua pequeña y bebiendo de ella. Lo observo por el rabillo del ojo mientras abro el pequeño tapón de seguridad del vinagre con la punta de un cuchillo. Todavía me corto el dedo por mirarlo.- Y la comida también.- Dice sonriendo automáticamente. Me quedo estupefacta por como ha terminado su frase.

-¿Y que es lo otro que haces muy bien?.- La pregunta parece pillarlo por sorpresa. El se acerca a mi y se queda a un par de pasos. Consigo abrir el tapón de seguridad. Está muy cerca, y el olor a gasolina llega de nuevo hasta mis fosas nasales activando todos mis nervios al instante. ¿Es normal que cada vez que se acerca a mí el olor a gasolina vuelva?. ¿Qué es?. ¿Una señal de que puede conseguir que todo arda?.

-Eso es mejor comprobarlo por ti misma.- Dice moviéndose rápidamente hasta a mi lado y quedándose a centímetros de mi cuerpo.

Del susto aprieto la botella y el vinagre sale disparado hacia arriba como una gran fuente, manchando la encimera, mis manos, mi piel y mi camisa.

-Mierda.- Suelto la botella poniéndola el tapón normal y la lanzó dentro de la primera pila que hay para luego limpiarla.

-Esa boca.- Me giro hacia el y le indico con el dedo índice de manera amenazante. Todo lo que se puede amenazar con un dedo levantado. Qué ridículo es en realidad. ¿Pero de qué coño se cree que va?.

-Por tu culpa he llenado todo de vinagre.- El me mira con cara de inocencia. Aunque no hay un atisbo de culpabilidad en su cara.

-Déjame limpiarte.- Coge un trapo de tela de un cajón rápidamente y viene directo hacia a mi.

Va directo a limpiarme el vientre, la camisa casi no se ha manchado, pero mi piel si. Cojo su muñeca en el aire antes de que pueda llegar a tocarme. Su piel está helada como si fuese un iceberg.

-¿Tienes miedo de que te toque?.- Pregunta socarrón. Le quito el trapo con la otra mano que tengo libre sin soltar su muñeca.

-¿Debería tenerlo?.- Digo pasando la tela por mi vientre, el vinagre sólo se esparce más y no se quita casi. El apoya su mano libre en la encimera y libero su otra mano.

Sus ojos están brillantes, un verde alucinante, casi fantasioso. Sus comisuras están curvadas hacia arriba y sin darme cuenta apoya un mano a cada lado de mi cuerpo, mi espalda está apoyada en la encimera. El olor a gasolina se multiplica por mil. Noto como mi ritmo cardiaco aumenta y mi corazón late desbocado, casi haciéndome daño dentro de mi pecho. Está empezando a hacer efecto en mí, a destruir mis defensas. Me siento un animalillo deslumbrado por un gran foco de luz.

-Dímelo tú. ¿Deberías tenerlo?.- Lo miro intentado recuperar mi ritmo cardíaco. El mira alternativamente a mis ojos y a mis labios. Por el movimiento debajo de su camiseta puedo ver que respira profundamente pero muy rápido.

-Creo que no.- Digo lanzando el trapo a su pecho, y cuando intenta cogerlo al aire salgo huyendo por uno de los laterales. Rodeo la enorme barra americana lo más rápido que puedo poniendo distancia entre los dos.

-Me voy a limpiar. Cocina tu solo.- Grito casi desde el pasillo ya.

Necesito poner distancia de por medio entre el y yo. Está consiguiendo ponerme nerviosa como nunca nadie lo ha conseguido. Me ha hecho perder los papeles desde el minuto cero en el que nos conocimos, y algo me dice que me hará perderlos muchas veces más, así que trataré de evitarlo. Entro en el baño, tiene una pequeña bañera, un lavabo y un retrete. Mojo una pequeña toalla que hay en una estantería al lado del espejo y la paso por mi piel. Parece limpiarlo. Paso por la cocina sin mirar dentro y salgo fuera casi corriendo.

Jodido vasco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora