Capitulo XXVIII: Mal de amores

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Con la relación rota y los sentimientos por el suelo, lloro. Es lo único que puedo hacer. Llorar como una magdalena. El primer día no salgo de casa, cosa que mis padres agradecen y mis amigas no. Quieren que vuelva a ser la Alexandra Elle Collingwood de siempre. La que no le importan los hombres, si no la diversión. Pero no puedo. Es imposible olvidar a Rubén así de golpe. Me dedico a leer, a mirar la televisión y a comer cosas dulces que mi madre me compra. Al segundo día, pienso que lo mejor es hacer algo y salir de casa, así que me voy al gimnasio con Alice y Jess.

Como es normal, James está ahí y en cuanto me ve, viene a verme con una sonrisa. Seguramente, se alegre que venga con mis amigas y no con Rubén. Cuando se acerca me abraza y me dice:

-          ¿Qué le pasa a mi deportista favorita?

-          Mal de amores, James. – Dice Jess como si le conociera de toda la vida. Les presento a mis amigas y él sigue:

-          ¿Quién ha sido, Alex? ¿El chico con el que estabas el otro día?

Asiento y sin querer dar más información, nos despedimos de él y pasamos el día en las maquinas, el jacuzzi y la piscina. ¡Bendita agua! Al salir, James me espera en recepción con su traje de baño y una camisa de tiras. Al verme, me para y me pregunta:

-          ¿Quieres ir el viernes al cine? Yo invito, por supuesto.

Sonrío y lo abrazo bajo la atenta mirada de mis amigas y las dos recepcionistas que se mueren porque él las abrace como me abraza a mí. ¡Celosas! Salgo del gimnasio con una sonrisa y mis amigas, sorprendidas por mi cambio de humor, dicen:

-          ¡Joder, llego a saberlo y te traigo a la hora de cortar con Rubén! – Se ríe Jess.

-          ¡Ya ves, tía! ¡Ha cambiado más rápido de humor que yo de pendientes! – Se alegra Alice.

-          Chicas, ¿no querías que sonriera? ¡Pues toma sonrisa!

Sonrío y las tres nos reímos. ¡Estamos como cabras! Al tercer día, Justin pregunta por mi ánimo. Sabe que Rubén y yo hemos roto y me apoya en todo. Me dice de quedar pero no quiero, hoy haríamos seis meses con Rubén. ¡Me niego a quedar con otro chico! Me disculpo y me invento alguna excusa. Parece que se la cree porque cambia de tema y pasamos la tarde hablando. Y de noche, con los ojos rojos de tanto llorar en silencio, mis padres se despiden de mí con el corazón roto y se van a la cena de empresa, que tenían pendiente. Al cabo de unos minutos, alguien llama al timbre y pienso que es mi madre que se ha dejado alguna cosa, pero cuando abro mis ojos casi se salen de mis orbitas al ver a Justin en la puerta con una pizza y una película en sus manos:

-          ¿Quién quiere ver una divertida película y comer una deliciosa pizza?

Levanto la mano en señal de respuesta, sonreímos y entra en mi casa. Pasamos la noche riendo y haciendo tonterías, hasta que llegan mis padres y Justin se va. Le acompaño a la puerta y antes de irse, besa mi mejilla y dice:

-          Sonríe, pequeña. Estás más guapa.

Ángel EndemoniadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora