Narras tú
- Toulouse. - así es como me llaman en la banda. Ya estábamos dentro de la fábrica de la moneda y teníamos todo "controlado". Me giro para ver que era Tokio quien me estaba llamando, haciéndome sonreír. Me indica que la siga con su dedo y empiezo a andar hacia ella.
Entramos a una sala, como un despacho. Me hace sentarme en una silla mientras que ella se sentaba en mi regazo.
La regla más importante del profesor, No relaciones personales o sexuales, la regla que no había que infringir, sí la infringimos. La verdad es que creo que todos la habemos infringido.
Intenté respetar todas las reglas del profesor, creo que fui la única. Pero fue imposible para mi, Tokio es mi perdición, me fue imposible no enamorarme de ella durante los cinco meses que estuvimos planeando esto. Desde el segundo uno llamó mi atención.
Flashback
Estaba sentada en una mesa, esta sala parecía una sala de clases, con sus mesas, sus sillas, su pizarra... me sentía otra vez en el colegio, aunque no hacía mucho que lo había dejado, soy de las más jóvenes del equipo. Hay otro chico que también parece ser joven, de mi edad más o menos.
Estaba mirando al rededor de la sala para ver quienes eran las personas con las que me había metido. Mis ojos se paran en una chica, su cabello era marrón, corto, con flequillo. Sus ojos eran marrones y era simplemente hermosa. No podía dejar de observarla, hasta un punto en el que se dio cuenta y me sonrió, guiñándome un ojo a lo que yo me sonrojé.
Al acabar la GRAN charla con el profesor, nos indicó dónde estaban nuestras habitaciones. La mía estaba entre la de Nairobi y la de Tokio, la chica que llamó mi atención.
(...)
Ya era de noche y todos se habían ido a sus habitaciones, solo quedábamos Tokio y yo en el salón de la gigantesca casa. Estaba sentada en el sofá, mientras leía un libro que me había encontrado. De repente sentí como alguien me lo quitaba de las manos, levanté la vista y me encontré con Tokio mirándome con una sonrisa. Ella se sentó sobre mi regazo, sorprendiéndome y haciendo que me tense.
- Ya sé que somos desconocidas pero... y si nos conocemos... - dijo coqueta haciéndome sonreír.
- Pero... es una de las reglas del profesor... no tenemos que saber nada de nadie. - dije dejando de sonreír.
- Todos los que estamos aquí, es justamente por no seguir las reglas. Así que ya debes de estar acostumbrada ¿no? - sonrió y pasó sus brazos por mis hombros. Asentí y agarré su cintura. - ¿Qué esperas? ¿Vas a besarme o qué?
Me acerqué a ella y la besé. Ya sé que fue un poco rápido, pero como dije desde el segundo uno me llamó la atención.
Fin del flashback
Bueno ahora me encontraba sentada en una silla con la chica de la que estoy totalmente enamorada sobre mis piernas, suena muy normal ¿no? El único problema es si nos alejamos un poco. Estábamos atracando la fábrica de la moneda. Y eso no era nada bueno si querías tener una vida "normal" de enamoradas.
Tokio se acercó a mí y fue como en nuestro primer beso, ella sobre mí, con sus brazos sobre mis hombros, mis manos en su cintura y finalmente la besé. Solo fue un roce, hasta que ella se empezó a mover sus labios sobre los míos.
Nuestro beso subió de tono, haciendo que meta mis manos por el top que llevaba Tokio por debajo de su mono. Había bajado mis besos a su cuello y oímos la puerta abrirse, alarmándonos. Ella rápidamente se levantó, arreglando su ropa mientras que intentábamos hacer como si nada. Miramos hacia la puerta y...- Nairobi... - suspiramos las dos, relajándonos, ella era la única que sabía de nuestra relación, se había vuelto en nuestra mejor amiga.
- ¿Qué coño estáis haciendo chicas? No veis que estamos en medio de un atraco, y vosotras ahí a follar ¿no? Menos mal que he sido yo y no Berlín o cualquier otro. - dijo sería, las dos la miramos avergonzadas pero ella empezó a soltar carcajadas, confundiéndonos. - ¡Habríais visto vuestras caras! Pero de verdad, tened cuidado, no quiero que mi ship se muera. - nos guiñó un ojo y se fue.
Tokio y yo nos miramos para empezar a reírnos. Tokio volvió a sentarse en mi regazo.
- Quizás tenga razón y nos tengamos que esperar hasta salir de aquí. - le digo pensando.
- Quizás... o quizás deberías de dejar de preocuparte por todo. - sonrió. - Si tienen que descubrir lo nuestro, ¡que lo descubran mi amor! no pasa nada porque yo sé que te amo y no me voy a ir de tu lado. Ni Berlín, ni el profesor, ni nadie va a cambiar eso.
- Yo también te amo y no pienso separarme de ti. - le dije para después besarla. - Me he enamorado de ti, ¿quien lo habría dicho? que con esta situación dos personas consigan enamorarse.
- El amor no elige momento...
- El amor no elige momento. - afirmé besando su mejilla.
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