Me despierto por cuarta vez en la noche. Cada vez que abro los ojos un olor a gasolina me inunda las fosas nasales, el cual en cuestión de segundos desaparece. En mis sueños no paran de aparecer ojos verdes, esmeraldas, prados verdes, bosques llenos de pinos verdes por los que paseo. Sus ojos se me han quedado grabados en la mente, en la memoria.
Miro el teléfono, son las diez menos cuarto de la mañana, en quince minutos la alarma va a sonar, y creo que antes de conducir me vendría bien un paseo. Me levanto sigilosa de la cama para no despertar a Amaia y me visto en el baño para no molestar a nadie ni ser sorprendida por nadie. Cuando salgo, su madre, Maria, ya me ha preparado un zumo de naranja, un café cargado y una manzana reposa sobre un pequeño plato.
-Para que te sea ameno el viaje.- Me dice con una sonrisa cuando desaparece de nuevo en la cocina. Sabe de sobra que me tocará conducir sola.
La agradezco que me lo haya preparado y me lo como todo rápidamente, necesito que me dé el aire urgentemente para poder despejarme un poco. Cojo los cascos que tengo en la guantera del coche y comienzo a caminar calle arriba. Me pica la curiosidad de ver cómo es la enorme casa desde más cerca.
Me acerco poco a poco. Y doy una vuelta alrededor de ella, está totalmente rodeada por una valla negra de hierro de al menos dos metros y medio de altura. En la parcela hay varios árboles, manzano, limonero, aunque recuerdo que esos ya estaban antes de la construcción. En la parte frontal está la puerta principal, el edificio tiene tres plantas. En el lateral izquierdo hay un sotechado donde diferencio cinco coches diferentes y una moto de gran cilindrada gracias a que la puerta del enorme garaje está abierta. En la parte de atrás está la piscina, y al lado de la piscina hay un círculo más elevado que imagino que sea un jacuzzi. Hay una pequeña plataforma de cristal con plantas dentro, y otra más grande que parece un pequeño huerto, pero sin nada dentro. Cuando estoy llegando al lateral derecho, alguien sale por la puerta trasera hacia la piscina, la puerta del medio se abre y alguien baja las seis escaleras que hay. Es el.
Está vestido solamente con un pantalón corto negro deportivo y un brazalete en el que parece ir guardado su teléfono. Lleva cascos, pero estos sin cable. Camino lentamente para no llamar su atención, no hay casi plantas que puedan esconder mi figura, debería rodear todo con árboles para tener más privacidad. Comienza a hacer unos ejercicios en el suelo, flexiones de todo tipo, sentadillas, abdominales. Su espalda se tensa, al igual que sus piernas, después sus abdominales. Tiene un cuerpo de infarto, y el infarto creo que me va a dar a mí como siga observándolo, que calor me está empezando a correr por las venas. Cuando veo que se levanta casi corro hasta la parte delantera de la casa. Cuando llego tengo que parar para recuperar la respiración, y tarareo la canción que llevo puesta en los cascos, West Coast de Imagine Dragons. Estoy apoyada con las manos apoyadas en mis rodillas para recuperarme de mi corta carrera. Necesito ponerme al día con el ejercicio físico antes de que realmente me sea un verdadero problema. Cuando ya he recuperado la respiración me levanto y camino hacia casa.
Noto un movimiento detrás de mí y al instante alguien me quita el casco derecho.
-Buenos días.- Dice soltándolo en mi pecho suavemente.- Bonita canción la que tarareabas.- Lo miro. Está tal y como lo he visto hace unos minutos. Y de cerca parece aún más increíble, pequeñas gotas de sudor perlan su cara, pecho y piernas. ¿Es posible un hombre así?. ¿O sigo metida en la cama soñando con mi hombre perfecto?.
-¿Hola?.- Dice pasando su mano por delante de mis ojos, he vuelto a quedarme en mi nube personal de pensamientos. Y el vuelve a ser el motivo.
-Buenos días.- Digo bajando de la nube lo más rápido que puedo.
-¿Buscabas algo?. ¿Querías bañarte ya?.- Lo miro. ¿Eso es una propuesta?. Tengo mucho calor, y lo único que lo provoca es lo que tengo delante. Necesitaría perderlo de vista para dejar de tener calor, no una piscina con el cerca.
![](https://img.wattpad.com/cover/167317330-288-k30741.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Jodido vasco.
RomanceControlador. Dominante. Posesivo. Arrollador. Gentil. Seductor. Neurótico. Loco. Esas pueden ser las palabras que mejor lo pueden definir. -¿Y yo qué?.- Se me queda mirando mientras tamborilea con los dedos en la mesa. -Tú, eres toda mía.- E...