All Might y EraseHead [LyO II]

6. Lo que se supone no debo hacer.

Después del incidente en la USJ no volvimos a hablar, yo estaba ocupado con las preparaciones del festival y no sabía nada de él, incluso durante el festival, no lo vi pues Hizashi insistió en quedarse conmigo, para cuidarme por mis heridas.

Lo vi entregar la medallas y eso fue todo. En los siguientes días me quitaron las vendas y los yesos de los brazos, aunque me había quedado una cicatriz en el codo, y en el rostro.

Ahora estaba preparando los papeles para la semana  de estancias, donde se irían a practicar verdaderas experiencias en agencias de héroes profesionales, aunque después del ataque de los villanos, esto no será tan difícil para ellos.

—Aisawa-kun —la voz de All Might me distrajo, lo voltee a ver y él continuo —No me disculpe por no haber llegado a tiempo a la USJ...

—Si lo hiciste —dije rápidamente —me lo contó Ricovery girl —ademas, cumpliste tu promesa —dije.

Él se quedo callado, pero no dejaba de mirarme y yo tampoco a él, se veía sorprendido y un poco avergonzado, tal vez porque sé lo que me dijo mientras estaba inconsciente, aunque no era la gran cosa.

Puso una mano en su nuca y fue a su lugar, por un momento me olvide lo que estaba haciendo y también que habían varios profesores viéndonos.

Seguí con los papeles y después de la clase recibí algunos ya llenados por los alumnos, me llamo la atención el lugar que había escogido Iida Tenya, era el mismo lugar en que su hermano había sido atacado por el asesino de héroes. 

Veía problemas en esos papeles, pero no podía cambiar su opción, solo esperar a que hiciera lo correcto.

—Aisawa-kun... ¿puedo hablar contigo? —pregunto All Might, acercándose nuevamente a mi.

—Bien... —dije, fuimos a la sala de descanso, ahí espera a que él hablara.

—Solo me preguntaba si tu ojos estaban bien... por lo que supe, las fracturas que tenías eran graves.

—Estoy bien —dije, preguntándome que era lo de quería de verdad.

—Que... bueno... —dijo, dando largas.

Lo mire un momento, era realmente fastidioso esto, se veía que se estaba poniendo nervioso, pero tengo que mantener esta relación la más profesional posible, tal y como dijo Hizashi.

—Nada de lo que me paso fue tu culpa, así que no debes preocuparte por eso...

—Es solo que... Si hubiera llegado un poco antes...

—Pero no pudiste —dije, sorprendiéndolo —cada vez que prendía la televisión era lo mismo, tú siendo imprudente, tratando de salvar a todos por tu cuenta, sin ver que hay muchos profesionales apoyándote, debes darte cuenta de tus limitaciones, al menos hazlo ahora que tienes una obligación con tus alumnos.

Se quedo pensando unos momentos y después comenzó a reír, lo cual me hizo molestar un poco, pues le estoy hablando de algo serio.

—Recuerdo que cuando llegue aquí me dio miedo que expulsaras a tantos alumnos como querías, pero te subestime, te has vuelto un gran maestro, algo que jamás hubiera imaginado, y algo en lo que a mi me hace falta aprender mucho —dijo, aun riendo.

—Bueno, en eso tienes razón, tu favoritismo a Midoriya aun te puede traer problemas, pero lo entiendo, es como la relación que tenías con tu maestra ¿no es cierto? —dije, desviando la mirada, esperando no tocar ningún punto débil.

—Así es... —dijo, haciendo una pausa extensa —hace poco hable con el Gran Torino, y lo más probable es que en un futuro me tenga que volver a enfrentar a All for One, y si algo pasa, quiero seguir contando contigo para guiar a el joven Midoriya —termino con una sonrisa, mirando al suelo.

—Me rehusó —le respondí —me rehusó a verte morir.

No sé como puedo decir esto de manera normal, o sin darle alguna esperanza o algo por el estilo, pero realmente no quería verlo morir.

—Yo pensé...

—No quiero verte morir —dije, enojado —¿eres consciente de lo que dices? Mírate ahora ¿crees que podrás enfrentarlo?

—No, pero es mi deber porque soy...

—El maldito símbolo de la paz —dije, sin dejarlo terminar, y me gire dándole la espalda.

Escuche que se acercaba a mi, casi podía sentir su calor en mi espalda.

—Tal vez aquel día hice la pregunta equivocada, pero no puedo preguntarte algo así si no estoy seguro de poder tener la respuesta, perdóname otra vez, pero es mi deber.

—Lo sé, siempre has sido tu deber, te diría que no fueras imprudente, pero de todos modos lo serás —le dije, cruzando mis brazos.

—Tú también lo eres, los serias por ellos ¿no? —me pregunto, pero parecía saber la respuesta, así que no le conteste.

No dijo nada más, suspiro y después se fue, dejándome solo, ya había perdido la cuanta de cuantas veces se había disculpado conmigo, y ahora me preguntaba cuando sería la última vez.