Me seco el cuerpo, y me pongo el bóxer negro y la camisa rosa abotonada. Gracias a dios me queda muy holgada y no tengo unos pechos descomunales como para que se noten demasiado, o eso creo por lo menos. Saco la ropa de la lavadora y lavo el bikini a mano con el gel de ducha. Lo bajo todo para ponerlo a secar al sol.
-¿Mejor?.- Pregunta Amaia cuando siento mi culo en una tumbona que está al sol y seca.
-Mejor estaría en mi casa, con un café con hielo y en tranquilidad.- Ella pone los ojos en blanco y se tira a la piscina de nuevo donde un Luken la espera con los brazos abiertos. Se está tirando a la piscina literal y figuradamente, espero no tener que hacer de su chaleco salvavidas demasiado pronto. Aunque de eso creo que se tratan las amistades, de advertirte que te vas a estrellar, y recoger los pedazos cuando lo haces. Como ella ha hecho conmigo.
Todos están hablando entre sí y yo me centro en terminar la plantilla para uno de mis exámenes y enviárselo al tío de Amaia para que lo revise e imprima. Me gusta preparar las cosas con antelación. Me ha mandado varios candidatos para que le ayude a decidir quién será la mejor contratación como psicólogo, pero le respondo que eso es solamente una decisión suya sin si quiera mirarlo. Sinceramente, ahora mismo tampoco me apetece leer curriculums, y teniendo en cuenta que el internet va muy lento, aún menos.
-Luken.- Lo llamo casi gritando.- ¿Tenéis wifi?.- El asiente. Cuando voy a preguntar por la contraseña Ekaitz aparece por la puerta. Vestido con unos pantalones vaqueros cortos de color negro y un polo azul eléctrico.
-Siempre rubias nunca morenas.- Lo miro para saber si me está vacilando, y en su cara aparece la sombra de una sonrisa.- Todo junto y en minúscula.- Todos ríen a carcajadas, la pongo en el iPad y efectivamente, esa es la contraseña.
-Con que siempre rubias y nunca morenas...- Dice Amaia a Luken con una de sus miradas diabólicas, cuando se pone así la digo que se parece a Chuky. Esta sentada en el borde de la piscina y el está entre sus piernas.
-Es una regla de Ekaitz, no mía, aunque suelo compartirla un poco.- El sonríe y la lanza un beso.- Pero las pelirrojas sois un vacío legal.- Amaia lo coge de la cabeza y lo hunde en el agua.
-¿Vacío legal?.- Dice cuando lo deja salir del agua.- Espero que sea por que cuando encuentres tú pelirroja ideal, una servidora aquí presente, ya no haya ni mas rubias ni mas morenas.- Pongo los ojos en blanco y termino el word por fin. Bloqueo la pantalla del iPad justo cuando Ekaitz llega a mi lado.
-Cuántos secretos esconderás en ese pequeño aparato.- Dice mientras bebe agua en la que flotan un par de hielos y una rodaja de limón.
Lo dejo encima de la mesa a la sombra y miro a las chicas. El reloj marca las cinco de la tarde, y más allá de que no estoy muy a gusto tal y como voy vestida, la madre y la abuela de Amaia también querrán vernos. He recibido un mensaje de mi padre, llegará a la hora de la cena, según me ha dicho. Todas las chicas están de acuerdo con irnos a cambiar a casa para luego volver a las vaquillas. Cuando estamos llegando a la puerta para irnos Luken nos silva a todas para que nos demos la vuelta.
-Queremos preguntaros si después de las vaquillas queréis ir a montar en moto un rato con nosotros hasta que anochezca.- Todas empiezan a dar saltos de alegría mientras explican que no tienen mucha experiencia con motos excepto Nekane. Yo me quedo callada y aceptó la invitación.
En casa, María ya ha preparado una habitación para mi padre y William está a punto de ponerse a dar saltos mortales con la llegada de mi padre. Edurne está contenta con que casi todas hayan encontrado un chico con el que estar esos días, para tener tantos años, la abuela es toda una moderna a la hora de animarnos a liarnos con quien queramos. Nos turnamos para ducharnos, aunque yo declino la oferta, con una vez hoy he tenido suficiente, aunque el recordarlo me haga sudar. Salgo al jardín todavía sin cambiarme mi estupendo atuendo masculino. La abuela sale poco después con un cuenco de moras en la mano.
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Jodido vasco.
RomanceControlador. Dominante. Posesivo. Arrollador. Gentil. Seductor. Neurótico. Loco. Esas pueden ser las palabras que mejor lo pueden definir. -¿Y yo qué?.- Se me queda mirando mientras tamborilea con los dedos en la mesa. -Tú, eres toda mía.- E...