-¿Quieres que yo...?.- Digo mirándolo. Noto como su erección palpita en la palma de mi mano.- O vamos a...- No consigo terminar una frase, y la sonrisa que se me está dibujando en la cara me hace ver que el también se da cuenta de esa detalle.
-Estás llena de chocolate, primero hagamos lo que ibas hacer antes de que yo te interrumpiera.- Se va como su madre lo trajo al mundo hasta la puerta de la ducha y abre el grifo, después sale del baño.
-Un día. Un día has tardado en caer. Esto si que es un récord Guinness en la autobiografía de tu vida, bonita.- Digo a susurros mirándome al espejo para que el no me escuche mientras me bajo y me quedo de pie frente a el. Pero después de la reprimenda termino riéndome como si estuviera loca y poco a poco me quito las bragas que me quedan puestas, el mármol está helado.
-¿Que te hace tanta gracia?.- Dice entrando de nuevo en el baño, aunque su erección ya no parece tanto de acero.
-Nada. El mármol está muy frío.- Digo tocándolo con las palmas de las manos.
-Solucionemos ese problema entonces.- Viene hasta a mi y se pone detrás, su piel está ardiendo, el está ardiendo.- ¿Alguna vez te han dicho que eres preciosa?.- Achino los ojos y lo miro a través del reflejo.
-¿Y a ti alguna vez te han dicho que eres un adulador?.- El sonríe, y juro que en el caso de tener aún puestas las bragas, me estarían llegando a los tobillos ya. Me doy la vuelta y lo miro.
-Nunca me lo han dicho.- Dice pegándose a mi.- Pero que eres preciosa es una verdad indudable.- Pongo las manos en sus hombros mientras pienso en que decirle, pero antes de que me dé cuenta, me agarra del culo y nos mete en la ducha. Rodeó sus caderas con fuerza buscando algo de estabilidad.
El agua cae sobre nosotros como si fuera una cascada, una lluvia fuerte del monzon, caliente pero no abrasadora. Hecho la cabeza hacia atrás para que el pelo no se me vaya a la cara y el aprovecha para morderme el cuello. Sonrío.
-Dejemos una cosa clara, no me interesas en absoluto.- Digo mirándolo. El levanta una ceja con fingida ofensa.- No me mires así. Tengo una vida muy tranquila, apacible y sin hombres que me trastornen.- El sonríe. Algo trastornada quizás si que esté, pero por el grupo de locas que tengo como consejeras vitales.- Llevo mucho tiempo evitando a los de tu género, para evitar el caos, eres el primero en mucho tiempo.- El asiente con la cabeza. La baja y me muerde un pezon mientras sube un poco mi cuerpo para alcanzar mi pecho mejor. Gimo y mi discurso mental empieza a desvanecerse por momentos.
-¿Y puedo ser el último y único?.- Dice mientras me mira mordiéndose el labio. El color de sus ojos es verde eléctrico.
-¿Tú has escuchado lo que te he dicho?. Creo que no has entendido el mensaje de mis palabras.- Intento desenredarme de sus caderas, pero da un paso hasta dejarme con la espalda pegada a la pared, sujetándome del culo. Su erección ha vuelto a ser de acero y golpea mi sexo, traza círculos con sus caderas y yo me dejó hacer mientras noto como todas mis terminaciones se activan.
-He entendido el mensaje.- Me besa el cuello poco a poco y lo pierdo de vista por unos segundos. Su piel sigue ardiendo a pesar de que el agua ya no está tan caliente.- Pero puedo asegurarte que después de mi no querrás a otro.- Una carcajada sale de mi garganta sin poder evitarlo. El me mira con cara de enfado mientras se muerde el labio, se mueve, me coge con más fuerza y se coloca en mi entrada.- ¿Lista?.- Bajo la cabeza y lo beso, sus labios son tan suaves y carnosos que dan ganas de morderlos. Me separo un poco.
-¿Estás listo tú?.- Veo una sonrisa maligna en su cara y me da un azote suave.
Se coloca en mi entrada aún más cerca y poco a poco va deslizándose, duele, duele un montón. Me cuesta aceptarlo y cierro los ojos para mentalizarme de que es temporal.
-¿Puedes más?. ¿Sigo?.- Abro los ojos y veo una arruga de concentración en su frente, no me había dado cuenta de que le estaba clavado las uñas en los hombros hasta ahora. ¿Cuanto más?.
-Sigue.- Digo cogiendo aire. Sale casi por completo y vuelve a entrar, poco a poco, esta vez me duele mucho menos. Vuelve a repetir la acción varías veces hasta que nuestras caderas prácticamente chocan, es más grande de lo que creía, y más ancha, pero las oleadas de placer que me recorren hasta la punta de los dedos de los pies mientras se desliza cada vez más rapido dentro de mi hacen que el mal rato haya merecido cada segundo de dolor.
-Me encanta que estés tan apretada.- Lame mi cuello y después lo muerde. Juega con mi lóbulo mientras yo intento no resbalarme de su cuerpo, estamos gastando una cantidad de agua enorme. Me sujeta por completo con un brazo y mete su mano entre nosotros tocando mi sexo entre embestida y embestida, noto como mi cuerpo empieza a tensarse de nuevo y una corriente eléctrica recorre mi columna.
-Dios. Dios. Dios.- Digo casi gritando. El me besa para callarme, le muerdo el labio, y el gruñe, me sujeto a sus hombros todo lo fuerte que puedo. Sus embestidas son cada vez más rápidas y profundas, junto sus dedos me están haciendo ver las estrellas. Me corro, y el sigue un par de segundos más, mis paredes se aferran a él y noto hasta sus venas, su palpitar, deja caer su peso hacia delante atrapándonos contra la pared.
-Eres una jodida maravilla.- Dice recuperando el aliento. Sale poco a poco de mi y me desenredo de el para quedarme de pie. Me apoyo en la pared, todavía me tiembla todo el cuerpo, sobre todo las piernas. Lo miro, esta sonriente, muy sonriente.
Dos orgasmos en un día, y uno siendo penetrada, esto es un día para marcarlo en el calendario. Para enmarcarme a mi misma. Mi cuerpo sigue cubierto de regueros de chocolate, y ahora el suyo también. Veo cómo sale rápidamente de la ducha y abre uno de los armarios, de el saca dos botes, vuelve rápido y me los enseña.
-Champú y gel de chocolate. ¿Te gusta?. Tengo de otros olores y también champú sólido.- Lo miro y le robo el bote de champú, y me meto debajo del agua, acciono más el lado del frío y bajo el caliente. Me hecho champú, cierro los ojos y empiezo a enjabonarme. Noto sus manos en mi espalda, después en mi cuello y por último en mi pelo. Me aclaro y me doy la vuelta para mirarlo.
-Esto no puede salir de aquí, no quiero que nos vean.- Digo dándole el champú de nuevo. El me mira achinando los ojos. Tiene unos ojos preciosos, y me he dado cuenta de que depende de la luz tienen una tonalidad diferente. Aunque parece ser que también los sentimientos. Por ahora mi color favorito es el verde eléctrico del sexo.
-¿Por qué?.- Abre el gel de ducha y lo reparte por mi cuerpo, después por el suyo.
-Es la única condición que te pongo si quieres que esto se vuelva a repetir.- Me mira de arriba abajo. Empiezo a frotarme y el también, para quitarnos los restos de chocolate. Dos segundos después sus manos también están alrededor de mi cuerpo, me masajea los hombros y me hace darme la vuelta.
-Si esa es la única condición la tendré que aceptar.- Dice pellizcándome en la cadera suavemente mientras traza círculos por mi espalda con sus pulgares.- Se está demasiado bien dentro de ti.- Besa mi cuello de nuevo y noto como su erección choca de nuevo contra mi espalda.- Pero también tengo una condición.- Sonríe contra mi cuello mientras me da un azote que hace que mi interior se estremezca de nuevo.- Cuando y donde yo quiera, siempre que no interfiera con tu condición.- Me doy la vuelta y lo miro.
-Me parece un buen trato.- Sonríe y me besa. Este hombre es puro deseo y lujuria. Esta hecho por y para el pecado, lo supe desde le observé detenidamente.
Terminamos de aclararnos todo el jabón del cuerpo y sale para darme una toalla y coger el otra.
-Todas las toallas están aquí.-Dice indicándome el armario. Aunque creo que ya se a supuesto que lo he descubierto.- Ahora me voy a ir, porque llevo mucho rato aquí y van a sospechar, y no quiero romper tu condición.- Dice lanzándome una toalla de color negro.- Y porque como siga aquí un minuto más, voy a echar el pestillo a la puerta y no te voy a dejar salir.- Se anuda una toalla a la cintura mientras que se seca el pelo con otra. Es una visión magnífica. Es magnífico de pies a cabeza.- Puedes coger lo que quieras, es todo tuyo.- Me guiña un ojo.- Incluido yo.- Sale por la puerta, y después oigo cerrarse la otra.

ESTÁS LEYENDO
Jodido vasco.
Любовные романыControlador. Dominante. Posesivo. Arrollador. Gentil. Seductor. Neurótico. Loco. Esas pueden ser las palabras que mejor lo pueden definir. -¿Y yo qué?.- Se me queda mirando mientras tamborilea con los dedos en la mesa. -Tú, eres toda mía.- E...