13. Veggie legends.

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Entonces abrió los ojos de golpe y empezó a respirar como si acabara de correr los 100 metros lisos.

-Ey, ya está.- Me senté a su lado y puse una mano en su hombro para tranquilizarla. -Tía, estabas gritando en sueños, qué susto. ¿Estás bien?

-Sí, sí... Era una pesadilla. Lo siento si te he asustado.- Dijo una vez que su respiración le permitió hablar. -¿He... he dicho algo en sueños?- Preguntó notablemente nerviosa, al ver mi cara de preocupación.

-No.- Mentí.- Solo has gritado. ¿Qué estabas soñando?

-Eh... Yo... Bueno, soñaba que caía al vacío. Ya sabes. Esos sueños son horribles.- Dijo con una sonrisa, un tanto forzada a mi parecer.

-Ya...- Contesté no muy convencida. Una mala sensación me había hecho callarme la verdad, y eso confirmaba mis sospechas, ya que estaba claro que Alba me había mentido respecto al sueño. Y eso no me dio muy buena espina. -Voy a hacer algo de comer.- Cambié de tema para que se tranquilizara, ya intentaría averiguar algo más tarde. -¿Alguna cosa que deba saber a parte de que no comes ni carne ni nada con lactosa?- Pregunté levantándome del sofá.

-No... No soy muy delicada con la comida.- Dijo levantándose también. -Te ayudo.

-No es necesario, quédate aquí y descansa, yo me las apaño.

-Insisto, encima que me invitas déjame ayudarte por lo menos.

-Bueno, cómo quieras. ¿Qué te apetece?- Pregunté yendo hacia la cocina.

-Sorpréndeme, tu eres la chef. Yo solo soy tu pinche.- Contestó apoyándose sobre le encimera, a mi lado.

-No es que sea yo muy cocinitas, la verdad. Pero creo que ya sé qué vamos a hacer. ¿Te gusta la pasta?

-Soy una obsesionada de la pasta.- Dijo con una sonrisa, aunque podía notar en su cara que el sueño la había dejado un tanto nerviosa.

-Genial, pues ves cociendo los macarrones, están en ese armario de ahí- Dije señalando al mueble de su derecha. -Yo me encargo de la salsa de tomate. Vas a flipar con esta receta. Está riquísima y además no lleva nada de carne.

-Suena bien.- Sonrió.

Empecé a preparar la salsa, corté todos los ingredientes y los puse en la cazuela. Tenía que estar cerca de 20 minutos en el fuego, así que se me ocurrió algo.

-Ves moviendo lo que hay en el fuego, voy a salir un momento.- Dije secándome las manos en un trapo y lanzándolo a la encimera.

-¿Cómo? ¿Te vas?- Me preguntó desconcertada.

-No tardo, serán 5 minutos.- Dije saliendo de la cocina. -¡Ya vengo!

Me puse el abrigo y bajé. Mientras andaba por la calle no podía dejar de darle vueltas a lo que había pasado. ¿Por qué Alba me estaba ocultando lo que había soñado? Al fin y al cabo era solo una pesadilla, ¿por qué iba a mentir sobre eso? Un montón de posibles respuestas empezaron a rondar en mi cabeza, y ninguna era buena... Fuera lo que fuera me había quedado claro que Alba no quería hablar de ello, y una parte de mi me decía que lo respetara, pero un mal presentimiento no paraba de gritarme en el pecho y sentía la necesidad de averiguar qué pasaba para callarlo.

Con ese pensamiento en la cabeza, fui a la tienda que había en mi misma calle para comprar un par de cosas y volví a subir.

-Ya estoy aquí.- Dije entrando a la cocina y lanzando un paquete de queso rayado sin lactosa delante de Alba.

-¿Has ido expresamente a comprarlo?- Me preguntó sorprendida.

-A ver, ¿qué son unos macarrones con tomatico sin su buena dosis de queso? Además, que la tienda está aquí mismo, no he tardado nada.

EILANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora