5.

600 95 81
                                    

.

.

JunMyeon se recarga en la puerta del aula vecina, viendo como con el pasar de los minutos salían todos los chicos. Por un momento creyó que no iba a encontrarlo, pero sus pupilas se dilatan al verlo sonreír de esa manera que tanto le repugnaba.

Se abre paso entre los demás y toma el cuello de su camisa con brusquedad, sorprendiendo a los amigos del contrario.

–¿¡Qué mierda te sucede!? —reclama pero JunMyeon no está para juegos y entre jaloneos y tirones, lo lleva a una zona vacía del pasillo.

Los minutos pasan y JunMyeon no dice nada, tan sólo mira por encima de la barda del pasillo a los demás alumnos caminar de un lado a otro. JongDae no sabe si romper el silencio o no, pero la atmósfera se estaba volviendo bastante incómoda, sin mencionar que nunca le agradó el otro.

–¿Quieres decirme el por qué estamos aquí? —pregunta y JunMyeon frunce el ceño.

Le desagrada.

–ChanYeol se irá al extranjero. —deja caer la bomba.

JongDae siente como su mundo se viene abajo. Eso no puede ser posible, JunMyeon debía de estar bromeando.

–¿Qué?

–Lo que escuchaste, se irá al extranjero. Desde hace tiempo le habían ofrecido muchas oportunidades en universidades extranjeras por el buen desempeñó que tenía tanto académico como con el básquetbol pero no las iba a tomar porque quería quedarse en Corea junto con su familia. —JunMyeon titubea, porque le duele saber que su amigo se marchará—. Pero por alguien, decidió irse.

JongDae traga en seco, su pecho duele pero sabe que no se compara a lo que ChanYeol estuvo sintiendo todo este tiempo. Ahora lo sabe. Ahora que es muy tarde.

–¿Realmente me ama? —pregunta, aunque suena más como una afirmación.

JunMyeon ríe por lo bajo, sabía que JongDae era alguien lamentable pero no imagino que tanto.

–¿Y tú no?

Touché.

Debería de estar negándolo y riéndose, porque su principal objetivo siempre había sido el ser amigo de ChanYeol y ver que tanto podía jugar con su sensibilidad tal y como lo había hecho con otras personas. Irónicamente terminó perdiendo en su propio juego, porque el que terminó enamorándose desde un principio fue él, siempre había sido él.

–¿Cuando se va? —pregunta, pero le aterra saber la respuesta.

–Hoy al medio día.

Eso le cae como balde de agua fría. Si tiene suerte, sólo si la tiene, podría alcanzarlo. Pero el tiempo es quien lo está alcanzando a él y se llevaría todo lo que no ha podido decirle.

Que lo ama, lo ama demasiado y no sabe que sería de su vida si él decide irse.

⚡⛈


El boleto con destino a Canadá se arruga ligeramente entre sus manos.
La fila en el aeropuerto es larga, pero saber que en cuestión de minutos estará abordando en aquel avión, dejando atrás todo lo que alguna vez amó.

Es gracioso como hasta hace un par de semanas creía que nunca tomaría esa oportunidad que le proporcionaba aquella universidad, pero sus padres lo entienden porque siempre han querido lo mejor para él, pero en el fondo le duele dejarlos, a ellos, a JunMyeon y a él.

Irónicamente la vida parecía estar siempre en su contra al tener que recordarle a cada minuto sobre la existencia de JongDae. Porque a pocos metros de él, puede jurar que ahí está, parado en medio de toda la multitud de personas, buscándolo.

¿Tan mal está que ahora alucina con él?

Pero sus miradas se cruzan y JongDae corre hacia él, sin importarle que la fila para el último papeleo avanza.

–¡ChanYeol! —grita con todas sus fuerzas y el mencionado comprende que no alucina, es real. JongDae está ahí.

JongDae se ve agitado, debió de haber corrido demasiado para llegar hasta acá. El corazón de ChanYeol se remueve, es débil, siempre lo había sido. Una sonrisa se dibuja en su rostro porque le emociona saber que ha ido a buscarlo, pero los recuerdos de hace días regresan a su mente dejándole un amargo y doloroso sabor de boca.

¿Qué sentido tendría dejarlo todo por alguien que no lo amará de la misma forma?

Por alguien que lo único que ha hecho es lastimarlo.

Ama a JongDae y posiblemente lo seguirá amando por mucho tiempo más, pero es ahora cuando decide que se amará primero a sí mismo.

Es por ello que renuncia a sus impulsos de darse la vuelta y regresar a él como antes lo hubiese hecho y camina, ignorando los constantes gritos dolorosos a su nombre.

–¿Conoce a aquel chico? —pregunta la chica encargada de revisar sus documentos.

ChanYeol le da una última mirada JongDae, quien se ve abatido, preocupado, roto.

–No.

Y con una sonrisa en su rostro avanza por aquella puerta y ahora es él quién lo deja sólo.

Porque JongDae no es el arcoiris que apareció después de la tormenta, es aquel rayo que apareció para iluminar por escasos momentos la oscuridad de la misma para después volverla más fuerte, más intensa, más triste.

Fin.

The storm and the lightning. [ChanChen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora