Hola hola! Esto esta apuunto de terminarsee! Estoy on fire con terminar novelas, to loca jaja Espero que os guste, besos.
Laters, baby
¡Vamos a por ti, Rubén! Llego a su casa como alma que lleva el diablo. Si llego a Barcelona en tres cuartos de hora. Lo sé, todo un récord. ¡No sé cómo no me he matado por la autopista!
En fin, llego a su casa y llamo al timbre. Me abre la puerta un enfadado, cansado y rabioso Rubén. Al verme, su cara parece relajarse un poco, pero enseguida me dice con el tono de voz ronco y frío:
- ¿Qué quieres, Alexandra?
- Hablar contigo, Rubén. Lo que has visto no es lo que parecía. James es un buen amigo y se ha tomado la libertad… - Pero me corta enseguida.
- ¡Me da igual, Alex! Has tardado cuatro días en substituirme, cuando yo en cuatro días no te he sacado de mi cabeza. – Grita con el corazón roto.
- Yo tampoco te he sacado, pero no me podía pasar los días llorando en casa y sin salir. ¡Quiero vivir! – Le grito de contestación.
- ¿Y yo no te lo permito? ¿Tan mal estabas conmigo para que ahora me digas esto? ¡Venga, Alexandra! ¡Por favor! – Se ríe sarcásticamente.
- No es eso, Rubén. Has visto una escena entre amigos y ya has sacado tus conclusiones sin antes decirme algo. ¿Por qué no confías en mí? – Pregunto esperanzada.
- ¿Ahora quién no confía en quién? ¿A que duele? ¡Pues te aguantas! – Se burla.
- ¡RUBÉN, CALLATE! NO QUIERO QUE DIGAS NADA MÁS Y ME ESCUCHES. LA CONFIANZA SE GANA, EL AMOR SE GANA Y TÚ Y YO NO PODEMOS CON ESO. Necesitamos tiempo, mucho tiempo. Tenemos que asimilar que no podemos estar juntos, que cada uno es diferente y que las cosas por una vez que las tengas no van a durar para siempre. Lo siento, pero así es la realidad. – Le grito y explico todo lo que he querido decirle.
- Lo que más me duele es que yo por ti daría mi vida y tú no darías ni un segundo de tu tiempo. – Sentencia frío.
¿Le grito o le pego? Opto por lo primero:
- ¡RUBÉN, POR DIOS! No es así, yo también daría mi vida por ti, pero no podemos prometernos amor eterno si a la primera pelea, desaparecemos por cuatro días y al último, nos volvemos a pelear. Entiéndeme, no somos compatibles. Para una noche, somos lo mejor el uno para el otro pero para estar en una relación no. – Grito de nuevo. Me voy a quedar afónica.
- ¿Y qué me dices de estos seis meses? Si, se que ayer cumpliríamos seis meses. No soy idiota. – Dice con la voz rota, las manos temblorosas y los ojos cristalizados.
Y una lágrima cae por mi mejilla. No quiero llorar pero no lo soporto. Y lloro como he llorado estos días. Mis piernas no lo aguantan y caigo al suelo delante de él. Al principio, no hace nada pero cuando reacciona, me abraza y me levanta del suelo en volandas. Me deja en el sofá y me abraza de nuevo. Me acuna como a una niña pequeña y cuando me repongo, me separo de él y digo:
- Lo siento, las hormonas, la presión y todo. Perdona. – Me disculpo.
- Tranquila, rubia. Todos podemos tener un mal día. – Dice sonriendo.
- Así que… ¿amigos? – Pregunto esperanzada. Suplico al cielo para que los gritos y lo que nos hemos dicho, nos haya hecho recapitular.
- Claro, rubita. Pero si algún día nos vemos de fiesta no me niegues un beso, ¿vale? – Pregunta coqueto. ¡Este es mi juguetón!
Asiento y para su sorpresa, lo beso. Es un último beso, es una despedida. Voy a levantarme pero me suplica que me quede, pero me niego. Quiero dormir en mi cama y él lo entiende. Se despide de mí en su puerta, y después de repetirme mil veces que vaya con cuidado, vuelve a besarme y dice encima de mis labios:
- No sé si seré capaz de olvidarte. Siempre me quedará el recuerdo del dulce tacto y sabor de tus labios. Cuídate, rubia.
Le devuelvo la palabra y vuelvo a besarle. Me giro y me meto en mi coche. ¡Hay que volver a la realidad!
ESTÁS LEYENDO
Ángel Endemoniada
RomanceMe llamo Alexandra Elle Collingwood y con 20 años recién cumplidos mis amigas me han bendecido con el sobrenombre de Ángel endemoniada. La verdad, ya sé el porqué de ese apodo pero no tendría gracia si yo os lo contara. Es mejor que ellos (los hombr...