Cookie chips

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Cookie Time!
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Los días después de navidad transcurrieron lentos en la casa de los Carter, Peggy al ver la inminente pérdida que se les venía encima había tomado una licencia desentendiéndose por completo de Shield y del mundo entero para poder estar con su familia y ser el pilar ante la tempestad.

Steve en apenas unos días se había ido marchitando como una flor al ser cortada y aunque el estado de ánimo del rubio había mejorado mucho y se le podía ver más sonriente los periodos en los que permanecía despierto poco a poco se habían ido espaciando cada vez más.

-No, no quiero más gelatina de limon Peggy...-

Se quejó el rubio viendo el pequeño platito de gelatina de limon como si esta le ofendiese en lo más profundo.

-¿y entonces que quieres?...-

Ella le sonrió aceptando la negación ya con cierta resignación, ya había llegado al punto en que si Steve le pedía helado de desayuno ella se lo serviría gustosa sin poner pega alguna.

-creme caramel... -

Ella enarcó una ceja y una sonrisa ladeada de formó en sus labios, Steven al otro lado de la cocina dejó escapar una risa divertida pues esa era una receta que le salía pésimo a Peggy.

-Ya lo hago yo... esta noche habrá creme caramel de postre-

Le guiño un ojo al otro rubio y Peggy sonrió aliviada.

Asi fue como los días transcurrieron entre muchos cuidados y muchos momentos en familia, el tema de Tony se había convertido prácticamente en un tabú dentro de la casa pues nadie quería incomodar al rubio.

Una semana más tarde justo el 31 de diciembre un portal brillante de chispas anaranjadas se abrió en la habitación de Steve a media noche dejando pasar a un doctor Strange quien lo observó con una sonrisa suave en los labios, esa noche Steve se había ido a dormir temprano pero hacía un par de minutos simplemente se había despertado y ahora veía la nieve caer a través de su ventana.

-Stephen... Hola...-

Le devolvió la sonrisa y el mago se acercó para sentarse a su lado en la cama.

-ha sido una buena vida, no?-

Le pregunto en un susurro calmado.

-Si, lo ha sido... gracias...-

-no, no hay nada que agradecer capitán... yo, en realidad se lo debía... -

Steve ya no respondió y en cambio volvió la vista a la ventana. Después de un par de minutos Stephen volvió a hablar rompiendo el cómodo silencio en que se habían sumergido.

-aún nos queda una última misión capitán...-

Le susurró y Steve se sorprendió de cierta forma pero terminó asintiendo en acuerdo.

-una última misión antes de partir y poder ir a casa... debemos hacer un último viaje. Alguien necesita el escudo y la seguridad de saber que es el indicado para seguir con el trabajo...-

Steve no entendió enseguida pero luego sus ojos se posaron en el escudo guardado aún en su funda. Lo había mantenido oculto bajo su cama todos estos días pero la melancolía le había ganado esa noche y lo había sacado para poder observarlo con cierto mimo.

-Es un regalo...-

-Lo se... y te prometo que esta vez no se romperá... este jamás se romperá...-

Un par de rápidos movimientos con sus manos y un hechizo rodeó por completo el escudo que brilló por un par de segundos con una luz dorada para luego volver a apagarse como si nada hubiese sucedido.