♦♠ III ♣♦

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Kim NamJoon, era un pobre adolescente perdido tras la muerte de sus padres. Lloraba día y noche, no comía, apenas dormía y eso le llevaba a estar débil todo el tiempo, por durante semanas.

- Joven, por favor, Coma.

- N-no... No tengo hambre. -

- Joven, detengase, por favor, volvamos a casa. -el hombre hala a NamJoon del brazo para meterlo al auto.

- Deja que tome un poco más. - frunció el ceño mientras se zafaba del agarre con dificultad.

- Por favor, esta expuesto, es por su seguridad. - NamJoon negó y tomó un trago.

- ¿Y que más da? -Movió su mano de un lado a otro llamando al bartender. - Dame otro trago.

- ¿Lo mismo? - NamJoon negó.

- Un Mojito Amargo. -sonrió al bartender al este asentir y luego ir a hacer lo suyo.

- Un... Señor Kim NamJoon. - el mencionando miró al sirviente de reojo con molestia. - vayamos a casa en este instante.

- No. -

- Señor, por favor. Esta mal, tiene los ojos rojos e hinchados de tanto llorar. - susurró el sirviente a NamJoon.

- Estoy bien... -bajó la mirada y al tener su trago en frente comenzó a tomarlo con gusto. - Deberías probar esto.

- Mi vida ya es lo suficiente amarga para tomar eso. -dijo con molestia, NamJoon lo miró. - No ha comido bien eso sin mencionar que ayer ni hoy a comido como debería y se sale de la casa para venir a tomar como un demente. Sé lo que hace, como ya no es un niño se niega a ir al funeral de sus padres y prefiere estar aquí emborrachándose hasta más no poder y tenga que arrastrarlo a la casa. Usted es él único que va a ese funeral y va a ir. Me dijo que le llevara y eso voy a hacer, me importa muy poco su estado.

- Ya debo superarlo. -

- Sí, bueno, así no lo hará. -

Al NamJoon acabarse su bebida y pagar fue arrastrado casi al auto. Jaló del sirviente y se aferró a él.

- No quiero ir, llévame a casa... - el hombre asintió y subió a NamJoon al auto para luego subir él e ir a casa.

Al llegar, NamJoon era un desastre, tropezandose con todo.

- Joven, ¿Qué hace? - preguntó el sirviente al notar que NamJoon buscaba algo casi de manera desesperada.

- Dejé aquí una botella de whisky sin abrir. -alborotó más su cabello.

- La guardé en otro lugar. - NamJoon suspiró caminando a su habitación.

Al entrar quitó su ropa superior y desabotonó su pantalón, para dejarse caer en la suave y cómoda cama con finas sabanas. Acomodó las almohadas y tiró otras junto con alguna sabana y luego se cubrió hasta la cabeza.

- Joven vengo con agua para usted. -

- Déjame solo, no quiero que me hablen o me acompañen. - susurró con la voz entrecortada.

- Sí, Joven. - la puerta se cerró segundos después, NamJoon miró a la puerta y se abrazó y poco después quedó dormido.

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- ¡NamJoon! - el llamado acarició sus sienes y miró la puerta que fue abierta. - ¿Como te atreves a golpear a mi esposa?

NamJoon apoyó su cabeza en sus manos y miró a su tío con seriedad. No estaba de humor para muchas cosas ese día, aparte del dolor de cabeza que tenía, debía atender muchas cosas más importantes que la histeria de su tío.

- No es mi culpa que se haya ganado la bofetada que bien merecida tenía desde hace mucho tiempo. ¿Quién demonios se cree en llegar a mi casa y cuestionar lo que hago por su seguridad e insultar a mi madre? -

- ¿Insultarla? Tu madre era una perra, superalo, NamJoon. -El chico se levantó sosteniendo una de sus armas.

- No me obligues jalar del gatillo, Tío. Tengo muchas cosas que hacer como para lidiar contigo. - El hombre negó levemente.

- No dispararías, soy tu única familia, NamJoon - El de 23 rió levemente con sarcasmo.

- ¿Qué te apuestas a que halo el gatillo? Y ¿Mi única familia? ¿Tú? -NamJoon negó. -  No, yo no tengo familia, Tío, ustedes me abandonaron, no estuvieron para mi cuando más los necesitaba, no son nada. Lo único que compartimos es nuestro apellido y nada más.

Bajó su arma y la puso entre su cintura y pantalón. Caminó a la puerta de su despacho y abrió la misma para salir.

- Marchate lo más pronto posible, no te quiero volver a ver a no ser que alguno necesite algo del otro. Negocios, me refiero, nada más. -salió, dejando la puerta abierta.

NamJoon escuchó pasos apurados detrás y luego un grito casi desesperado, sintiendo después un fuerte empujón que hizo se golpeara la cabeza y se quejara, casi maldiciendo a quien lo hizo; pero al sus ojos analizar la escena, su corazón dió un vuelco y saltó varios latidos ahora necesarios.

- Llama al médico. -susurró y la sirvienta que estaba a pocos pasos del lugar corrió a buscar al médico, sin oír el hilo de voz que NamJoon había soltado. - ¿Qué demonios acabas de hacer?

Gritó con molestia y confusión, estaba asustado. El hombre que se hacía llamar su tío había intentado golpearle la cabeza con un candelabro. Se acercó al sirviente y con delicadeza apoyó su cabeza en sus piernas mientras su tío trataba de escapar.

- Oye... - suspiró -no debiste hacer eso, idiota.

No encontró otra manera de hablarle al sirviente, estaba preocupado; pero no era de estar enseñando sus emociones con facilidad.

- Joven Kim... -el señor rió y suspiró. - Es mi deber cuidar de usted, Joven Kim.

- Bueno ni tanto, me empujaste y me golpee. E-estas herido... -

- ¡Jefe, encontramos a este tratando de escapar! - NamJoon miró a su tío que trataba de zafarse con fuerza.

- Encierralo en el sótano, mientras me ocupo de él quiero que le den su maldito merecido por tratar algo en mi contra, ¿Entendido? - Los dos hombres de seguridad asintieron para llevarse al mayor.

- No tiene que hacer eso, Joven Kim. -

- Guarda silencio. - poco después el médico llegó, llevaron al sirviente a su habitación y lo atendieron con suma delicadeza.

Todos en esa casa sabían lo importante que era ese hombre para Kim NamJoon. Siempre fueron muy unidos y a pesar de que NamJoon no se expresaba del todo, ellos comprendían que era con quien único más cómodo se sentía.

¿Apostamos? {NamJin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora