43. Vendetta.

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-Alba, para un momento, por favor.- Me levanté y la agarré para que se estuviera quieta. -Escúchame.

-¿Creías que tenía algo con él sí o no? Mírame y dime la verdad.

-Alba.- Agarré sus mejillas y la miré fijamente a los ojos. -Confío en tí.- Relajó las facciones y me miró con tristeza, intentando ver en mis ojos si estaba siendo sincera.

-¿Entonces por qué no me dijiste que me habías visto?- Preguntó con un hilo de voz.

-Yo... ¡No lo sé!- Me separé de ella y me pasé una mano por el pelo, nerviosa. -Tú me dijiste que estarías todo el día estudiando y cuando te vi me extrañó, pero supuse que te habría surgido algo y no le di más importancia. Pero luego... luego me llamaste y me lo contaste. Yo no intenté jugártela ni ponerte ninguna trampa para averiguar si me mentías. Yo simplemente escuché lo que me decías, porque confiaba en ti, y sabía que tenía una explicación y me la ibas a dar. Y lo hiciste.

-¿Si confiabas en mí por qué estabas tan seria?

-Es verdad que me rayé un poco, pero eso es porque después de lo que pasó con Oscar, yo... me he vuelto un poco insegura, ¿vale? Y no quería que eso me afectara en esto y me hiciera desconfiar de ti.- Bajó la mirada y yo me agaché para que me volviera a mirar. -Era una rayada conmigo, no contigo. Si no me lo hubieras contado tú, te lo habría dicho. De hecho iba a preguntarte cuando me lo contaste.- Confesé. -Alba, de verdad que siempre que dude de algo, antes de desconfiar de ti, te preguntaré.

-¿Lo prometes?- Esbozó una pequeña sonrisa.

-Te lo prometo.- Me acerqué a ella apretando sus mejillas con ternura. -Me llegan a decir esto hace unos meses y no me lo hubiera creído.

-¿El qué?- Preguntó curiosa, mientras yo no dejaba de jugar con sus mofletes nerviosa.

-Pues que hace nada veía imposible volver a confiar en alguien, pero mírame.- Me sonrió agarrándome y parando el movimiento de mis manos. -Contigo es más fácil todo.

-Ohhhhh.- Se burló, y yo sonreí avergonzada mientras chasqueba la lengua y le golpeaba en el hombro antes de volver a sentarme en el sofá. Ella rió y me miró durante unos segundos antes de ponerse seria de nuevo. -Lo siento. Creo que he tenido una reacción algo exagerada con todo esto de Marc. Es que llevo tanto tiempo acostumbrada a todo tipo de celos que... bueno, me cuesta creer que alguien confíe en mi de verdad.

-Lo entiendo, Alba, de verdad. Por eso es importante que hablemos las cosas... Ven aquí, anda.- Di dos golpecitos sobre el sofá y ella se sentó rodeándome la cintura con los brazos y acurrucándose en mi pecho.

-¿Puedo preguntarte una cosa?- Levantó la cabeza para mirarme mientras asentía. -Si no quieres responder no pasa nada...

-Nat, dime.- Mostró una leve sonrisa.

-¿Tu familia...?

-En Elche. Me vine yo sola a estudiar. Pero tengo muy buena relación con mis padres y mi hermana, siempre hemos estado muy unidos y hablamos a menudo.

-¿Ellos saben... bueno, lo que ha pasado?- Suspiró dejando caer la cabeza en mi hombro.

-Sabían que estaba con un chico, pero nunca lo llegaron a conocer. Les conté que lo habíamos dejado, pero nada más. No sabía cómo contarles todo esto. Prefiero que no lo sepan.

-Es tu decisión, y no quiero meterme, Alba... ¿Pero éstas segura de que quieres mantenerlos al margen de todo esto?- Pregunté con calma, sabiendo que me estaba metiendo en un tema delicado. -Si yo estuviera en su lugar querría saberlo.

-Si mi madre se entera de esto la destrozo, Natalia. Y en cuanto se recuperara luego ella lo destrozaría a él.- Murmuró con la mirada perdida. -Me quiere un montón... Y no quiero preocuparla, y menos ahora que ya ha acabado todo.

EILANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora