Luego de que yami terminara de desayunar, tomó sus cosas mientras que yugi se acomodaba el cabello frente al espejo que tenía en la sala.
—Ya me voy —Se acercó y lo abrazó por detras mientras colocaba un delicado beso en su mejilla.
El menor río tiernamente y se acurruco en su pecho.
Tomó su rostro con ambas manos y lo acercó a sus labios, deposito un lindo pero corto beso en los labios de yami.
—Vamos hasta la parada del bus juntos.— tomó su chaqueta—Pero yo tengo que tomar distinto bus.—
—Esta bien —Sonrió levemente.
Ambos salieron de la casa y caminaron directo hacia la parada.
En medio del camino, él mayor abrazó a yugi y este Enrojecio,
Ya que tenían la mirada encima de varias personas.
—No te dejes intimidar.—
—Pero... —Agachó la mirada.
—¿Enserio? —Fruncio el entresejo.—Bien, no te obligare a nada, lo siento. —
Yugi lo miró
—Lo siento...—
—Esta bien, no importa —Rió de costado para no hacerlo sentir mal.
Pero yugi lo notó al instante,
Yami soltó su mano de la del menor, su mirada sólo estaba en el frente, a lo que yugi se sintió mal.
Era su culpa de que él estuviera así, era la primera vez para yugi, no sabía como reaccionar.
—Te quiero —Hizo una pausa—Mucho.—
Yami sonrió y giró su mirada hacia él
—Yo también —Pausa—Y mucho.
Yugi ignoró su alrededor y se acercó a yami, dejó un corto beso en sus labios y siguió caminando.
Yami sonrió felizmente mientras lo miraba de reojo.
Al llegar a la parada, el bus de yami ya estaba allí.
Los jóvenes se despidieron con un beso corto y él mayor subió rápidamente al bus.
Yugi quedó en la parada esperando al suyo.
Llegó enseguida y subió.
Le gustaba viajar, se despejaba cuando lo hacía.
Al llegar a la cafetería, entró y se sentó en una mesa que estaba posicionada a lo último, cerca de una gran ventana.
Sacó su celular y le escribió al rubio
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Justo al terminar de guardar su celular, un rubio se sienta en frente de él.
—Buenos días princeso —Una sonrisa se dibujó en su cara.
Yugi rió y lo saludó también.
—Buenos días... —Risa—No se que decir—
Él rubio comenzó a reírse y derrepente se levantó de la mesa.
—Ya vengo, voy a pedir dos cafés y algunas medialunas —Acarició el cabello de su amigo.
☆
Joey trajo las bandejas y se sentó.
—Puedes contarme lo que sea, me preocupo por ti joey —
—Verás yugi, es complicado... —Sobó su nuca.
—¿por qué? Sabes que yo no diré nada. Además también tengo que contarte algo... —Se encogió de hombros.
—Bien bien, escucha... lo diré de una vez por todas.—suspiro—Estoy enamorado de Tea —desvío su mirada.
—¿¡De Tea!?... de verdad no me lo esperaba, bueno se me hacía un poco raro que ustedes fueran a todos lados.
—Yo la llevaba a pasear a todos lados, le decía que me acompañara porque me sentía mal y quería despejarme, pero en realidad sólo quería verla a ella.—Sonrió débilmente.
—Eres guapo y muy buen chico, tal vez también sienta lo mismo... y lo siento, No sé dar buenos consejos. pero siempre estaré aquí para apoyarte en todo amigo. Eso tú lo sabes muy bien —Sonrió dulcemente.
—Gracias Yugi, lo mismo digo. Pero no creo, me ve como un simple amigo, supongo.
—¿Y No piensas decirle? —Sorbio su café.
—No —Suspiró.—Se alejará de mi... en fin, ¿qué es lo que tu querías decirme?— Lo miró
—Bueno... también es difícil. Estoy enamorado de alguien de nuestro grupo... —Sonrió apenado.
—No Me digas que de...¿Tea?— levantó sus cejas de sorpresa.
—¡No, no, no! Para nada. Joey... es- es yami—Al decir esto, sus mejillas se pusieron extremadamente rojas.
—¿¡Yami!?... y...¿qué pasó? ¿le haz dicho?, de verdad no me lo esperaba.—
—Él se me confesó él día que vinieron a mi casa—Suspiró.—Yo también lo hise, así que ya nos hemos besado... y ambos estamos felices...—Sonrió.
—¿¡De verdad!? Nunca me lo hubiera imaginado. Pero Me alegro mucho por ti amigo, por los dos —Sonrió alegre.
—Gracias... oye, debes decirle, no te lo guardes... Tea es muy dulce, y ustedes son muy unidos, no creo que deje de hablarte por algo así —Miró a su amigo a los ojos.—Al menos has el intento, sólo dile lo que sientes, ve dándole indirectas.
—No, yugi. Dejaré que estos sentimientos se pasen y nada más.—
—Se que no puedo obligarte a nada, pero con hacer el intento no pierdes nada.
—Si, su amistad —bufó.
—Si de algo estoy seguro, no dejará de hablarte. Pero Bueno, está en tu decisión—Le dedicó una sonrísa.
