Sábado 17 de agosto. 2 meses después
-Te echo de menos.- Pude imaginármela haciendo un puchero, aún sin verle la cara, y no pude evitar sonreír como una tonta.
-Yo también, Albi.- Susurré después de comprobar que la puerta estuviera bien cerrada. -Ya queda poco.- Me tiré de espalda a la cama.
-¿Qué has hecho hoy?
-Hemos ido a comer a casa de mis tíos, y hemos pasado la tarde ahí con ellos y mis primos. Estaba deseando volver.- Resoplé cansada. -Ya sabes que no soy muy de comidas familiares.
-Bueno, Nat, vas a tu casa dos veces al año, tendrás que ver a tu familia.
-No, a ver, no es que me queje, pero me agobian un poquito esas comidas.- Me excusé. -Todo el mundo hace preguntas y me ponen nerviosita.
-Las comidas familiares me ponen nerviosita hasta a mí...- Sonreí.
-¿Tú qué tal con tu familia?
Habíamos decidido ir a pasar un par de semanas a nuestras respectivas casas, haciendo lo posible para hacer coincidir los días y así no estar separadas 1 mes entero. Pero aun así, esas 2 semanas sin verla se me estaban haciendo eternas.
-Genial, en un rato saldré a cenar con Marina y unos amigos. Así ya me despido de ellos, que el último día lo quiero pasar aquí en casa con la Rafi.
-Ay, que en dos días ya estaremos de nuevo en Barcelona.- Dije ilusionada.
-¿Te alegras de que acaben las vacaciones y tener que volver al trabajo y la rutina?- Rió divertida.
-¿Cómo no voy a querer si mi rutina eres tú?
-Nat...
-¿Qué?
-¿Cuándo nos hemos vuelto tan moñas?
-Ah, ¿pero que no lo hemos sido siempre?- Reí.
-Yo solo desde que te conozco.
-Te pongo blandita.- Me burlé.
-Y también me pones, a secas.- Susurró con picardía.
-Eso también lo sabía.- Me hice la interesante.
-Tú lo sabes todo, ¿no?
-Hmmm, no.- Murmuré, bajando aún más la voz. -No sé qué llevas puesto...
-¡Nat!- Soltó una carcajada que me erizó la piel. Su risa era de las cosas que más echaba de manos.
-Si pudiera elegir solo una cosa para oír el resto de mi vida, sería tu risa.
-Dios, definitivamente eres una moñas.- Dijo sin dejar de reír.
-Ay, deja de reírte de mí. Es que llevo muchos días sin verte.- Me quejé haciendo un puchero. -La próxima vez te vienes conmigo.
-¿Contigo?- Preguntó frenando su risa. Yo hice un sonido de afirmación. -¿A tu casa? Pero si tus padres no saben...
-Esta noche se lo voy a contar.- Confesé nerviosa. -Bueno, si no me da algo antes.
-Nat, ¿estás segura? Ya sabes que por mi no tienes que...
-Quiero hacerlo. Por mí. No quiero esconderme más, es mi vida y no me avergüenzo de lo que soy. Si quieren formar parte de ella tendrán que aceptarlo, y sino... pues seguiremos cómo hasta ahora, tampoco es que seamos una familia muy unida.
-Seguro que lo hacen, cariño. Ya verás. Son tus padres.
-Ojalá todas las familias fueran como la tuya...
ESTÁS LEYENDO
EILAN
RomansaNatalia es una chica que ha sufrido mucho, no ha tenido una adolescencia fácil y eso ha hecho que forme una coraza a su alrededor para que nadie pueda hacerle daño de nuevo. Alba siempre ha sido una chica feliz, ha tenido siempre gente a su alrededo...